El diputado de la Rada ucraniana, Oleg Barna, levanta al primer ministro Arseni Yatseniuk de la tribuna parlamentarias tras entregarle un ramo de rosas.
ReutersUcrania entra en otra fase de agitación política. La ruptura de la coalición gobernante puede provocar elecciones anticipadas, si no hay una nueva mayoría parlamentaria. Esta nueva situación puede afectar a las relaciones entre Rusia y Ucrania.
La semana pasada activistas de grupos radicales ucranianos bloquearon el tráfico de camiones que cruzaban el país y la respuesta rusa fue la prohibición del tráfico de camiones ucranianos.
Ucrania también anunció la suspensión temporal del tránsito de camiones rusos, lo que perjudica a las relaciones económicas con Europa, que no pasan por un buen momento a causa de las sanciones europeas.
Los analistas consultados creen que si la crisis política en Kiev se agudiza la situación empeorará. Según Vladímir Yevséiev, del Instituto de los Países de la CEI, pronto "se pasará de una fase de malas relaciones económicas bilaterales a una ruptura total de los lazos económicos".
Apesar de los sentimientos antirrusos en Ucrania, se espera una nueva ola de trabajadores migrantes procedentes de ese país. Mijaíl Pogrebrinski, director del Centro de Estudios Políticos y Gestión de Conflictos con base en Kiev, cree que esto ocurrirá si sigue deteriorándose la situación socieconómica en un contexto de confusión política. "Rusia podría enfrentarse a una llegada masiva de emigrantes y tendrá problemas para gestionarlo por sus propios problemas económicos", dice el analista ucraniano.
La situación de inestabilidad política complica, si es que no imposibilita, la implementación de los acuerdos de Minsk, llamados a resolver el conflicto en la región de Donbass.
Occidente ha condicionado el levantamiento de las sanciones a Rusia al cumplimiento de los acuerdos. Los analistas rusos creen que en unas condiciones políticas más favorables Kiev ha sido incapaz de dar pasos para cumplir con los acuerdos. Los cambios de la Constitución ucraniana, que recogen los acuerdos, está en espera de ratificación desde agosto.
"Para poder cumplir el acuerdo Kiev tiene que empezar a dialogar directamente con Donetsk y Lugansk", explica Yevséiev. De modo que se aleja la posibilidad de que a corto plazo se levanten las sanciones a Rusia.
Otra de las consecuencias del agravamiento de la crisis política es que hay más posibilidades de que se renueven los enfrentamientos violentos en la región de Donbass. Pogrebinski considera que no se puede descartar esta posibilidad, sobre todo desde la llegada al poder de los nacionalistas radicales en Kiev.
Si hay más violencia es esperable que aumente la presión de Occidente sobre Moscú, que podría ser económica y aludir al supuesto apoyo de Moscú a las regiones separatistas.
Aunque no hay consenso entre los analistas si la situación desembocará en más violencia.
El titular de Exteriores, Pável Klimkin, advirtió que la inestabilidad en Ucrania beneficia a Rusia, cuyo presidente, Vladímir Putin, abogó por un pronto fin de las "turbulencias" en el Estado vecino, condición indispensable para el arreglo del conflicto en el este del país.
Ucrania, aunque no haya una gran turbulencia, seguirá siento una fuente de tensión para su vecino del norte.
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