Una mirada a las armas tradicionales de Daguestán

Desde tiempos inmemoriales los maestros armeros de Daguestán han sido célebres por sus artículos militares. Demasiado a menudo todo tipo de invasores iban a su encuentro o se cruzaban a su paso.

Fuente: Iván Dementievski

Se llegó a elaborar hasta un sistema de torres que ha  llegado hasta nuestros días y que transmitían las noticias en cadena.“¡Nos han venido a visitar unos invitados!”. Y cuando el enemigo se acercaba a un gran asentamiento, las mujeres y los niños huían a las montañas, y los milicianos y los destacamentos armados se quedaban esperando al oponente. Las armas aquí siempre fueron tomadas en gran estima, y no solo como un medio de autodefensa, protección o ataque, las armas representan el estatus del hombre.

Las armas eran una parte imprescindible del traje nacional, los montañeses del Cáucaso no se separaban de ellas, las valoraban mucho y no escatimaban medios en adornarlas.

El papel especial que jugaban las armas en la vida de los montañeses, su decoración, las dotó de un prestigio superior y en buena parte las avanzaba al primer puesto entre otras artes aplicadas.

Por desgracia, hasta nuestros días no han llegado tantos modelos de armas antiguas. Esto se debe a la mala conservación y al hecho de que las usara más de una generación, además de que, en condiciones de escasez de materiales, a menudo se reconstruyeran. La mayor parte de las armas que han llegado hasta nosotros –rifles y pistolas, espadas y puñales– son de la segunda mitad del siglo XVIII-XX.

El puñal se considera el arma blanca más extendida en el Cáucaso. Se usaba o como arma o como objeto de uso doméstico, para diversas necesidades del hogar –cortar leña, en la matanza del ganado y otras labores domésticas o del campo. El puñal también era un elemento imprescindible durante las fiestas, las bodas y los bailes. En Daguestán el puñal se llevaba siempre encima, desde la adolescencia, por esto en la segunda mitad del siglo XIX se producían bastantes más puñales que otras armas blancas, como los sables o las espadas.

En tiempos pasados Daguestán se conocía como “la herrería de las armas” del Cáucaso. Las armas se fabricaban en muchos pueblos de Daguestán. Algunos armeros se especializaban en las armas blancas, otros hacían armas de fuego. Había aúles (pueblos del Cáucaso) donde se producía lo uno y lo otro, todo dependía de los maestros. Algunos aúles eran tan populares por la producción de sus armas que su fama se extendió muchos más allá de las fronteras de Daguestán. Los maestros marchaban en busca de trabajo a otras ciudades, por todo el Cáucaso y Transcaucasia.  

La fabricación de cuchillos en la actualidad

Esos tiempos cayeron en el abismo del pasado, pero en Daguestán los maestros artesanos siguen fabricando armas, si bien ahora estas tienen un carácter más decorativo y los maestros han empezado a prestar más atención a los adornos decorativos.

No se puede decir que en Daguestán haya un centro o una población donde se produzcan más armas que en otro lugar. Los maestros particulares más bien trabajan en sus casas y talleres. Por norma general, un maestro tiene discípulos que o bien son sus hijos, que aprenden los secretos, o bien son una persona de fuera, aunque eso es mucho menos frecuente.

Si comparamos el estado actual de la cuestión con los siglos pasados, evidentemente todo ha cambiado drásticamente. Las batallas de sables son cosas del pasado, e incluso las tradiciones culturales de los pueblos han sufrido muchos cambios. Ahora son un artículo que se vende por pieza, a menudo por encargo en un solo ejemplar y, aunque el acero sigue siendo resistente, los fines de estas armas son puramente decorativos. Por cierto, algunos maestros son bastante famosos también fuera Daguestán, en toda Rusia. Participan en diversas exposiciones y se les puede conocer a ellos y ver sus artículos en algún lugar de Moscú o San Petersburgo y después, previo acuerdo, ir a visitar a una persona concreta a su casa. Los habitantes de Daguestán son excepcionalmente hospitalarios y no cabe duda de que no se quedarán un solo día como invitados y que, en las largas veladas tomando el té, oirán más de una historia interesante sobre el mundo de las hojas de acero.

Cómo llegar

El vuelo de Moscú a Majachkalá dura un poco más de dos horas. En el aeropuerto hay muchos taxistas con lo que se puede llegar a un acuerdo para ir directamente hasta el pueblo en cuestión. Si lo prefieren, pueden detenerse en la ciudad y desde allí, en taxi o en microbús de línea con paradas solicitadas, emprender un viaje por la república. Aquí este medio de transporte está bastante extendido. De hecho, se puede recorrer la mayor parte de Daguestán en microbús. Si deciden ir a Daguestán, es mejor planear el viaje para la segunda mitad del verano, tirando a otoño, cuando ya no hace tanto calor y maduran multitud de frutas.

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