Un fin de semana en Petrozavodsk y Kijí

El paisaje de Karelia, en el noroeste de Rusia, es una mezcla icónica de grandes lagos y bosques salvajes, iglesias de madera y monumentos heroicos. Fuente: Lori / Legion Media

El paisaje de Karelia, en el noroeste de Rusia, es una mezcla icónica de grandes lagos y bosques salvajes, iglesias de madera y monumentos heroicos. Fuente: Lori / Legion Media

La zona se extiende desde el norte de San Petersburgo hasta alcanzar el círculo Ártico. La ciudad de Petrozavodsk, capital de Karelia, es el lugar perfecto para hacerse una idea de las delicias de la región. Un fin de semana es suficiente para visitar la bella isla de Kijí, hincarle el diente a la cocina local, dar un paseo bordeando el segundo lago más grande de Europa y disfrutar de esta peculiar ciudad rusa. Pedro el Grande construyó una fábrica de armamento en Petrozavodsk en 1703, para abastecerse en su guerra contra Suecia, y por ello el nombre de la ciudad se traduce en “la fábrica de Pedro”. El hecho de que haya además dos universidades le aporta un ambiente joven, al tiempo que la frontera con Finlandia enfatiza el toque europeo de la ciudad.

Viernes

16:00h
Paseo alrededor del lago con esculturas

Diríjase al muelle de Onezhskaya para un paseo de tarde bordeando el segundo mayor lago de Europa. El lago Onega, con sus centenares de islas y rocas milenarias esculpidas, inspiró al poeta Aleksandr Pushkin a la hora de llamar Eugenio Oneguin al héroe de su famosa obra. En la calle Púshkinskaya, un monumento a Pushkin, luciendo levita y de brazos cruzados, con aspecto despreocupado, es una de las muchas esculturas en la orilla del lago.

Los pueblos hermanos y las ciudades hermanas de Petrozavodsk donaron varios de estos monumentos decorativos. El impactante “Pescador”, en una roca sobre el agua y con sus redes de metal volando al viento, fue un regalo de Duluth (Minnesota, EE UU), también una ciudad ribereña, en 1991. La noruega Mo i Rana, en un fiordo cerca del Ártico, también contribuyó con un grupo de estilosas figuras llamado “Punto de encuentro”; Umea (Suecia) envió un “Árbol de los deseos” y la vecina Finlandia, una “Ola de la amistad” angular. La escultura más antigua es un monumento clásico de bronce del fundador de la ciudad, Pedro el Grande, que se erige imperialmente desde 1873 en el extremo del muelle azotado por el viento. 


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19:00h
Sopa de pescado y camemoro

Después de haber tomado el aire y una buena dosis de cultura, diríjase a Karélskaya Gornica, a diez minutos, en el centro de la ciudad, para degustar algunas de las especialidades de Karelia. El restaurante es descaradamente turístico, decorado como una casa de madera tradicional de Karelia,  con camareros embutidos en trajes típicos y tantos cachivaches tradicionales como el museo de historia local; pero no deje que esto les eche para atrás: la comida es deliciosa y la atmósfera, agradable.

No fallará si empieza con un moderno cóctel de vodka y arándanos, antes de probar un bol de setas salvajes envinagradas o bacalao salado con pepinillos. Karelia es famosa por sus ríos y lagos, así que no se sorprenda al descubrir que la mayoría de platos llevan pescado de agua dulce, como las versiones locales de la ujá  (sopa de pescado), cocida con trucha o salmón, o el lucioperca al horno con puré de patatas a la crema. En el menú puede elegir incluso estofado de alce, venado u oso, o bien optar por platos menos exóticos como alforfón, nabos o rábanos. De postre hay tartas, pasteles y sorbetes de arándanos negros o rojos, o camemoro, otra baya del bosque muy rica en vitamina C.

El festín en Karélskaya Gornica no le saldrá especialmente barato: una comida de tres platos puede costar unos 2.000 rublos (unos 65 dólares) pero si está acostumbrado a los precios de Moscú los precios no le asustarán. El local abre de 11 de la mañana a 11 de la noche.  

Ulitsa Engelsa, 13. Teléfono: (8142) 785 300http://gornica.ru  

21:00h
Cerveza o licor

Elija uno de los bares o cafeterías en Prospekt Lenina o alrededores para tomar café y pastelitos, o cerveza, por la noche. La Kaffe House en el número 23, un bar estudiantil, o el asociado Neubrandenburg Bar servirán a la mayoría de gustos. Afortunadamente, la decoración alemana y el estilo Oktoberfest no significan que sirvan solo bebidas extranjeras a precios inflados. Podrá tomarse una cerveza rusa decente desde 70 rublos (2,30 dólares) y disfrutar de ver lo que pasa fuera. También puede probar una de sus pipas con sabores, y sumarse a la ya densa atmósfera de humo, o catar el poderoso licor balsámico de Karelia, elaborado con más de 20 plantas distintas. Otra opción es calentarse con una taza de café y un trozo de tarta de queso en el nuevo y popular Bistro Déjà Vu, unos números más abajo. 

Sábado

10:00h

Iconos, paisajes marinos y epopeyas nacionales 

 

Fuente: Borís Bosarev, Best of Russia'2012

El Museo de Bellas Artes de Karelia  se encuentra en Prospekt Karla Marksa, junto a cafeterías que sirven desayunos. Posee una buena colección de iconos, del siglo XV en adelante, y coloridos ejemplares de bordados locales o menaje pintado. Y lo que es más emocionante: el museo tiene ejemplos de la obra de los mejores pintores rusos del siglo XIX, desde los campos taciturnos de Isaac Levitán, hasta los luminosos paisajes marinos de Iván Aivazovski.

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El arte soviético también está bien representado, especialmente por los pintores de la “Escuela de Leningrado”, con sus evocadoras escenas de interiores y de calle. Merece la pena también echar un vistazo al arte inspirado por el poema épico carelo-finlandés “Kalévala”, un mito de la creación con elementos de magia y romance, así como secuestros y seducción.

Si necesita una pausa, busque el Café Parisienne, no muy lejos, en el número 22 de Prospekt Marksa: aquí podrá relajarse en sillones de piel y pedir cualquier cosa, desde pizza hasta filete en salsa de bayas.  

14:00h
Santos, skis o baños de sol

Si quiere saber más sobre Kalévala, visite el Museo Nacional de Karelia,  en Ploshad Lenina. Allí encontrará una sala dedicada al poema épico, compuesta por manuscritos e instrumentos musicales. Hay además muestras de la historia natural y humana de la región, con skis de madera tradicionales, cuencos prehistóricos o reliquias de las campañas militares de Pedro el Grande.

También es buena idea entrar en la catedral Aleksandr Nevsky. Nevsky, un príncipe medieval y ahora santo ortodoxo, aparece en varios de los nuevos y relucientes iconos del interior. El edificio neoclásico data de 1820 y originariamente estaba al servicio de la fábrica colindante.

Como alternativa, si el día es soleado, coja un taxi hasta un bosque o cascada, o simplemente tome el sol en las verdes orillas del estanque cerca de Ploshad Kirova. 

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19:00h
Canción y baile

El Teatro Nacional de Karelia, también en Ploshad Kirova, es un lugar fantástico donde pasar un par de horas. La arquitectura y la decoración son una combinación extravagante de lo clásico, lo soviético y lo barroco, con candelabros y techos pintados. Las entradas son baratas y los espectáculos van desde rarezas musicales y ópera-rock hasta dramas escandinavos serios, pasando por comedias románticas, cuentos de hadas para mayores o tragedias shakespearianas.  

Medianoche
DJs en Das Kapital  

Si todavía tiene energía de sobra cuando acabe el espectáculo, no se pierda la fiesta nocturna de Karelia en el último club de Petrozavodsk. Das Kapital, en la adyacente Prospekt Karla Marksa. Música durante toda la noche, dos pistas de baile, y actuaciones en directo como la del poeta y músico local Dolphin, con su rock-rap de los 1990; disc-jokeys legendarios, helado con alcohol y geniales cócteles, que hacen de Das Kapital un imán para los insaciables jóvenes (aunque lo sean de espíritu).

Domingo

8:30h

Maravillas de madera

No se pierda la excursión a la impresionante isla de Kijí, catalogada por la UNESCO. El hidrodeslizador que sale del puerto de ferrys de Petrozadovsk    tarda una hora y 15 minutos cada viaje, cuesta unos 2.500 rublos ida y vuelta y, si hay suficientes pasajeros, sale a las 8.45 / 11:00h de mayo a septiembre.

El hito más familiar es la Iglesia de la Transfiguración con 22 cúpulas, sus tejas dibujando una silueta por encima de la verde orilla de Kijí, pero hay otros varios edificios dignos de ver. El Museo Estatal al Aire Libre de Arquitectura de Madera en Kijí, inaugurado en 1951, es una colección de seis kilómetros de largo de iglesias y casitas de campo, molinos de viento, molinos de agua, forjas, establos campanarios y banyas en un bonito enclave natural. Las entradas cuestan 625 rublos (20 dólares) para los extranjeros.

En Kijí ha habido iglesias durante siglos, construidas usando troncos de pino silvestre, con techos de tablones de picea y acabadas en una cascada de cúpulas cubiertas de chopo. Los métodos de construcción tradicionales no implican clavos, sino simplemente un encaje perfecto de troncos con muescas. La leyenda apunta también a que el constructor de la Iglesia de la Transfiguración lanzó su hacha al lago al acabar y sentenció que “no existe ni jamás existirá otra iglesia que la iguale”.

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Hay algunas cafeterías cerca del embarcadero donde comprar sus blini (crêpes) o una taza de café. En verano, traiga consigo una cesta de picnic para comer entre las flores de la pradera en la orilla. Incluso puede llegar a Kijí en helicóptero en verano (8142747566), o tomar la opción que ofrecen varias otras compañías: rutas en aerodeslizador o motonieve hasta Kijí por el lago helado, incluyendo la oficina local Intourist 

15:00h

Barquitos y artesanía de piel

De vuelta en Petrozadovsk, le queda tiempo para una rápida caza de souvenires. Tiendas como el Judozhestvenni Salon en el 41 de la calle Gertsena venden artesanía local de Karelia. Elija entre los cuadros de barcas de madera, cerámica, ropa de lana, bordados dorados, muñecas o juguetes. O simplemente puede dar el último paseo por el Onega y tomar la última copa en el bar Fregat, al final de Prospekt Marksa, con vistas al lago oceánico. 

Si tiene previsto ir:

Transporte: Petrozavodsk es accesible desde Finlandia, así como otras partes de Rusia. Los autobuses Goldline realizan un servicio regular por la frontera y Rusline vuela en una hora desde Helsinki por 9.000 rublos (290 dólares).

Rusline opera también vuelos domésticos al aeropuerto de Petrozavodsk (a 12 km de la ciudad), desde Moscú (Domodevo). Un billete de ida y vuelta desde Moscú cuesta unos 8.000 rublos (260 dólares) y el vuelo tiene una duración de 90 minutos. 

Los trenes nocturnos salen de San Petersburgo, a unas ocho horas de allí, y un billete sencillo cuesta entre 500 y 800 rublos (16 y 26 dólares). También existen trenes que salen de Moscú, a casi 1.000 kilómetros: tardan entre 15 y 20 horas y cuestan hasta 5.000 rublos por trayecto.  

Hoteles: Los caza-ofertas pueden elegir el Hostal Kijí, que ofrece habitaciones individuales por tan poco como 340 rublos (11 dólares) y dobles a partir de 2.000 (65 dólares). Incluso dispone de acceso wifi gratis, una sauna y piscina cubierta, pero está a un trayecto (corto) de autobús del centro de la ciudad.

Nosotros nos hospedamos en el céntrico Hotel Severnaya (Prospekt Lenina, 21; +7 8142-59-97-77;severnaya.org), donde ofrecen una habitación familiar por unos 5.000 rublos (165 dólares). El edificio, de la era soviética, posee un áurea temporal distintiva, pero está bien situado y es limpio.

En lo alto de la gama, el nuevo Onego Palace, de 4 estrellas, está justo al lado del lago y ofrece unas vistas maravillosas de este. Posee además de un sofisticado restaurante, sauna, gimnasio y spa. Los precios van de los 4.250 rublos para una individual, hasta los casi 20.000 rublos (650 dólares) por una suite doble. 

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