Algunos responsables iraníes han tratado de mitigar las repercusiones de la demanda contra Rusia. Fuente: AFP Eastnews
Irán ha presentado una demanda de unos 4.000 millones de dólares contra Rusia en la Corte de Arbitraje de Ginebra, debido a la negativa rusa de entregar el sistema de misiles tierra-aire S-300. Por su parte, el gobierno ruso ha declarado que dejará de apoyar a Irán a nivel internacional si no se retira la demanda.
Según afirman fuentes del gobierno ruso: “Los hemos apoyado, adoptando un enfoque constructivo en las discusiones sobre su programa nuclear, y es así como nos lo pagan”. Esa misma fuente definió la demanda judicial como “inapropiada” y a los iraníes como “desagradecidos”. Fuentes de la administración presidencial afirman que la posición de Moscú se ha vuelto aún más rígida, ya que el asunto de la demanda ha pasado de la esfera legal a la política.
“Hemos dejado claro a Irán que las demandas judiciales no ayudan al desarrollo de nuestras relaciones, pero nuestras solicitudes para que estos documentos se retirasen del tribunal fueron ignoradas”, dijo la misma fuente. Añadió que este asunto ha obligado al gobierno ruso a tomar medidas, es decir, Moscú está dispuesta a dejar de apoyar a Teherán en su programa nuclear. “Antes de la próxima reunión de los seis mediadores internacionales, trataremos una vez más, de que se escuchen nuestras razones mandando a Teherán una delegación del gobierno. Si Irán se vuelve a negar a escucharnos, tendrá que resolver en solitario sus problemas nucleares en la escena internacional”, dijo el funcionario del Kremlin. Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso confirmaron que esta era la línea que se les había marcado a sus diplomáticos para el diálogo con el país persa.
Las autoridades rusas esperan que esta táctica funcione, ya que Irán necesita desesperadamente el apoyo de Rusia a nivel internacional. La responsable de política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, confirmó que la siguiente ronda de negociaciones sobre el programa nuclear iraní estaba prevista para finales de agosto. Todavía no se ha fijado fecha para la reunión del Grupo de los Seis, pero se espera que el 22 de agosto se celebren en Viena conversaciones entre los responsables iraníes y representantes del Secretariado de la OIEA (Agencia Internacional para la Energía Atómica), según fuentes cercanas a este Secretariado de la OIEA. Este encuentro será decisivo para el desarrollo del diálogo en el Grupo de los Seis.
Tras la última reunión en Moscú del Grupo de los Seis al completo, que no produjo resultados, fuentes cercanas a la delegación estadounidense afirmaron que los EE UU no veían motivos para volver a intentar una solución al conflicto por vía diplomática. Por el contrario, apostaban por aumentar la presión mediante nuevas sanciones. Pero si las negociaciones cesaran de una vez por todas, esto convencería a los sectores más duros de Israel de que no hay nada de malo en atacar Irán.
Moscú siempre se ha opuesto a las sanciones, propugnando en su lugar negociaciones con Irán. “La posición de Rusia, que ha reiterado en cada encuentro, es que el problema iraní debe ser resuelto únicamente con medios diplomáticos. Irán se ha beneficiado de esto”, dijo Alexánder Kolbin, un experto del Centro PIR.
Diferencias en las cifras
Algunos responsables iraníes han tratado de mitigar las repercusiones de la demanda. El embajador de Irán en Rusia, Seyed Mahmoud Reza Sajjadi, dijo que Teherán estaba tratando de recuperar 900 millones, no 4.000. Los 3.000 millones extra eran un “castigo a Rusia”, añadido por la Corte de Arbitraje de Ginebra “sin el conocimiento de la parte iraní y contra su voluntad”.
La Corte de Ginebra no ha comentado la situación, aunque los abogados están de acuerdo en que es inconcebible que un tribunal de arbitraje modifique una demanda o determine los daños antes de que se emita una sentencia. “Los mediadores no pueden comentar los detalles de un caso antes de la sentencia”, dijo Denís Arjipov, socio principal del bufete de abogados Egorov, Puginski, Afanasiev y Asociados.
Los expertos creen que la cifra de la demanda podría haberse incrementado solo si, además de los 900 millones, valor inicial del contrato de los S-300, Irán hubiese reclamado daños y perjuicios a su reputación comercial o daños morales, y hubiese pedido a la corte que los determinase a discreción. Rajab Safarov, director del Centro de Estudios Iranís Contemporáneos, un gabinete estratégico cercano a Teherán, sugirió que Irán querría que Rusia fuese penalizada por contactos de fechas tan remotas como 1995, “cuando se congeló la cooperación militar y técnica entre Irán y Rusia”.
“Cuando el importe de los daños se deja a la discreción del tribunal, los mediadores establecen previamente una cantidad para determinar la tasa que recibirán por el arbitraje”, dijo Dmitri Cherniakov, socio gerente del bufete de abogados Muranov, Cherniakov y Asociados. Añadió que esto se hacía para evitar disputas sobre los honorarios y echar para atrás a los demandantes frívolos. “La tasa de arbitraje se deposita ante el tribunal con antelación y es un requisito previo imprescindible para nombrar a los mediadores y empezar el juicio”, explicó Cherniakov.
Todo esto sugiere de manera indirecta que este significativo aumento en la cifra de la demanda no podría haberse dado sin el conocimiento de Irán.
Moscú todavía mantiene la esperanza de que la cuestión se resuelva adecuadamente. “Las negociaciones empezaron de una manera escabrosa, pero esperamos poder resolverlo mediante un acuerdo extrajudicial y amistoso”, dijo otra fuente del Kremlin.
El contrato para suministrar los sistemas de defensa aérea S-300 a Irán fue firmado a finales de 2007. Rusia debía entregar cinco baterías de sistemas de misiles antiaéreos S-300 PMU-1, con un valor de alrededor de 800 millones, pero el expresidente ruso, Dmitri Medvédev, firmó un decreto para la implementación de la cuarta resolución de sanciones del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, del 9 de junio de 2010, que prohibía proporcionar a la República Islámica los sistemas S-300, así como carros armados, aviones de combate, helicópteros y buques.
EE UU y otros países occidentales, así como Israel, sospechan que Irán está desarrollando armas nucleares tras la fachada de un programa nuclear pacífico. Teherán ha refutado las acusaciones, insistiendo en que su programa nuclear se dirige exclusivamente a cubrir sus necesidades de energía eléctrica. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha adoptado cuatro resoluciones que imponen sanciones a Irán. Además, numerosos países y diversas organizaciones han aprobado unilateralmente varias resoluciones que exigen la transparencia total del programa nuclear iraní y pruebas de sus propósitos pacíficos.
Artículo publicado originalmente en Kommersant.
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