En 1953, un joven ingeniero de radio soviético, Leonid Kupriyánovich, acababa de graduarse en Báumanka (Universidad Técnica Estatal de Moscú de Bauman), la forja moscovita de ingenieros e inventores soviéticos, y consiguió trabajo. Dónde exactamente, ni siquiera su familia podía saberlo. Pero, al parecer, las cosas iban bien en el trabajo, porque cuatro años después su nombre causó sensación en toda la Unión Soviética: inventó el primer teléfono móvil.
Kupriyánovich dio a conocer públicamente su invento en 1957. El prototipo del primer teléfono móvil soviético LK-1 apenas se parecía a lo que conocemos hoy. Pesaba 3 kg y se parecía más a un gran volumen de enciclopedia.
La batería tenía carga suficiente para aproximadamente un día. También era posible cargar el aparato con la batería del coche. Había 2 antenas que sobresalían del móvil, y para marcar el número tenía un dial como un viejo teléfono fijo.
El LC-1 no fue el primer teléfono móvil del mundo. Desde 1946, en Estados Unidos, AT&T Bell Labs ya ofrecía un servicio de alquiler de coches con un teléfono en su interior. El servicio era caro y la calidad de la llamada pésima, pero eso fue 11 años antes del teléfono de Kupriyánovich.
Sin embargo, el LC-1 conmocionó a los soviéticos que vivían en aislamiento informativo. Se publicaron artículos al respecto en las revistas Science and Life y Za ruliom, las agencias TASS y APN informaron sobre el invento, y el noticiario Science and Technology realizó un documental: en él se hace una demostración del LC-1 primero en una granja estatal de Lenin, luego se muestra una llamada entrante en un coche en marcha y otras dos salientes en un campo y a orillas de un río.
“¿Qué es esto? ¿Un cuento de hadas? ¿Un capítulo de una novela fantástica? Nada de eso. Un teléfono en un coche que permite hablar con cualquier interlocutor en movimiento existe. Lo diseñó y construyó un joven ingeniero moscovita, L. Kupriyánovich”, - escribía sobre él la revista Za ruliom (Al volante, en español) en el artículo Por teléfono desde el coche en 1957.
En un año, Kupriyánovich mejoró su prototipo y redujo su peso de 3 kg a sólo 500 g. Y en 1961, el aparato, que el propio ingeniero llamó radioteléfono, pesaba apenas 70 gramos.
LK-2.
ArchivoSegún la prensa soviética, la producción industrial del aparato podría ponerse en marcha. El autor del tema en el noticiario escribió: “Para poder dotar de comunicación radiofónica a una ciudad como Moscú bastarían diez centrales telefónicas automáticas. La primera de estas centrales está prevista para un nuevo distrito de la capital, Mazílovo”.
LK-3.
ArchivoEn realidad resultó ser algo más complicado.
El primer teléfono móvil soviético no se llamó radioteléfono por casualidad. Se basaba en la comunicación por radio.
La máquina se comunicaba con una estación telefónica pública a través de otra estación llamada ATR, por sus siglas en ruso (Estación de Radio y Teléfono Automática). El propietario de la máquina sólo podía establecer comunicación si se encontraba a 20-30 km de la ATR. Esta comunicación era por radio, con una frecuencia fija de emisor y receptor. Esto significaba que cada radioteléfono de este tipo requería un canal independiente en el aire. Aunque se quitaran frecuencias a los servicios civiles (ambulancia, policía, bomberos), habría canales suficientes para un número muy limitado de abonados; las ondas son limitadas.
Patente №115494
patents.suEn otras palabras, el “móvil” de Kupriyánovich no era adecuado para la comunicación de masas. Todavía no existía una infraestructura, más que experimental, para ello. Los cuadros del Partido en aquellos años estaban satisfechos con el sistema de comunicación “Altái”, incorporado en sus coches, por lo que su invento cayó pronto en el olvido.
Pero Kupriyánovich no se desesperó y cambió su enfoque hacia la creación de equipos médicos. Inventó el dispositivo Ritmoson, que monitoriza los regímenes de sueño y vigilia, y lo utilizó durante mucho tiempo para mejorar la salud de los funcionarios soviéticos.
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