Historias místicas sobre las esfinges de San Petersburgo

Las Noches Blancas han llegado a la ciudad del Nevá. Es uno de los momentos más especiales del año. Fuente: Lori / Legion Media

Las Noches Blancas han llegado a la ciudad del Nevá. Es uno de los momentos más especiales del año. Fuente: Lori / Legion Media

Oficialmente, las Noches Blancas de San Petersburgo duran del 11 de junio al 2 de julio. Ciertamente, es un periodo muy largo: en el pasado, las farolas no se encendían antes del 16 de julio, de modo que San Petersburgo se alumbraba con la luz natural del crepúsculo. No es poesía; es la realidad del breve verano peterburgués.

Las esfinges del malecón Universitétskaya

Cuando hablan de las 'Esfinges de San Petersburgo', los rusos se refieren a las esculturas egipcias adyacentes al puente Blagoveshchenski (de la Anunciación). Ocupan el primer lugar en lo que respecta a antigüedad, valor artístico y mera belleza. Encajan tan perfectamente en el paisaje que a nadie le resulta extraño que uno de los emblemas de esta ciudad del Norte sea la cara del faraón Amenhotep III, que murió hace 3.500 años.

Con la doble corona del Alto y Bajo Egipto, las esfinges vigilaban su santuario de Tebas, pero poco a poco fueron cubiertas por la arena. De allí las desenterró el arqueólogo griego Atanaisis a principios del XIX.

El cónsul británico trasladó las estatuas a Alejandría. Allí estuvo a punto de venderlas al egiptólogo francés Champollion, pero no llegaron a cerrar el trato. Así, Andréi Nikoláevich Muravev, funcionario diplomático y escritor de Juventud pía, sobre los que peregrinan a lugares sagrados, superó, en nombre del Tesoro ruso, todas las demás ofertas por las esfinges. Las estatuas fueron embaladas en celdas especiales y viajaron desde Alejandría a San Petersburgo.

No sorprende que estos monstruos arcaicos, con sus rostros hieráticos, estén rodeados de numerosas leyendas y especulaciones místicas. Existe la creencia de que mirar una esfinge provoca locura, incluso locura política: en 1938 el Komsomol de Lengorstroitrest condujo a tiros hacia el malecón a varios miembros de su equipo y comenzó a insultar a Stalin: la NKVD explicó esta extravagancia por la influencia del ídolo egipcio.

También se dice que las esfinges, que desde tiempos inmemoriales se han asociado con el Nilo, suavizaron el carácter del río Nevá. La leyenda más plausible, que cuenta que los cuerpos de los ahogados aparecen siempre al lado de las esfinges, tiene una explicación hidrológica racional. Estos cuentos siniestros son disipados por el irrefutable hecho de que este recodo del río es siempre apacible y manso, en cualquier época y con cualquier tiempo.

Lo más sencillo es llegar a las esfinges desde la parada de metro Vasileostrovskaya, de la línea 6. Si te colocas mirando al Nevá, la fachada de la Academia de las Artes estará justo detrás, junto al acogedor jardín de Rumyantsev, con sus baños turcos. Más allá se extiende una sucesión de palacios y museos hasta el Strelka; a la derecha, detrás del puente Blagoveshchenski (de la Anunciación), hay una estatua de Krusenstern, barcos y una salida a la bahía.

Las esfinges del Puente Egipcio sobre Fontanka

Fuente: Lori / Legion Media

Una historia espectacular sobre el Puente Egipcio ha llegado incluso a ser incluida en los libros de texto: que se hundió a causa de la vibración cuando por él pasó un regimiento de infantería.

Sin embargo, es más que cuestionable que fuese la resonancia la que hundió el puente, ya que se trataba de un batallón de caballería, que no marca el paso. En realidad, el puente se hundió en el invierno de 1905. La reconstrucción del puente no conservó su bella decoración original. Ya no tiene altos pórticos con columnas y un águila en el centro, ni jeroglíficos u otros estilizados ornamentos originales. Solo quedan cuatro esfinges de hierro con coronas doradas, obra del escultor Pável Sókolov.

Estas esfinges no son egipcias, sino el tipo griego clásico, con una forma femenina realista: sus imponentes cuerpos animales contrastan con sus típicas caras impasibles. Antes del colapso del puente, las coronas de estos seres mitológicos eran adornadas con luces. Hoy en día, las esfinges vigilan en silencio este modesto puente con obeliscos decorativos en sus extremos.

Pero también tienen parientes: la primera prueba de las estatuas se descartó por algún motivo durante la construcción y ahora se alza en el malecón del puente Málaya Nevá Kamennoostrovski (metro Chórnaya Rechka).

Las doncellas-león de Fontanka tienen un aspecto particularmente exótico a causa de su situación. Se trata de la frontera del distrito histórico de Kolomna, que poco a poco se está convirtiendo en una lúgubre zona industrial cercana al Canal Obvodni.

Es preferible caminar hasta la plaza Sennaya para llegar a las esfinges: salir de la estación Sadovaya en Moskovski Prospekt, cruzar la calle por la izquierda hasta Fontanka y seguir el curso del río hasta el tercer puente. Desde el Puente Egipcio es fácil llegar a la sinagoga morisca de Lermontovski Prospekt o, cruzando al otro lado, a la bella catedral de la Santísima Trinidad con sus cúpulas azules.

Los Shi-Tsa del malecón Petrovski

Fuente: Lori / Legion Media

Un breve paseo separa la estación de metro de estas curiosidades chinas en el malecón Petrovski. En 1907, estas esfinges chinas fueron instaladas en el camino que desciende hacia el río.

Un perfecto día de verano en San Petersburgo

La palabra china shi-tsa significa “león”. Pero no parecen animales reales: tienen más bien aspecto de quimeras, con extraños rostros e intrincados símbolos. Su calidad artística rivaliza con la de las esfinges egipcias. Además, los shi-tsa también ocupan la tradicional posición de guardianes, junto al río.

Su misión histórica era la misma de las esfinges clásicas: vigilar palacios y tumbas reales, representando la autoridad divina. Si miras atentamente los rostros de los shi-tsa, verás que parecen perritos pequineses. No es coincidencia: los pequineses eran colocados a los pies del emperador para que posasen como pequeños leones.

Se instalaron en el reconstruido malecón Petrovski en 1907. El gobernador de Priyamurski, el general Grodekov, los donó a San Petersburgo tras recibir estos leones manchurios como regalo de los chinos en Jilin.

Desde este punto se ofrece probablemente la mejor vista de los Jardines de Verano y la línea de los malecones en la otra orilla del Nevá.

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Artículo abrevido. Publicado originalemente en ruso en strana.ru

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