Fuente: Alekséi Danichev / Ria Novosti
La oleada de bancarrotas empezó a mediados de julio, cuando se declaró en quiebra uno de los principales operadores turísticos de más solera de Rusia: la compañía Neva. La agencia de viajes, según la información disponible en su sitio web oficial, cada año enviaba a más de 720.000 turistas en vuelos chárter a muchos de los destinos turísticos más populares. En el momento de declararse en bancarrota se encontraban en el extranjero 7.000 turistas veraneando con vouchers de la compañía. El punto álgido de la crisis llegó con la caída de la empresa Labirint, que perjudicó a un total de 60.000 turistas.
España está acusando la caída del turismo ruso. Las cifras oficiales apuntan a una caída del 14% durante el mes de junio, que se incrementó hasta un 18% en julio y se acercará al 20% de descenso en agosto, según las previsiones del sector. Cataluña concentra el 60% de todas las visitas. Baleares, Andalucía y Canarias son también destinos populares. En el 2012, el turismo ruso creció un 40% y en el 2013 un 32% hasta superara los 1,5 millones de visitantes.
Irina Tiurina, portavoz de prensa de la Unión de la Industria Turística de Rusia (RST), ha declarado en repetidas ocasiones que la actual temporada es aún más difícil que la de la poscrisis del año 2009. Según la experta, la causa principal de la oleada de quiebras financieras en el mercado turístico obedece, en primer lugar, a la inestabilidad de la situación política. Han agravado la situación tanto el debilitamiento del rublo como el runrún mediático sobre las sanciones, lo que ha hecho que muchos rusos se pararan a pensar en detalle la opción de viajar a Europa y llegaran por sí mismos a la conclusión de que el viejo continente limitaría la emisión de visados, aunque esta lógica no se corresponda con la realidad.
De este modo, la presencia de rusos en lugares de recreo y de ocio, tanto europeos como asiáticos, ha caído en picado. Según Irina Schegolkova, representante de Rosturizm, la demanda de vacaciones en el extranjero disminuyó un 20-25%. Especialmente en relación con los países europeos. Además, los rusos temen quedarse sin dinero en su destino vacacional, bien por causa del riesgo de bancarrota del turoperador, bien porque las sanciones lleguen a afectar hasta tal punto a los bancos que estos opten por bloquear las tarjetas de crédito de sus clientes. “Es una señal muy alarmante que claramente indica que hay problemas en la industria turística”, dice Irina Schegolkova.
Según datos de la Agencia Federal de Turismo de Rusia (Rosturizm), en este momento quedan en el extranjero aproximadamente 6.000 rusos perjudicados por el cese de la actividad de las compañías turísticas (al principio de la crisis la cifra ascendía a 25.000). El colapso en el mercado turístico es comparable por tamaño al de 2009, después de la gran recesión que sufrió Rusia, una de las más profundas de la historia de la industria de viajes de Rusia.
Las superofertas y los viajeros independientes
El problema fundamental es económico. Con el negocio turístico en Rusia se obtiene una rentabilidad baja, el margen de ganancias asciende, como media, a un 3.5%. “Es un negocio basado en el flujo y como cualquier otro negocio similar, supone una negociación permanente y la gestión de riesgos”, dice Alexéi Vysokánov, director general de la compañía turística Multitur.
En realidad, muchas compañías recompran plazas en vuelos chárter y reservan habitaciones en hoteles, revalorizando significativamente los volúmenes de flujo turístico. Precisamente por este motivo en el mercado también ha surgido una gran cantidad de viajes a precios tan ajustados que no aportan beneficios a las agencias turísticas. Si la cantidad de estas superofertas a precios muy rebajados se mantiene en el 15-20 % del total del negocio de la agencia de viajes, aún puede aspirar a mantenerse a flote, pero en este momento, según los expertos, las superofertas a precios reventados ya alcanzan el 50 %, lo que supone un grave escollo para las cuentas de la compañía.
Además, conforme a las valoraciones de los expertos, este año se ha observado una nueva tendencia entre los turistas rusos: ya no reservan con antelación sus viajes y prefieren esperar las ofertas de última hora para adquirir sus vacaciones.
Ciertos analistas mencionan también otra causa que explica las bancarrotas: los turistas han aprendido a reservar plazas hoteleras, gestionar sus visados y comprar billetes de viaje por su cuenta. Según algunas valoraciones, los turistas que viajan por cuenta propia ascienden ya aproximadamente a un tercio de todo el flujo turístico que sale al extranjero de vacaciones.
Sin embargo, no todos los actores del mercado perciben esta nueva realidad como una amenaza. “Estos turistas son una gota en el mar, además para los destinos de playa sigue siendo más ventajoso comprar paquetes turísticos que organizarse uno mismo el viaje”, dice Alexéi Vysokánov. De media, el coste de los destinos de playa sale un 30% más barato con billetes de hotel y vuelos chárter comprados mediante agencia.
Por lo demás, circula otra versión extraoficial de lo ocurrido: podría ser que estas bancarrotas estuvieran acordadas de modo premeditado y que en realidad estuvieran motivadas por el deseo de salir de un negocio que ha dejado de aportar beneficios. El Comité de Instrucción de Rusia ha aceptado a trámite cinco causas contra las compañías turísticas, incluidas Neva y Labirint. A este respecto se están efectuando investigaciones.
Un cambio radical en el sector
Después de esta serie de bancarrotas ha surgido el debate sobre la necesidad de reformar el sector. A tal efecto se ha creado un grupo de trabajo gubernamental.
La Agencia Federal para el Turismo de la Federación de Rusia ha propuesto que se reduzca la cantidad de actores en este mercado. Ya ha trascendido que se examinarán propuestas relativas a aumentar el capital de entrada para constituir nuevas compañías, en particular, el capital social para registrar la empresa, así como el aumento de las cuotas a la asociación Turpomosch (Tourayuda, en español, fondo de los turoperadores turísticos para prestar ayuda urgente a los turistas en viaje), y la introducción de varios tipos de licencias para las compañías. De momento en Rusia se precisa una única licencia para emprender la actividad en el sector turístico.
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