La cumbre de G20 en China.
ReutersLa decisión de Vladímir Putin de suspender el tratado con Estados Unidos sobre la reconversión de plutonio militar en combustible nuclear de uso pacífico, que ha establecido la cooperación en esta ámbito desde los años 2000, es uno de los últimos sucesos en el progresivo deterioro de las relaciones entre Moscú y Washington.
Para justificar la medida Moscú se refirió a una serie de pasos que EE UU había dado y que, según el Kremlin, infringen los intereses nacionales de Rusia. Moscú considera que los pasos dados por EE UU van dirigidos a minar la economía y los intereses de Rusia. La suspensión de la cooperación en esta ámbito de seguridad nuclear se da tras el anuncio del Departamento de Estado de suspender las negociaciones bilaterales en busca de un acuerdo para Siria, un gesto sin precedentes de desconfianza y descontento por parte de Washington.
"EE UU suspende su participación en los canales bilaterales establecidos con Rusia para mantener el cese de las hostilidades [en Siria]...Tenemos la impresión de que hemos llegado a un punto con Rusia en el que no tratamos de alcanzar los mismos objetivos", declaró Elizabeth Trudeau, portavoz del Secretario de Estado. Rusia respondió que la Administración de Barack Obama carece de voluntad y de la capacidad para mantener un diálogo detallado sobre Siria.
"La tensión entre Rusia y EE UU ha llegado a su punto más peligroso desde el punto álgido del conflicto de Ucrania en 2014-1015. Es necesario alejarse del precipicio", explica Dmitri Trenin del Carnegie Moscow Center.
Pocos días antes de estos últimos sucesos, que demuestran el antagonismo existente, expertos reunidos por el Club Internacional Valdái en la capital rusa el 30 de septiembre, avisaron a los mandatarios de ambos países que se abstuvieran de crear un enfrentamiento, ya que se corre el riesgo de llegar a un punto de no retorno en las relaciones bilaterales.
Robert Legvold, profesor emérito de la Universidad de Columbia, el exembajador británico en Rusia, Roderic Lyne y el exministro de Defensa británico Desmond Browne, hablaron con expertos rusos acerca de la situación.
El término "desconfianza" fue el que dominó el debate, y se llegó incluso a hablar de una posible "guerra híbrida" entre Rusia y EE UU en Siria. Lo más alarmante fue que pocos días después de ese evento en Moscú, se rompió uno de los pocos lazos que podía servir para restablecer las ya dañadas relaciones.
La cooperación en seguridad nuclear, según los expertos, representaba una de las pocas esferas en las que Rusia y EE UU podían mantener cierto grado de cooperación sin amenazar los intereses del otro.
Lyne, que fue embajador británico en Rusia entre el 2000 y el 2004, recordó la visita que hizo una instalación de submarinos nucleares como un esfuerzo para promocionar la cooperación mutua en este ámbito.
“Fue con mi agregado de Defensa vestido de uniforme y nos acompañaron oficiales del FSB y del GRU [servicio de inteligencia militar], y uno de ellos me hizo una foto con cruceros y submarinos nucleares".
Al día siguiente el diplomático publicó un artículo en un diario ruso en el que destacaba el esfuerzo conjunto de Rusia, Reino Unido y EE UU por superar las desconfianza que existía desde la Guerra Fría y llamaba a construir relaciones positivas en todos los ámbitos vitales para los participantes.
"Lo estábamos haciendo porque era algo que iba en beneficio de nuestros intereses comunes e involucraba a personas que habían mantenido posturas diametralmente opuestas durante la época de la Guerra Fría", explicó Lyne, para explicar su preocupación acerca de la incapacidad de responsables políticos rusos y occidentales a la hora de formular y perseguir una serie de intereses comunes, cuando la Guerra Fría desapareció hace tiempo.
Actualmente el nivel de desconfianza entre los responsables políticos de Rusa y Occidente está tan bajo como en los periodos más tensos de la Guerra Fría.
“Las relaciones entre Rusia y EE UU se han deteriorado mucho y están tan mal como en cualquier momento de la Guerra Fría", dice Legvold.
Según el experto, hay aspectos clave de aquella época que han resurgido y caracterizan el estado actual de las relaciones bilaterales. Durante la Guerra Fría ambas partes se culpaban mutuamente cuando surgía una crisis en cualquier parte del mundo y también aprovechaban para hablar de los fallos del sistema del oponente (capitalismo o comunismo).
Esta tendencia cobra intensidad actualmente, según Legvold. Mientras Moscú acusa a a los EE UU de apoyar los cambios de régimen alrededor del mundo, Washington acusa a Rusia de contar con un régimen antidemocrático.
Los expertos advirtieron de que, en caso de que las élites políticas en Washington y Moscú mantengan sus actuales posturas, se está muy lejos de una mejora de las relaciones. Si las partes son incapaces de enfrentarse al problema será prácticamente imposible cualquier tipo de acercamiento.
La decisión de Moscú de interrumpir la cooperación con EE UU sobre reconversión de plutonio militar y el anuncio de Washington sobre la suspensión del diálogo con Rusia respecto a Siria son muestras del sombrío escenario que tratan de prevenir los expertos.
En un ambiente de gran desconfianza, característico de los peores momentos de la Guerra Fría, parece que Rusia y EE UU están perdiendo el interés por mantener los contactos, incluso en ámbitos que podrían traer beneficios prácticos a ambos. Si se mantiene esta deformada forma de pensar tanto en Occidente como en Rusia, solo será cuestión de tiempo que el mundo se tenga que enfrentar a consecuencias que era mejor no tener que considerar.
Artículo publicado originalmente en inglés en Russia Direct.
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