A pesar de que el Yuri Ivanov está clasificado como un buque de comunicaciones, en realidad se trata de un buque de reconocimiento. Su tarea es garantizar la comunicación y el control de la flota, la exploración por radar y la guerra radioelectrónica, aunque la designación principal del buque es vigilar los componentes del sistema estadounidense de defensa antimisiles. Sus aparatos pueden descubrir señales de radar en una amplia gama de frecuencias y definir la ubicación de su fuente.
Este nuevo sistema vigilará el armamento estratégico de otros países, incluidos los lanzamientos de misiles interceptores y misiles balísticos. Puede controlar también el lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales, incluidos los realizados desde submarinos y portacohetes espaciales. Tampoco se podrán ocultar al buque Yuri Ivanov las pruebas de modelos de armas estratégicas en otros países. Las aeronaves ultrasónicas, las armas de alta precisión como las ojivas planeadoras y los misiles de crucero guiados de distinto tipo de base serán visibles para su sistema de detección, que al mismo tiempo transmite la información a la comandancia militar rusa.
Heredero de la flota espacial
El buque Yuri Ivanov no es el único buque espía de la Armada rusa.
En la Armada de la URSS había varios buques del sistema de medición que desempeñaban tareas similares. Estos buques se dedicaban a controlar los parámetros de vuelo de los misiles balísticos en las distintas fases de su trayectoria. Además, los buques del sistema de medición controlaban no solamente los lanzamientos de misiles rusos, sino que también espiaban los lanzamientos de las naves espaciales de otros países. En los años 60 los buques de medición consiguieron información sobre varias explosiones nucleares estadounidenses. Estos buques también formaban parte de la flota espacial de la URSS.
En la actualidad, sólo se conserva uno de estos buques de medición, el Mariskal Krylov. En 1998 este barco se convirtió oficialmente en un buque de comunicaciones. En 2012 fue modernizado y en estos momentos sigue controlando las pruebas de armamento de misiles rusos en la flota, además de naves espaciales y portacohetes. No obstante, con el tiempo, la situación política ha ido cambiando, las tecnologías de espionaje radioelectrónico se han ido perfeccionando y la Armada ha visto la necesidad de construir buques espía de nueva generación.
“Teniendo en cuenta la expansión del sistema antimisiles estadounidense cerca de las fronteras de Rusia, la prioridad en estos momentos consiste en seguir el componente móvil de este sistema, el llamado Aegis. El nuevo buque se dedicará al seguimiento de este sistema”, - declaraba el editor del periódico “Análisis militar independiente”, Vladímir Scherbakov.
A día de hoy, el buque Yuri Ivanov se ha convertido en el mayor buque espía de la Armada rusa. Tiene 95 metros de eslora y 16 metros de manga, desplaza 4000 toneladas en total y está equipado con instrumentos modernos para la recopilación electrónica de datos de exploración. Con el tiempo irán apareciendo más buques de este tipo: en los astilleros Sévernaya Verf ya ha terminado la construcción del segundo buque del proyecto 18280 Iván Jurs.
En total, se planea construir un mínimo de 4 buques y, tras la Flota del Norte, se destinarán a las flotas del Pacífico, del Báltico y del mar Negro.
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