Científicos rusos desarrollan nanopolvos para detectar huellas dactilares.
Vostock-Photo“Lo esencial no es la huella en sí, sino poder identificarla, lo cual es un proceso relativamente lento. A veces hay que hacerlo muy rápido, como en los casos de amenaza terrorista. Por eso cualquier progreso en la detección de huellas será considerado un gran logro”, explica Alexéi Rakitin, experto y autor de libros sobre criminalogía.
Los químicos de la Universidad Politécnica de Tomsk llevan trabajando más de diez años en estos novedosos polvos. El profesor Alexander Ilín consiguió los primeros resultados en el 2010, fecha en que los expertos obtuvieron éxito en el 99% de los casos analizados. Además, los resultados fueron más precisos, claros, y contrastados que con otros materiales.
Los científicos planeaban lanzar el producto pero por algún motivo, que el personal de la universidad se niega a aclarar, no se llevó a cabo. Luego hubo un cambio en la dirección del proyecto. La vieja fórmula sigue conservándose en parte y sobre ella siguen trabajando los empleados y estudiantes de la universidad.
Los nuevos polvos-colorante para la dactiloscopia son una mezcla de nanoóxidos de hierro. Lo que los diferencia de los demás es que permite sustituir a la gran cantidad de materiales diferentes que usan los criminólogos. Actualmente hay que usar unos polvos u otros dependiendo de la textura, el color y el nivel de suciedad de la superficie, así como de la antigüedad.
“La huella del dedo permanece en forma de dibujo formado por partículas de sudor y grasa cutánea. Dicha huella es un indicio inequívoco biométrico para poder identificar. Dependiendo de lo vieja que sea la huella, predomina una parte acuosa o grasa”, explia a RTBH la investigadora principal del proyecto, la profesora asociada Liubov Ikónnikova. Los polvos de Tomsk sirven tanto para sacar huellas más actuales como más antiguas, según ella misma indica.
“La idea de unos polvos de este tipo lleva existiendo varias décadas. Ya en mis años de estudiante soñaba con unos que se pudieran aplicar a la parte sobresaliente de cualquier superficie que no fuera plana, —relató Alexéi Rakitin—. Lo cierto es que es muy complicado crear unos polvos muy finos y evitar que se hagan bolitas por la humedad del aire o la electricidad estática en las partículas de los propios polvos”.
Existen muchas formas de buscar huellas dactilares ocultas, pero todas son caras y pueden dañar las pruebas. Una de ellas utiliza polvos magnéticos e imanes, por lo que hay que dividir las pruebas en fragmentos minúsculos. Dicho método requiere tiempo y una gran cualificación por parte de los especialistas.
Otra posibilidad técnica sería rociar la superficie previamente con un pegamento especial de alta toxicidad. Este complicado procedimiento no está permitido por la ley, ya que durante su aplicación los objetos se vuelven inservibles por la toxicidad y las pruebas se destruyen.
Los científicos de Tomsk consiguen los pigmentos para los nanopolvos a partir de desechos de limpieza de aguas subterráneas ricos en hierro. En la región de Tomsk se almacenan hasta 600 toneladas.
En Rusia hay empresas que llevan varios años produciendo diferentes polvos para sacar huellas dactilares en las regiones de Kazán y Tula. Los componentes para su preparación de la mayoría de ellos llegan a Rusia por importación, según explica Liubov Ikónninova, Los científicos de Tomsk usan materias primas rusas y su propia maquinaria.
La tarea de los científicos ahora es la de disminuir el precio de los polvos sin empeorar la calidad pero todavía queda un año para que terminen las investigaciones.
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