La energía de Crimea sigue en manos de Ucrania

Michael Klimentyev/TASS
La península, que lleva casi dos semanas sin electricidad, ha logrado restablecer parte de su suministro eléctrico. ¿Por qué el Gobierno ruso no ha podido reaccionar a la interrupción del suministro por parte de Ucrania? ¿Están a salvo los ciudadanos de Crimea de otros colapsos relacionados con la infraestructura?

Un nuevo “puente energético” une Crimea con el resto de Rusia desde el 2 de diciembre. La ceremonia de apertura se convirtió en un gran motivo de alegría para los ciudadanos dela península el algo meramente simbólico.

De los 500 megavatios de potencia que necesita Crimea (los 500 megavatios restantes los produce la península con sus propias instalaciones), por este nuevo puente circulan solo 200, la línea de suministro por ahora funciona al 50 %.

De todos modos, incluso una vez resuelto el problema del suministro eléctrico, el suministro de agua seguirá dependiendo de Ucrania. En agosto de 2015 muchos balnearios de Crimea vivieron una auténtica pesadilla cuando se quedaron sin reservas de agua potable.

Oscuridad en Crimea

ReutersReuters

La desconexión del suministro tuvo lugar el 22 de noviembre, cuando un grupo de activistas ucranianos detonó todas las torres de alta tensión de Ucrania dirigidas hacia Crimea, provocando un bloqueo energético. En aquel momento, según un acuerdo firmado con Rusia, Ucrania suministraba a Crimea el 80 % de toda la electricidad necesaria.

Por extraño que parezca, dada la tensión existente entre los dos países, el suceso fue totalmente inesperado para los ciudadanos, que se vieron obligados a limitar el suministro a las mínimas instalaciones posibles (particularmente hospitales).

Los ciudadanos se quejaron de la escasa cobertura telefónica, únicamente había dos horas de electricidad al día, la gasolina comenzó a agotarse y en las estaciones de servicio empezó a verse a gente empujando sus coches.

El gobierno se vio obligado a resolver esta emergencia mediante el envío a la península de un gran volumen de generadores diésel y construyendo a toda prisa el nuevo “puente energético” desde Kubán (al sur de Rusia).

Por qué no se instaló antes el cable de suministro

Muchos expertos y habitantes de la península se han mostrado indignados por la ineficacia del Ministerio de Energía y han preguntado por qué no se tendió antes el cable de suministro eléctrico, ya que la península volvió a formar parte de Rusia en marzo de 2014, hace más de un año y medio.

Según el ministro de Energía, Alexander Novak, se han producido varios problemas para lograr construir el puente energético, un cable que pasa por la profundidad del estrecho de Kerch (formado por 4 líneas de 13,5 km cada una). En Rusia no se fabrican cables de este diámetro y la mayoría de los posibles socios extranjeros se negó a suministrar material por motivos políticos. Finalmente, se acabó comprando el material en China. La embarcación encargada de la instalación no llegó a Kerch desde Shanghái hasta el 11 de octubre y comenzó a tender el cable el 18 de octubre.

Además, el puente energético prevé la construcción de líneas de alta tensión y nuevas subestaciones en la región de Krasnodar y en Crimea. El coste total de estas obras asciende a unos 700 millones de dólares.

Imposible conseguir agua

La situación del suministro de agua resulta bastante más compleja. Si Ucrania decide cortarlo, Moscú solo podrá resolver este problema a corto plazo.

Crimea consume cerca de 2.000 millones de metros cúbicos de agua al año, de los cuales el 80 % se destina a usos agrícolas. En unas condiciones climáticas normales, Ucrania suministra por el Canal de Crimea del Norte 1.000 millones de metros cúbicos, el resto se obtiene de pozos y embalses. Si por alguna razón los embalses no logran llenarse, Ucrania envía hasta un 85 % del agua consumida en la península.

Según el Ministerio de Agricultura, si hay algún problema con el suministro se podrían perder hasta 120.000 hectáreas de cultivo, lo cual se traduciría en 5.000 millones de rublos (alrededor de 75 millones de dólares) y 180.000 puestos de trabajo.

El año pasado el gobierno de Crimea declaró que en el noreste de la península podrían encontrarse grandes reservas subterráneas de agua dulce. Sin embargo, podría entrañar ciertos riesgos ecológicos. “Si comenzamos a consumir este agua subterránea sin estudiar bien la situación, podría acabar siendo agua salada”, comenta el presidente del Comité de Política Agraria, Ecología y Recursos Naturales del Consejo Estatal de Crimea, Yuri Shevcheko.

La única alternativa completa al Canal de Crimea del Norte pasa por construir plantas desalinizadoras. El coste total de un proyecto de construcción de este tipo podría alcanzar los 800 millones de dólares, y los costes de producción de agua potable oscilarían entre los 20 y los 35 céntimos de dólar por metro cúbico.

Otra opción es la construcción de un acueducto desde Kubán, con un coste de más de 1.000 millones de dólares. No obstante, ninguno de estos dos proyectos se encuentra ni siquiera en fase preliminar.

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