Se esperaba que este transbordador "reutilizable" llevaría carga al espacio, transportaría a los cosmonautas a la órbita y luego les llevaría de vuelta a la Tierra. También estaba destinado a realizar misiones militares en el espacio.
El Burán entró en el Libro Guinness de los Récords como la mayor nave espacial sin tripulación que viajó a la órbita y regresó con éxito a la Tierra.
Se suponía que el transbordador soviético sería una buena alternativa a los costosos lanzamientos únicos. Incluso se construyeron varias naves similares que, sin embargo, nunca llegaron a despegar: a principios de la década de 1990 el programa se cerró debido a su alto coste y falta de rentabilidad.
El destino de Burán fue trágico. En mayo de 2002, el techo de las instalaciones de ensamblaje y pruebas de Baikonur se derrumbó sobre él. La nave dañada fue cortada en pedazos y vendida como chatarra.
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