Russia Arms Expo
press-photoEste tipo de sistemas robóticos podrán efectuar diferentes tipos de trabajos: tareas de reconocimiento íntegras en las áreas de posicionamiento de las fuerzas misilísticas e incluso asistencia al personal militar, según explicó el comandante Serguéi Karakáiev.
Además no descarta la posibilidad de que el diseño de algunos de estos ‘guardianes’ se combine con el de los futuros sistemas de misiles. Concretamente, se refiere a los proyectos ‘llave en mano’, que prevén la asignación de un vigilante por cada sistema de lanzamiento de misiles balísticos en fase de producción.
Actualmente se están desarrollando y probando los sistemas móviles robotizados Volk-2 (“lobo” en ruso) para su incorporación a las fuerzas estratégicas. Este robot es un auténtico soldado universal, potente y pesado, con rueda de oruga, capaz de realizar prácticamente todas las tareas militares: desde el patrullaje y la exploración de un determinado terreno, a la protección de instalaciones importantes y el fuego de apoyo a los grupos tácticos.
Una ametralladora Kaláshnikov y dos ametralladoras pesadas Utes y Kord forman los ‘dientes’ del Volk. Su principal ventaja es la capacidad de abrir fuego sobre la marcha (a una velocidad de hasta 35 km/h) y en condiciones de visibilidad limitada, incluida la noche. Una cámara térmica, un telemetro láser y una unidad de medición inercial proporcionan al Volk una excelente precisión de tiro.
Serguéi Karakáiev tampoco descarta el traspaso de los robots de combate que ya se encuentran en servicio a otro tipo de tropas. En este momento, las tropas de tierra del ejército ruso hacen un uso intensivo del robot Platforma-M, capaz de realizar las mismas tareas que el Volk-2, aunque su tamaño es menor. El sistema, equipado con el lanzagranadas y ametralladora Malish, está capacitado para la batalla sin contacto.
El comandante en jefe de las Fuerzas Estratégicas confirmó que, en un futuro próximo, los nuevos sistemas de control de cuarta y quinta generación —aparte de custodiar los misiles balísticos y ofrecer asistencia a los soldados— podrán “llevar las órdenes de mando directamente hasta los sistemas lanzamisiles, también en condiciones de incidencia nuclear o interferencias radioelectrónicas”. Esto significa que, si surge una amenaza directa (por ejemplo, en caso de que un sistema de alerta temprana detecte el lanzamiento de un misil enemigo o que la catástrofe ya se haya producido), los propios robots serán capaces de abrir un fuego de respuesta.
De momento, el estado de la robótica rusa (tanto la militar como la de doble uso) no permite delegar en los robots una tarea tan importante. Los sistemas existentes funcionan, en su mayoría, por control remoto. Por esta razón, según Karakáiev, “hasta la incorporación al ejército de los nuevos sistemas robotizados, habrá que realizar investigaciones y pruebas adicionales”.
Este tipo de estudios ya se están efectuando en el marco del programa por objetivos ‘Desarrollo de la robótica hasta 2025’, que prevé el equipamiento de las fuerzas armadas con modernos robots militares.
En septiembre el Consejo Industrial Militar de Rusia desarrolló, junto con el Ministerio de Defensa, una serie de ejercicios tácticos para probar los sistemas robóticos que se incorporan en el ejército; y en octubre los representantes de la Unión de Fabricantes de Aparatos de Precisión anunciaron la finalización de las pruebas del sistema automatizado de gestión de grupos Unikum. Este sistema, según los desarrolladores, permite excluir completamente al operador humano del proceso de gestión y dota a estos mecanismos de capacidades prácticamente humanas.
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