Fuente: Alekséi Danichev / Ria Novosti
Tras el reciente conflicto en Crimea, Reino Unido y Alemania anunciaron la decisión de detener la cooperación militar con Rusia. No obstante, las sanciones de la UE en materia de cooperación técnico-militar son uno de los puntos más débiles de la 'lucha' contra Rusia. Basta decir que las exportaciones de armamento europeo no suponen más del 1% del total de los contratos de Rosoboronexport.
Rusia es, después de EE UU, el mayor proveedor de armas y equipos militares del mundo. Al mismo tiempo, las empresas rusas disponen del ciclo completo de producción, desde los elementos base hasta la inteligencia del producto. Así que, de hecho, las sanciones de la UE en materia de cooperación técnico-militar no tendrán consecuencias graves para la defensa rusa.
Sin embargo, aún existe ese 1% de los contratos. En el caso de Gran Bretaña, se refiere al suministro de material para la fabricación de uniformes militares. Como resultado de las sanciones, Londres perderá alrededor de 133 millones de dólares. Berlín suministra fusiles de francotirador y estaba ocupado construyendo un centro de simulación digital de combate en la localidad de Mulino, en la región de Nizhni Nóvgorod. El importe de la transacción asciende a los 100 millones de dólares.
Pero el mayor socio de Moscú en la esfera militar es París, del que todavía se espera un posicionamiento. Sólo un contrato por el suministro de dos grandes barcos anfibio tipo 'Mistral' debería suponer, para las empresas francesas DCNS y STX, más de 1.200 millones de euros (Moscú ya ha abonado la mitad de la cantidad). Además de esto, Francia también contaba en construir dos vehículos más de estas características ya en Rusia.
Asimismo, París participa en tres importantes contratos rusos para el suministro de vehículos blindados en la India, los cazas Su-30MKI y MiG-29K. Los ingresos en este caso ascenderían a millones de euros.
¿Quién hace regalos a quién?
Pero lo más interesante es que el complejo militar-industrial de Rusia está preparado para aceptar, de buena gana, sanciones por parte de Francia. No se trata sólo de que el Ejército ruso no necesita los buques portahelicópteros franceses (ni el ministro de Defensa ni el jefe del Estado General nunca han aclarado el propósito de esta compra). La imposición de sanciones obligaría a París a pagar una multa y permitiría construir, ya en Rusia, por lo menos cinco vehículos similares a los 'Mistral'.
De acuerdo con la explicación de la situación de las sanciones por parte de uno de los representantes de alto nivel del VPK (Comité de las Industrias de Defensa), se decidió comprar el 'Mistral' por decisión del exministro de Defensa, Anatoli Serdiukov.
Según los rumores, su compra fue un "regalo" a Nicolas Sarkozy, antes de las elecciones presidenciales, para agradecerle el apoyo a Moscú en el conflicto de Osetia del Sur en 2008. El presidente francés necesitaba salvar puestos de trabajo y, a la vez, votantes. En esos momentos, la DCNS estaba en crisis y el contrato con Moscú fue para ella un salvavidas.
Es significativo el silencio de Washington en lo referente a la imposición de las sanciones en el ámbito militar. El principal integrador de la Unión Europea perderá con ellas aún más que sus socios de la OTAN. Basta decir que la fábrica rusa VSMPO-AVISMA, de la localidad de Verjnaya Salda, suministra más del 40 % de las piezas de titanio que componen el estadounidense Boeing 787 Dreamliner. La Alianza aún conserva una base de tránsito en Uliánovsk, por la que pasa casi el 60% de los cargamentos para las tropas aliadas en Afganistán. Tanta presión sobre Moscú, al parecer no saldrá rentable a sus socios occidentales.
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