Las estatuas de la suerte más populares de San Petersburgo

Lori / Legion Media
Tanto turistas como petersburgueses frotan las esculturas de la ciudad con la esperanza de que se cumplan sus deseos. RBTH recuerda las más populares.

Vivo al lado de la estación de metro Kúpchino, cerca de la estatua del bravo soldado Švejk. En este lugar la plaza Balkanskaia se une con la calle que lleva el nombre del escritor checo autor de “El buen soldado Švejk”, Jaroslav Hašek. La Primera Guerra Mundial, en la que participó el personaje de Hašek, empezó en los Balcanes. Actualmente Švejk, un bravo checo borrachín que peleó contra Rusia y que todo lo que le encomendaban terminaba en una catástrofe absurda, presta ayuda a los petersburgueses.

Por la mañana, cuando todos se apresuran al trabajo, prácticamente uno de cada diez le pasa la mano por la nariz al soldado para que le vaya bien el día.

Foto: Grigory KubatianFoto: Grigory Kubatian

En los pocos minutos que estuve mirando la escultura, le tocaron la nariz por lo menos diez veces.

Llega una mujer cansada cargada de bolsas, jadeando y con el semblante serio, se acerca a Švejk, deja las bolsas en el suelo, le frota la nariz, luego rodea la estatua formando un círculo y deja caer algo a una jarra de cerveza que el pícaro de bronce esconde tras su espalda.

— Perdone, ¿eso es un ritual? —le pregunto acercándome.

— Nada especial, —contesta desconcertada. — Dicen que da suerte, que trae dinero. Siempre le echo una moneda a la jarra.

La suerte al alcance

Los rusos les agarran la nariz a las esculturas para tener suerte. También les dan la mano, les tiran de las orejas, les dan palmaditas en la espalda y se sientan en sus rodillas, por lo que en las figuras de bronce se forman rozaduras brillantes en los lugares más inesperados.

A veces se trata simplemente de bromas, como las que los cadetes hacen sacándole brillo a los testículos del caballo de Pedro I o las de los estudiantes del Instituto Tecnológico de San Petersburgo, que sienten debilidad por la notoria nariz del gran químico ruso Dmitri Mendeléiev, cuyo busto se encuentra delante de la facultad de Química.

Foto: Grigory KubatianFoto: Grigory Kubatian

A menudo las estatuas del famoso poeta Alexander Pushkin, del líder soviético Vladimir Lenin o del fundador de San Petersburgo, Pedro I, se encuentran en un inexpugnable pedestal bajo guardia. Aunque también se pueden sacar fotografías abrazándose a ellas.

Ahora está de moda ser guía. Se sabe que solo en San Petersburgo hay unos 5.000 guías titulados y se desconoce cuántos trabajan de manera ilegal. Todos ellos recomiendan a los turistas “frotar para que se cumplan sus deseos”. Estos no se lo piensan y obedecen. ¿Y si fuera verdad?

Cómo brindar con una estatua

Ostap Bender, el personaje principal de las novelas de Ilf y Petrov, “Las doce sillas” y “El becerro de oro”, se encuentra en la calle Italiánskaia, ha corrido la misma suerte que Švejk.

Foto: Grigory KubatianFoto: Grigory Kubatian

A juzgar por el brillo, su notoria nariz también parece tener poderes mágicos. Y de paso también la silla, el armario, la carpeta con documentos y el talón de la pierna izquierda. Todo este brillo es mérito de los ciudadanos que se acercan a la estatua para fotografiarse con este personaje, conocedor de más de 400 maneras relativamente honestas de hacerse con el dinero de la gente.

A 15 minutos andando de Ostap, en la calle peatonal Málaya Sadóvaia, hay una escultura del fotógrafo Karl Bulla.

Foto: Grigory KubatianFoto: Grigory Kubatian

Sobra decir que su nariz es igualmente sagrada y venerada. A sus pies yace un puñado de monedas que dejan para tener buena suerte.

En esta misma calle hay estatuas de gatos a la altura de una segunda planta. De un lado está la calle Elisa; del otro, Vasilisa. Si lanzas una moneda que alcance al gato también tendrás suerte, felicidad y riqueza.

No obstante, el objeto arquitectónico más popular donde echan monedas es el pájaro de la canción cómica “Chizhik-Pyzhik” a orillas del río Fontanka, junto al castillo Mijáilovski.

Foto: Ria NovostiFoto: Ria Novosti

Todos los turistas intentan meter una moneda en Chizhik. Se dice que al tirador más certero se le cumplirá su deseo. Algunas veces han llegado a robar la estatua para que hiciera la realidad los deseos en persona.

— Llevo viniendo a San Petersburgo 15 años y siempre vengo aquí, —dice un joven de cabello oscuro con gafas y que tiró al Fontanka toda la chatarra que llevaba encima. Una de las monedas aterrizó al lado de Chizhik, lo cual significa que ya puede estar contento hasta el año que viene.

Alcanzar al pájaro de bronce es difícil, pero algunos se las han ingeniado para hacerlo. Los jóvenes atan un vaso de vodka con una cuerda, lo bajan y brindan con el pico. Hay que tener en cuenta que el vodka es el atributo principal en la canción sobre Chizhink: “Chizhik-Pyshink, ¿dónde has estado? Bebiendo vodka en el Fontanka”.

Los deseos son una atracción con la que los guías turísticos y vendedores ganan dinero desde hace mucho tiempo. ¿Qué puede hacer una persona normal y corriente a quien la suerte ha decidido no acompañar? Pues cogerla por su nariz de bronce.

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