La publicación de información sin verificar marca el debate político.
ReutersLa colección de documentos, de 35 páginas en total, reunida por un agente de los servicios de inteligencia británicos no identificado que colabora con los adversarios políticos de Trump, contiene acusaciones potencialmente dañinas relacionadas con los asuntos personales y financieros del presidente electo de EE UU.
El dosier incluye conjeturas sobre las dimensiones de los intereses comerciales de Trump en Rusia y la sórdida suposición de que los servicios de inteligencia rusos podrían haber “grabado a Trump participando en una orgía durante un viaje a Rusia” y haber usado esta grabación para chantajear al presidente de EE UU.
Según uno de estos documentos, Michael Cohen, abogado de The Trump Organization, se reunió con representantes del gobierno ruso en Praga.
Cohen presentó una imagen su pasaporte escaneado con el siguiente pie de foto: “No he estado en Praga en mi vida.”
Según declaraba al grupo mediático europeo POLITICO, “el informe es impreciso”, añadiendo que “nunca me he reunido con ningún político ruso. Nunca he estado en Rusia”.
POLITICO también señala que “los detalles de estas revelaciones siguen siendo turbios y no están verificados”.
Los motivos de Ben Smith, editor jefe de BuzzFeed, para publicar esta colección de acusaciones son cuestionables. Smith se tomó la molestia de explicar su decisión para publicar el artículo en un comunicado para su personal: “Para que los estadounidenses puedan formarse una opinión propia”.
No obstante, admitía que la demostración de estas alegaciones requerirá el testimonio de testigos clave que han sido “silenciados” (¿por quién?), así como que algunas de estas conjeturas son “potencialmente inverificables”.
Se ha revelado que los reporteros de BuzzFeed de EE UU y Europa investigaron las acusaciones, pero no lograron ni verificarlas ni desmentirlas.
Entonces, ¿cuáles son los beneficios de ofrecer estas declaraciones sin comprobar a la gente de EE UU y el resto del mundo?
¿No entraría este “turbio” dosier en la categoría que muchos hoy censuran de las “noticias falsas”?
La intención de estos manipuladores cercanos a la administración que abandona el poder en EE UU parece arrojar nuevas sombras sobre las prioridades de la política exterior propuestas por el presidente electo.
Los cuatro columnistas de POLITICO (Eli Stokols, Shane Goldmacher, Josh Dawsey y Michael Crowley) aciertan en sus indicaciones del propósito de esta publicación: “…alimentar las críticas con la intención de bloquear la reconciliación con Rusia que planea Trump”.
La agenda alternativa de Trump para la política exterior prevé basarse en el diálogo con Moscú. Este cambio se opone a la inarticulada doctrina militar de la administración de Obama manifestada en las 26.171 bombas lanzadas solo en 2016 (72 bombas al día, o tres bombas cada hora) más el irresponsable programa de drones de la CIA heredado de la presidencia de Bush al que Medea Benjamin, cofundadora de Codepink, llama “Matar por control remoto”.
Presentar a Trump como una marioneta del Kremlin o un cliente dependiente que debe favores a los oligarcas rusos tiene como propósito sabotear su legitimidad y limitar sus posibilidades de reiniciar las relaciones con Moscú.
Después de los primeros disparos de esta guerra de desinformación, los estrategas de Moscú deberían seguir el consejo del ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, quien sugiere que Gran Bretaña debería perseguir “una política de doble enfoque, de compromiso y vigilancia” respecto a Rusia.
Sorprendentemente, este rebelde a cargo del Ministerio de Exteriores del Reino Unido, pese a sus reiteraciones de que Rusia “es capaz de todo tipo de juego sucio”, admitía que “… sería una insensatez seguir demonizando a Rusia o intentar castigarla en un rincón”.
No obstante, los clanes políticos neoliberales de Europa no piensan aceptarlo. Las próximas elecciones en Holanda, Francia y Alemania podrían revelar un aumento de la popularidad de nuevos partidos que demostraría que estos no han perdido el contacto con la gente.
El miedo a perder su electorado y, por tanto, el poder, a manos de las fuerzas políticas alternativas, podría inducir a los adversarios del resurgimiento nacionalista a seguir demonizando a Rusia y a Putin personalmente para explicar por qué su credibilidad se reduce gradualmente.
Más peligrosa resulta la posibilidad de que las campañas de odio y saboteo se utilicen para desafiar los resultados de las elecciones si estos no satisfacen las expectativas de los líderes del “proyecto globalizador”.
Parece que las noticias falsas y las campañas de caza de brujas dominarán el paisaje electoral de 2017 en Europa.
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