¿Cómo funcionan los sistemas de inteligencia rusos que operan desde el espacio?

Translado de un cohete Proton-K al lugar de lanzamiento de Baikonur

Translado de un cohete Proton-K al lugar de lanzamiento de Baikonur

Serguéi Kazak/TASS
Se encargan de vigilar los movimientos terroristas en lugares de conflicto, de descifrar las comunicaciones cifradas y de identificar las aeronaves hipersónicas.

En 2020 Rusia comenzó una modernización de armas a gran escala así como la adquisición de las últimas tecnologías militares. La orden gubernamental se completará en 2027 y abarcará tanto a las tropas como a la tecnología del ejército, incluida la vigilancia desde el espacio.

El Gran Hermano te vigila

Soldados en servicio de combate en la estación de radar

Uno de los principales objetivos de la vigilancia orbital es interceptar las telecomunicaciones, el tráfico de Internet y transmitir información sobre los movimientos del enemigo en tiempo real.

“Desde la época soviética se han desplegado continuamente decenas de instalaciones militares espaciales, por no hablar de los satélites comerciales y científicos”, explica Víktor Murajovski, editor de la revista Arsenal de la Patria. “Entre ellos se encuentra Glonass, Parus, Strela, Molniya y otros. Cada uno de los sistemas tiene su propio conjunto de tareas, que van desde la navegación GPS a la vigilancia por vídeo y la identificación de aeronaves y otros objetivos móviles”.

Según Murajovski, la vigilancia de los combates en Siria es un brillante ejemplo de la utilidad de esos sistemas. Las sondas rusas fueron capaces de interceptar comunicaciones cifradas y pasar la información al cuartel general para su posterior desencriptación.

Gracias a estas capacidades, Rusia conocía la ubicación exacta del enemigo, el tipo de equipo situado en el perímetro de su base y podía escuchar los planes detallados de la operación. 

“Hay que destacar que el cuartel general recibía todo tipo de comunicaciones y tráfico de Internet que se producía en la región en el momento de la actividad enemiga. En pocas palabras, el centro recibe una tonelada de información, que luego es clasificada por especialistas”, añadió el experto.

En tiempos de paz los sistemas se utilizan para la vigilancia geológica, para evaluar la zona y el alcance de los desastres naturales, así como para vigilar el espacio aéreo y la aplicación de diversos tratados internacionales sobre el uso de armamento regulado por diferentes actores internacionales.

“Por ejemplo, el satélite Persona puede retransmitir 23 gigabytes de datos por segundo después de cubrir 1.300 kilómetros cuadrados. La transferencia de datos en sí misma tiene lugar a través de una conexión cifrada de alta velocidad”, dice Murajovski.

La puesta en órbita de satélites militares mejorados será en 2022. “Se trata de la modernización de las capacidades existentes. Las fuerzas aeroespaciales retirarán los dispositivos de la era soviética y los cambiarán por los de clase M Tundra. A finales de 2022 habrá en órbita nueve satélites de este tipo”.

Los nuevos satélites ya son capaces de localizar y transmitir información en aviones hipersónicos, lo que implica velocidades de hasta 10.800 km/h.

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