Un SU-30SM.
Evgeny Yepanchintsev/RIA NovostiDesde 2014 Moscú ha llevado a cabo una modernización a gran escala de todo el espectro armamentístico de la península: desde sistemas de misiles costeros y sistemas de defensa antiaérea hasta buques y submarino con misiles de crucero Kalibr.
Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, la base de la Armada de Crimea se alquiló a Moscú, pero todas las reformas en su contenido, desde los buques hasta el último cartucho, debían acordarse con el parlamento de Kiev.
Según el excomandante supremo de la Flota del Mar Negro, Ígor Kasatónov, la política de Ucrania en este periodo estuvo centrada en expulsar a Rusia de Crimea. Sin embargo, tras la reunificación de la península en 2014, la situación cambió por completo y se inició una reforma de la flota a gran escala.
“De repente comenzamos a modernizar la Flota del Mar Negro con buques de la serie 11356 y con submarinos diésel-eléctricos del proyecto 636.3 Varshavianka. Todos ellos cuentan con misiles de crucero Kalibr y ya han participado en la campaña de Siria”, comenta el oficial.
Pero estos son solo una parte del conjunto de armas que se han desplegado en Crimea en este tiempo.
El año pasado llegaron a la región buques de guardia de la serie 11356 en los que figuran instalados misiles de crucero Kalibr, con un alcance de hasta 2600 km. Medio año después del inicio de su servicio, algunos de ellos se unieron a la operación de la flotilla del buque Almirante Kuznetsov en Siria.
En 2015 a la Flota del Mar Negro llegaron dos pequeños buques de misiles del proyecto 21631 Buyan-M. Se trata de buques multipropósito que, a diferencia de sus “hermanos mayores”, pueden operar en zonas de poca profundidad y cerca de la costa del Mar Negro y del Mediterráneo. Estos buques están equipados con plataformas A-190, sistemas antiaéreos Duet y misiles antibuque Oniks.
El complemento de estos barcos serán las corvetas de misiles del proyecto 22800 Karakurt, así como buques de salvamento y remolcadores. Además de ello, el buque insignia de la Flota del Mar Negro, el crucero de misiles de la guardia Moskvá, se modernizará en 2018.
En total, la Flota del Mar Negro ha recibido más de 40 buques y embarcaciones auxiliares y en 2016 fue la flota que más barcos recibió de toda Rusia.
En octubre de 2016 apareció en la región el sexto submarino diésel-eléctrico del proyecto 636.3 Varshavianka con misiles de crucero Kalibr a bordo. Sin embargo, la compra de armamento se adelantó a la construcción de la infraestructura necesaria para este.
De este modo, actualmente en Novorossiisk (a 1500 al sur de Moscú) se lleva a cabo la construcción de los últimos muelles para estos submarinos. Por ahora se encuentran atracados cuatro de ellos, y los dos restantes deben permanecer de servicio en el agua.“Otra desventaja de la nueva base son las condiciones geográficas, ya que está expuesta a los vientos procedentes del norte, de las montañas del Cáucaso. Estos vientos pueden alcanzar una fuerza capaz de destruir las casas costeras e incluso pueden arrastrar a un barco hasta la costa” –comenta el coronel retirado y analista político de TASS Víktor Litovkin. Según el experto, Rusia está construyendo un nuevo túnel en las montañas del Cáucaso para reducir la amenaza de estos peligrosos vientos.
Un año después de la reunificación de la península a Rusia, el distrito militar recibió 30 cazas pesados multipropósito de generación 4++ Su-30SM. Este vehículo puede detectar y acompañar hasta 15 objetivos aéreos y abrir fuego contra cuatro de ellos al mismo tiempo.
La carga militar del avión alcanza las ocho toneladas. En sus 12 de puntos de anclaje se pueden instalar misiles guiados de clase aire-aire, bombas aéreas no guiadas, etc. Estos aviones están llamados a sustituir a los bombarderos Su-24 que prestan servicio en la península actualmente.
A principios de año, los sistemas de defensa antiaérea S-400 comenzaron a “cubrir” el cielo de la península. A ellos se unieron en la región sistemas de misiles Pantsir-S. Según los expertos militares, el “paraguas” antimisiles de la región recibirá próximamente sistemas Buk-M2 y Tor-M2.
Desde el mar, el estrecho del Bósforo en la parte rusa está protegido por sistemas antibuque Bastión y Bal. Estos sistemas están armados con misiles subsónicos de baja altura Kh-35, capaces de derribar objetivos a una distancia de 130 kilómetros bajo cualquier circunstancia climática.
“Crimea es un punto estratégico en la defensa de Rusia. Quien controle la península, controla todas las aguas del Mar Negro y lo que sucede en los países costeros. En cualquier momento Rusia puede activar la flota y detener una posible invasión de su territorio”, declara el analista militar del periódico Izvestia, Dmitri Safónov.
Según el experto, el “estancamiento postsoviético” y la tensión en las relaciones internacionales han obligado al Ministerio de Defensa de la Federación Rusa a llevar a cabo una modernización urgente de toda la infraestructura militar de la península.“Actualmente existe un conflicto con la OTAN debido al sistema del Escudo Antimisiles y a la futura base de la alianza en Bulgaria. Si no encontramos el modo de entendernos, la carrera armamentística en la región podría reforzarse y esto tendría consecuencias para la economía de nuestros países”, opina el analista.
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