El pasado 8 de septiembre, un avión de combate Su-27 de las fuerzas de vigilancia de la Flota del Báltico despegó de la base para escoltar a aviones extranjeros que sobrevolaban aguas neutrales hacia la frontera rusa. Al acercarse, el piloto ruso descubrió que los “invitados” eran aviones de reconocimiento R-135 River Joint (Fuerza Aérea de EE UU) y Gulfstream (Fuerza Aérea de Suecia). Después del encuentro con el Su-27 (el vídeo se grabó desde su cabina) los aviones dieron la vuelta y el caza ruso regresó a su aeródromo.
Otros dos aviones espías de la OTAN fueron interceptados el mismo día sobre el mar de Bárents. Primero un MiG-29 alejó de la frontera rusa un avión patrulla P-8 Orion de la Marina noruega y luego hizo lo mismo con un avión de reconocimiento electrónico Falcon.
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