A finales de los años 80, la URSS e Irán suscribieron cuatro grandes acuerdos militares que convirtieron al país persa en uno de los principales compradores de armamento ruso. Irán recibió entonces cazas, bombarderos y sistemas de defensa antiaérea soviéticos que actualmente todavía siguen en uso.
Harán falta cinco años hasta que se levanten completamente las sanciones impuestas a Irán y sentar las bases que permitan la cooperación en este sector. Sin embargo, este país ya está adquiriendo productos que no están sujetos al embargo con la aprobación de la ONU.
Actualmente, Rusia suministra a Irán sistemas de guerra electrónica para la aviación, sistemas de defensa antiaérea y misiles antitanque guiados, además de modernizar los equipos soviéticos que el ejército iraní mantiene en servicio. Durante el salón aeroespacial MAKS, Rusia e Irán suscribieron un acuerdo para la adquisición de equipos de aviación por valor de 21.000 millones de dólares. En opinión de los expertos, el potencial de colaboración entre Moscú y Teherán es mucho mayor.
El equipamiento armamentístico de Irán está formado, principalmente, por piezas desfasadas de ingeniería militar y armamento del periodo de la Guerra Fría; por esta razón, los expertos creen que el país persa está interesado en toda la gama de armas e ingeniería militar moderna que pueda comprar a Rusia.
“Irán necesita efectuar un rearme completo, puesto que el país no tiene capacidad para organizar una producción de estas características. Incluso la India, que en este sentido está un paso por delante de Irán, no puede renunciar de este tipo de cooperación”, declaró a RBTH Alexander Jramchijin, vicedirector del Instituto de Análisis Político y Militar.
Teherán anunció recientemente la formación de un nuevo escuadrón integrado por los ‘modernos cazas nacionales Saegheh’, aunque los expertos creen que, en realidad, se trata solo de una modificación del modelo F-5 Tiger, ya obsoleto.
Se observan casos parecidos tanto en la Armada como con las existencias de misiles del ejército iraní. La flota de buques de superficie también se ha quedado desfasada. Está compuesta por modelos antiguos adquiridos por el Shah en las décadas de los 60 y 70 a EE UU y Gran Bretaña, y que ahora Irán está tratando de fabricar por su cuenta.
La potencia militar de Irán no se ajusta a sus ambiciones en política exterior, lo que le impide afianzar su influencia política y militar en Oriente Próximo. Por tanto, considerando el deterioro de las relaciones con Arabia Saudí, Irán no puede esperar cinco años y tratará de eludir las sanciones.
Según el analista militar de Lenta.ru, Konstantín Bogdán, tras el levantamiento de las sanciones Irán ya no se regirá por el modelo de las monarquías del Golfo, que adquieren armamento moderno a cambio de petróleo. Lo más probable es que su modelo de cooperación técnico-militar con Rusia se sitúe entre el caso de Argelia y el de la India, fomentando la localización de la producción y el montaje.
La experta en asuntos de Irán del Instituto NIU VShE, Yulia Sveshnikova, es más prudente en sus previsiones sobre el potencial de cooperación militar entre Rusia e Irán y advierte de un exceso de optimismo, pues la relación entre Moscú y Teherán está marcada por la desconfianza desde que Rusia no entregó los sistemas de misiles S-300, y retomar el contacto requerirá tiempo. “Considerando la experiencia previa, Irán espera que finalmente se cumpla este contrato para recuperar la confianza en un ámbito tan importante. Esto constatará la disposición real de trabajar juntos en el ámbito técnico militar”, opina la experta.
Rusia e Irán refuerzan sus relaciones
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