El precio del divorcio para los oligarcas rusos

Román Abramóvich llegó a pagar 300 millones de dólares a su exmujer. Fuente: Reuters

Román Abramóvich llegó a pagar 300 millones de dólares a su exmujer. Fuente: Reuters

Para los hombres más ricos del país las separaciones suelen ser costosas. El habitual que tengan que dividir las propiedades y entregar grandes sumas para la manutención de los hijos, además de convertirse muchas veces en un enredo legal.

Vladímir Potanin ocupa el 7º puesto en la lista Forbes de millonarios rusos, con una fortuna calculada en 14.300 millones de dólares. El 25 de febrero, el Juzgado de Asuntos Menores anuló formalmente el matrimonio con su esposa Natalia, obligando al exmarido a pagar la manutención del hijo de la pareja, menor de edad. Los medios ya han informado de que esta pensión asciende a unos 8,5 millones de rublos (235.000 dólares) al mes, pero el abogado de Natalia Potanin, Philip Riabchenko, aún no ha confirmado la cifra.

“Se establece que el dinero para la manutención de los hijos sea un cuarto de las ganancias y de cualquier otro ingreso”, declaró Riabchenko al corresponsal de Profile. “El señor Potanin aún no ha proporcionado información sobre sus fuentes de ingresos, por lo que todavía no se han realizado pagos”. Por tanto, finalmente el importe de la pensión podría diferir de los mencionados 8,5 millones de rublos.

Tan pronto como se le concedió el divorcio, Vladímir Potanin presentó una demanda para la división de bienes en el tribunal del distrito Presnenski, en Moscú. Según el abogado del empresario, Marina Ivanova, su exmujer, podría recibir unos 250 millones de rublos (unos 76 millones de dólares) en propiedades y dinero.

Pero la exmujer asegura que le corresponde más dinero. “De los comentarios del abogado de Potanin, podríamos concluir que no está dispuesto a concederle a su esposa más del 0,5 % del total de la enorme fortuna familiar. Dado que una propuesta tal no puede ser considerada honesta, y que Potanin ha estado ocultándole a su esposa la composición y estructura exacta de sus propiedades, hemos tomado medidas para requerir transparencia en esta información”, explicó el abogado, Philip Riabchenko. Los abogados de Potanin ya han empezado a buscar los bienes de la exmujer en el extranjero. En particular, tribunales de EE UU han autorizado que se rastreen sus propiedades en cinco estados. Los representantes legales de Vladímir Potanin han declinado realizar comentarios sobre en qué punto se encuentra esta búsqueda.

  

Vladímir Potanin junto con su exesposa Natalia. Fuente: PhotoXpress

Recordemos que el año pasado el presidente de Interros anunció que había decidido donar su fortuna a instituciones benéficas, uniéndose así a la llamada “Promesa del dar” (The Giving Pledge), un club de multimillonarios creado por Bill Gates y Warren Buffet. Según las reglas de este club, sus miembros donan por lo menos la mitad de su fortuna a obras benéficas y prometen no transmitir su capital mediante herencia. Comentando su decisión, Potanin dijo que donaba su dinero para que sus hijos no careciesen de motivaciones en la vida debido a su gran fortuna. Sin embargo, en opinión de los expertos, a menudo las donaciones son un modo de acaparar activos con vistas a su venta y a la liquidación de la empresa.

Los divorcios de los oligarcas, bombas de relojería

 

Elena Mordashova. Fuente: Kommersant

Con el tiempo, una de las partes puede retomar el proceso, como en el caso del presidente de Severstal, Alexéi Mordáshov (con una fortuna estimada en 12.800 millones de dólares, 11º en la lista Forbes). Se divorció de su mujer, Elena, en 1996. Según los términos de su acuerdo, Mordáshov pasaba una pensión de 500 dólares a su hijo además de 6.000 dólares al año. Además, la exmujer se quedó con un apartamento de dos dormitorios en Cherepovets y propiedades por valor de 10 millones de dólares. En este acuerdo, ella renunciaba a los derechos sobre las demás propiedades que habían tenido como pareja.

Pero cinco años más tarde, Elena decidió revisar los términos del acuerdo. En 2001 presentó ante el tribunal Nikulinski de Moscú una demanda por el 32,5 % de las acciones de Severstal, una cuarta parte de los ingresos mensuales de Mordáshov y más de 500 millones de rublos (unos 14 millones de dólares) como pensión. Durante la instrucción del caso, se llegó a secuestrar las acciones de Severstal. Pero en el proceso, Mordáshov consiguió probar que la mayor parte de sus ingresos fue obtenida tras el divorcio. La exmujer del oligarca perdió el juicio y se vio obligada a pagar al tribunal el 1,5 % del valor de la demanda. Elena terminó debiendo al Estado 213 millones de rublos (de los que los alguaciles solo consiguieron recuperar medio millón, aproximadamente).

Mordashov cree que detrás del ataque de su exmujer estaban sus rivales. Pero, guste o no, el precedente demuestra que las separaciones de los oligarcas se pueden convertir en novelas por entregas. 

Un divorcio ejemplar

Quizá la historia de divorcio más feliz para la parte femenina es la de Irina, la exmujer de Román Abramóvich. El empresario, cuya fortuna se calcula en 10.200 millones de dólares (13º en la lista Forbes), fue el más generoso. El divorcio de Irina, con la que el Román vivió 16 años y con la que tuvo cinco hijos, le costó 300 millones de dólares más la manutención de todos los gastos de los niños. Además, la exmujer recibió una mansión en el condado de West Sussex, dos apartamentos en Londres y un castillo en Francia. Los negocios quedaron completamente en manos de Abramóvich. Sin embargo, su exmujer no parece tener quejas; pero estos casos son la excepción más que la regla.

Publicado originalmente en ruso en Profile.

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