Hace tres años nadie podía prever la guerra de las sanciones y muy pocos pronosticaron una caída del precio del petróleo hasta los niveles actuales.
Sin embargo, ya había entonces economistas para quienes la burbuja del consumo, inflada por un petróleo más caro de lo normal y generosos pagos presupuestarios, tenía que estallaría.
Desde 2006 la proporción de los salarios respecto al PIB de Rusia iba en aumento. En el resto del mundo iba a la baja desde 2007. En cualquier caso, este indicador tenía un reflejó negativo en la competitividad y la productividad económicas. En 2014 se emparentó con la media mundial pero seguía superando a los países desarrollados (41%).
El año pasado estuvo marcado por una fuerte caída real de los ingresos, los salarios y las pensiones. También aumentó la ocupación a tiempo parcial, y todos estos índices seguirán aumentando en 2016. Los analistas rusos y los del Banco Mundial coinciden en que el nivel oficial de pobreza aumentará hasta el 16%. Las rentas del petróleo ya no serán suficientes para cubrir las necesidades de los hogares.
El Estado, las grandes empresas y la mayor parte de los hogares ya no tienen recursos para sustentar el modelo de crecimiento basado en el consumo, y tampoco se han creado instrumentos efectivos para la redistribución de la riqueza y la adaptación social. “El país se dirige hacia su nivel normal de salarios y consumo. Lo siento por la gente, pero es la realidad”, afirma el principal consejero del director del Centro de Análisis del gobierno ruso, Leonid Grigoriev.
A pesar del rápido incremento de los ingresos, la concentración de la riqueza nacional en determinados grupos sociales y regiones continúa siendo excesivamente alta y los niveles de desigualdades no ha cambiado: en 2014, el 20% de la población vivía con 7.000 rublos (en torno a los 92 dólares) al mes, y entre enero y septiembre de 2015 recibía sólo el 5,6% del total de ingresos.
Sin embargo, el nivel real de estratificación en cuanto a ingresos es mayor de lo que se suele considerar socialmente. En octubre de 2015, los participantes la encuesta “Los peligros de la percepción 2015”, realizada por la agencia Ipsos Public Affairs, consideraron que el 1% de los ciudadanos más ricos de Rusia recibían el 53% del total de ingresos, cuando en realidad, según el estudio de la agencia, este indicador es del 70%.
En opinión de los analistas, entre el 30% y el 50% de la población rusa se encontraría en la zona de riesgo de pobreza. Se trata sobre todo de niños, jubilados y sus familias, así como de empleados a tiempo parcial.
Artículo publicado originalmente en ruso en Kommersant.
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