La estrategia rusa se enfrenta a las críticas de Washington
Ria NovostiEl 30 de septiembre, las Fuerzas Aéreas rusas empezaron a bombardear objetivos en Siria. Desde esa fecha, los aviones rusos han realizado cientos de incursiones en contra de blancos que, según mantiene el Ministerio de Defensa ruso, están relacionados con el Estado Islámico.
Sin embargo, los oficiales de EE UU han expresado sus dudas al respecto. En declaraciones a periodistas el 13 de octubre, el portavoz del Pentágono, el coronel del ejército estadounidense Steve Warren, tildó los ataques aéreos rusos de “temerarios e indiscriminados”, añadiendo que los EE UU creen que “solo una parte” de estos vuelos han alcanzado al ISIS.
Las metas de la misión rusa en Siria son tan cuestionables para los EE UU como sus blancos. “Si tras la reunión de Vladímir Putin con Barack Obama en Nueva York alguien tenía la más mínima esperanza de que las relaciones ruso-americanas mejorasen de algún modo, ahora se ha desvanecido completamente”, dice Gueorgui Bovt, analista político y miembro del Consejo Ruso para Política Exterior y Defensa.
Según Bovt, incluso en el terreno de la lucha contra el ISIS, donde debería ser fácil encontrar puntos en común, los EE UU y Rusia han hallado, por el contrario, vías para el desacuerdo.
En una conferencia de las Naciones Unidas sobre la lucha contra el terrorismo el mismo día que comenzaron los ataques, el secretario de Estado de los EE UU, John Kerry, dijo: “Hemos dejado claro que estamos seriamente preocupados de que Rusia alcance áreas donde no están operando los objetivos relacionados con el EI y Al Qaeda. Ese tipo de ataques podrían poner en duda si las intenciones reales de Rusia son luchar contra el EI o proteger el régimen de Asad”.
Rusia no niega su apoyo a Asad, pero afirma que las incursiones contra todos los grupos antigubernamentales son parte de una estrategia para frenar la vitalidad del Estado Islámico. “El objetivo de Rusia es reducir la amenaza del ISIS apoyando el esfuerzo bélico del legítimo Gobierno sirio”, declaró a RBTH Nikita Medkovich, un experto de Consejo Ruso de Asuntos Internacionales.
En una entrevista en la CNN del 1 de octubre, el senador John McCain (Arizona) denominó las acciones en Siria una “guerra subsidiaria” (proxywar) entre los EE UU y Rusia, ya que las partes en conflicto luchan con armas proporcionadas por socios extranjeros, al igual que ocurría durante la Guerra Fría.
Los expertos rusos afirman que las fuerzas gubernamentales sirias utilizan armas de fabricación rusa, pero esto no debería sorprender a nadie, teniendo en cuenta que Siria ha sido desde hace mucho tiempo un importante cliente de la industria armamentística rusa.
“La tecnología rusa que hay en el país es, en su mayor parte, legado de la época soviética”, explica Alexander Jramchijin, subdirector del Instituto de Análisis Político y Militar de Moscú. “Es lo que el ejército sirio ha tenido durante muchos años”.
Y no es ningún secreto que la tecnología militar estadounidense está siendo utilizada por la oposición. “Los EE UU proveen de armas ligeras a la llamada 'oposición moderada'. El problema es que, al final, muchas de ellas caen en manos del ISIS”, dice Dmitri Kornev, editor jefe del portal Rusia Militar.
Serguéi Karaganov, presidente del Consejo Ruso para Política Exterior y Defensa, defendió que llamar el conflicto una “guerra subsidiaria” basándose en qué armas se están usando “no tiene ningún sentido”, considerando que hay multitud de grupos luchando con gran variedad de armas. “¡Hay miles de armas diferentes en Siria!”, exclamó.
Los expertos rusos afirman que Rusia y los EE UU deberían concentrarse en sus objetivos comunes en Siria y no en sus diferentes visiones de cómo conseguirlos. “En el conflicto sirio hay muchas partes implicadas. Pero nosotros (Moscú y Washington) tenemos un objetivo común: destruir el militarismo islámico”, explicó Karaganov.
Sin embargo, los líderes políticos parecen satisfechos manteniendo sus posturas. En el foro de inversión Calling!, el 13 de octubre, Vladímir Putin comentó: “A nivel militar, hemos pedido a los EE UU que nos proporcionen información sobre los objetivos que ellos consideran que pertenecen 100 % a los terroristas y lo que hemos recibido es la respuesta de que no van a hacerlo.
Lo primero que oímos ahora mismo es que no están dispuestos a cooperar con nosotros y que estamos atacando los blancos equivocados”.
Tres días más tarde, en una rueda de prensa en la que se anunciaba un acuerdo de comunicación entre los ejércitos de EE UU y Rusia para evitar perjudicarse mutuamente en Siria, el presidente Barack Obama dijo: “Hemos llegado a un entendimiento y hemos determinado algunos canales para la comunicación. Donde seguiremos difiriendo será en el conjunto básico de principios y estrategias que estamos persiguiendo en Siria”. Lo que todavía está por ver es cómo afectarán estas diferencias en principios y estrategias al poder del Estado Islámico.
Al mismo tiempo, el pasado 20 de octubre, funcionarios de Defensa de Estados Unidos y Rusia firmaron hoy un acuerdo para que sus aviones eviten incidentes en Siria, anunció el Pentágono.
El portavoz del Departamento de Defensa, Peter Cook, anunció en una rueda de prensa que este "Memorando de Entendimiento" establece protocolos de actuación para evitar incidentes, pero no significa que ambas naciones vayan a cooperar o compartir información.
De momento, según Robert Legvol, catedrático emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia, “Siria es una guerra civil de cuatro dimensiones que estamos perdiendo todos, excepto el Estado Islámico”.
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