"Bloquear totalmente sitios tan populares es peligroso porque puede provocar una ola masiva de descontento”.
ReutersLas autoridades rusas podrían disponer de una nueva forma de sancionar a los sitios que infrinjan la legislación, según informó el 13 de marzo la publicación de negocios Védomosti, citando como referencia fuentes anónimas en empresas de internet e instituciones estatales. Por decisión judicial las autoridades podrían ralentizar el acceso a determinados recursos. Las páginas seguirían funcionando, pero de forma muy lenta e incómoda para los usuarios.
Una de las fuentes de Védomosti afirma que en primavera se harán las enmiendas a la legislación. Entre los impulsores se encuentranel Servicio Federal Antimonopolio (SFA) y el Roskomnadzor, el organismo que controla la seguridad de internet en Rusia. Las instituciones rechazaron comentar los datos publicados por Védomosti. La única excepción fue el Ministerio de Telecomunicaciones y Medios de Comunicación. “Es un sinsentido”, afirmó el viceministro Alexéi Volin. "Es técnicamente inviable". Aunque no todos están de acuerdo con él.
Los especialistas en tecnologías señalan que la ralentización de sitios web es un proceso complejo desde el punto de vista técnico, pero perfectamente realizable. Según publica el diario digital Republic, para poder hacerlo es necesario aplicar tecnologías DPI (Deep Packet Inspection). Mediante estas tecnologías los proveedores podrían bloquear parte de las peticiones de los usuarios o las respuestas del servidor del sitio ralentizado. El sistema “volvería a preguntar”, y como resultado, la página tardaría varios minutos en cargarse, en vez de hacerlo en segundos.
Sin embargo, estas nuevas tecnologías son caras. El principal analista de la Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas, Karen Kazarian explicó al diario Kommersant: “Para realizar un proyecto de ese tipo es necesario instalar un equipo especial y de una versión muy avanzada. Esto supone miles de millones de dólares”.
“Bloquear totalmente sitios tan populares es peligroso porque puede provocar una ola masiva de descontento, pero dificultar su funcionamiento, sin un bloqueo oficial, sería un instrumento de presión perfecto”, opina de Maxim Korniev, docente de la cátedra de Tecnologías de Televisión, Radio e Internet de la Universidad Estatal de Humanidades de Rusia.
“En la práctica la ralentización significa una desconexión”, explicó Korniev a RBTH. “[Los altos funcionarios] quieren mostrar a sus superiores que todo está bajo control, incluyendo las webs extranjeras”.
Si resulta incómodo trabajar con sitios extranjeros, el usuario escogerá un equivalente ruso, por lo que la iniciativa de las autoridades podría suponer un intento de apoyar a los productos nacionales, cree el empresario y desarrollador Serguéi Rýzhikov. “Es posible crear un entorno incómodo para el usuario final, de modo que cambie sus hábitos y comience a utilizar los recursos de internet de origen ruso”, afirmó Rýzhikov durante una entrevista en Business FM.
Muchos expertos dudan de que el sistema justifique el dinero que se prevé gastar. Según expuso en una entrevista en Parlaméntskaia Gazeta, el consejero del presidente en el ámbito de las tecnologías de internet, Guerman Klimenko, los usuarios aprenderían a evitar el sistema de ralentización de sitios web, de igual modo que ahora evitan el bloqueo total mediante anonimizadores y servidores VPN. “Si aún queda gente que no ha aprendido a utilizar esto, lo aprenderá tras la ralentización del acceso”, predijo Klimenko.
Maxim Korniev también considera que el sistema no será eficaz. “Suponga que, por ejemplo, el gobierno tiene un conflicto con los fabricantes de automóviles alemanes y obliga a los conductores a circular a 30 km/h o cambiar sus vehículos por automóviles rusos. ¿Qué ocurriría? Los dueños de automóviles alemanes simplemente evitarán los puestos de control de la policía y seguirán circulando igual que antes”. 'Evitar los puestos de control' en este caso significa evitar las restricciones existentes en el segmento ruso de internet. “La estructura de internet es tal que resulta difícil introducir restricciones universales que no se puedan evitar”, afirma el experto.
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