A más de 3.500 km de Moscú, Tomsk posee un casco histórico de gran interés. Conocido como el "barrio tártaro", sus calles son una muestra de la arquitectura de finales del siglo XIX, cuando en el centro de la ciudad vivían los tártaros. Tras la Revolución rusa Tomsk se convirtió en un centro de vital importancia gracias a sus minas de plutonio y uranio, y hasta los años 90 fue una ciudad cerrada a los extranjeros.
A más de 3.500 km de Moscú, Tomsk posee un casco histórico de gran interés. Conocido como el "barrio tártaro", sus calles son una muestra de la arquitectura de finales del siglo XIX, cuando en el centro de la ciudad vivían los tártaros. Tras la Revolución rusa Tomsk se convirtió en un centro de vital importancia gracias a sus minas de plutonio y uranio, y hasta los años 90 fue una ciudad cerrada a los extranjeros.
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