La ronda de negociaciones de 14 horas entre el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, finalizó con unas declaraciones en las que ambos diplomáticos aseguraban que Moscú y Washington habían logrado por fin un consenso en el problema sirio.
El alto el fuego comienza hoy para todas las fuerzas enfrentadas excepto los terroristas. Además, los dos países crearán un centro conjunto para tareas de diferenciación entre terroristas y oposición moderada, coordinarán el suministro de ayuda humanitaria y acordarán los ataques contra los rebeldes.
Para Rusia, que apoya en la guerra civil siria al presidente Bashar al Asad, y Estados Unidos, que se muestra a favor de un cambio de gobierno en el país, no ha sido fácil llegar a un acuerdo. El encuentro entre Lavrov y Kerry en Ginebra ha sido el quinto desde el inicio del verano de 2016 y en cada una de estas ocasiones los ministros han debatido activamente acerca del problema sirio. Los medios de comunicación consideran esta decisión, tomada tras un proceso de negociaciones largo y complicado, como un gran avance.
Serguéi Karagánov, decano de la facultad de economía y política mundiales de la Escuela Superior de Economía, también opina que el acuerdo es un hito importante en la crisis siria. “Rusia ha propuesto en numerosas ocasiones coordinar las acciones en Siria, pero EE UU desechaba esta posibilidad. Ni siquiera habían intercambiado información — comenta Karagánov a RBTH— . Y ahora por primera vez se coordinarán las acciones militares y de otro tipo”.
Según el politólogo, Moscú y Washington se toman más en serio que nunca la cooperación, y esto significa que su acuerdo tiene más posibilidades de hacerse realidad y de garantizar un verdadero alto el fuego que los antiguos intentos (el anterior alto el fuego se declaró el 27 de febrero, pero la situación fue revertida rápidamente y la guerra se reanudó).
Los expertos subrayan que el pacto entre Rusia y Estados Unidos, pese a ser un paso importante, no garantiza la interrupción de la guerra civil siria, en la que están implicados muchos países de una forma u otra: Turquía, Irán, Arabia Saudí, las agrupaciones kurdas, etc.
“Por ahora no existe ningún acuerdo documentado entre las partes enfrentadas en las que estas garanticen que están dispuestos a aceptar lo que hemos acordado con los estadounidenses”, recuerda el arabista Vladímir Ajmédov, investigador del Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de Ciencias.
Ajmédov opina que el siguiente paso necesario es reforzar el acuerdo alcanzado por Moscú y Washington mediante la aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad de la OTAN apoyada, en primer lugar, por los países de Oriente Próximo implicados en el conflicto. “Si Rusia y Estados Unidos actúan solos, el proceso de paz podría alargarse demasiado”, opina Ajmédov. Según el experto, sería un error considerar que Moscú y Washington pueden resolver el problema sirio solos, sin la participación de las fuerzas regionales.
Serguéi Karagánov, por su parte, opina que las negociaciones entre las partes del conflicto serán largas y difíciles. “En cualquier momento puede ocurrir algún imprevisto”, señala el experto.
Vladímir Ajmédov recuerda a RBTH que a las dificultades del conflicto sirio se añaden la campaña militar de Turquía al norte del país, así como la participación de las tropas iraníes, Hezbolá y otras fuerzas extranjeras. Según Ajmédov, los esfuerzos de Rusia y Estados Unidos deberían dirigirse no solo a la eliminación de los terroristas, sino también a la retirada del país de todas las tropas extranjeras.
Otro factor que puede influir en el desenlace del conflicto sirio es el cambio en el gobierno de Estados Unidos tras la salida de Barack Obama. La nueva administración, según señala Serguéi Karagánov, llegará tras una campaña electoral que por primera vez en el siglo XXI está muy centrada en la oposición a Rusia.
Esto podría dificultar el diálogo entre Moscú y Washington sobre la cuestión siria, especialmente si gana Hillary Clinton. “No se descarta que en la política de la nueva administración respecto a Siria pueda influir esta extraña lucha alrededor del factor ruso en Estados Unidos”, comenta Karagánov.
Vladímir Ajmédov se muestra de acuerdo. Según él, la política exterior de Estados Unidos tras las elecciones podría cambiar y, si los acuerdos respecto a Siria no se consolidan jurídicamente, podrían acabar siendo olvidados.
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