Cómo el dron suicida de Kaláshnikov cambiará las guerras del siglo XXI

Alexánder Mélnikov/Sputnik
El “pequeño terrorista” (como se le conoce en ruso) puede llegar a actuar junto con un grupo de vehículos aéreos no tripulados capaces de aplastar sistemas de defensa aérea enemigos de alta tecnología (y muy costosos).

A mediados de febrero, en la exposición de armas IDEX 2019, el Consorcio Kaláshnikov presentó su último desarrollo: el avión teledirigido suicida KYB.

El KYB es un avión teledirigido autoexplosivo con 3 kg de dinamita a bordo. Esencialmente es una versión más avanzada tecnológicamente de los kamikazes caseros utilizados por el Estado Islámico en Siria y Oriente Próximo contra las fuerzas estadounidenses y sus aliados, así como contra Rusia.

La innovación de Kaláshnikov puede ser utilizada como munición que merodea, es decir, que está en el aire por la zona de combate hasta que se le ordena golpear.

Armas del futuro

“Este vehículo aéreo no tripulado, sencillo y barato, tiene un coste de producción de alrededor de 100 dólares y cuenta con una bomba a bordo. Zumba silenciosamente en el aire y desciende en picado, haciendo estallar un tanque enemigo que vale varios millones de dólares. Además, es casi imposible de detectar cuando está suspendido en el aire a una altitud de 100-200 metros”, explica una fuente militar a Russia Beyond.

Según la fuente, el KYB forma parte de una tendencia creciente en el desarrollo armamentístico del futuro y que facilitará enormemente la guerra. Cuando se utilizan estos dispositivos en áreas con tropas enemigas, no hay necesidad de desplegar artillería, tanques, helicópteros y bombarderos.

“La carga principal a bordo del dron consiste de una estación transmisora-receptora, una cámara y una bomba. La cámara proporciona una vista de toda la zona de operaciones y el vehículo teledirigido puede desplegarse a cualquier lugar, desde el desierto sirio hasta las ciudades. El siguiente paso en el desarrollo de esta arma será crear un enjambre de drones de este tipo”, señaló la fuente.

Las principales potencias militares del mundo, incluyendo EE UU, Rusia, Francia y China, buscan una armada aérea barata pero efectiva. Los chinos ya han mostrado que cuentan con un enjambre de drones con vuelos coordinados por IA. Sin embargo, todavía no ha participado en hostilidades reales.

Ataque de los drones que explotan

Incluso los militantes han hecho un creciente uso de drones, aunque sin técnicas sofisticadas de vuelo en grupo. La última vez que un grupo “tonto” de drones estuvo en el aire fue en 2018, durante un ataque del Estado Islámico contra la base rusa de Jmeinin.

Los terroristas lanzaron varios aviones teledirigidos caseros llenos de explosivos, también de producción propia. La intención era destruir a un grupo de combatientes sobre el terreno, pero sus planes se vieron frustrados por el sistema de defensa aérea Pantsir-S1, desplegado alrededor de la base.

Todos los drones fueron destruidos, pero el ataque puso de manifiesto una inesperada debilidad en los complejos de defensa aérea de alta tecnología utilizados por Rusia y todas las grandes potencias. Estos sistemas están diseñados para contrarrestar ataques con armas de alta tecnología: cazas multimillonarios, bombarderos y misiles. Los ingenieros no preveían tener que lidiar con “cajas de cartón radiocontroladas” que llevaran bombas caseras.

Al final, la munición del Pantsir-S1, muy cara, se utilizó para derribar unos drones baratos. En una hipotética batalla contra un adversario más avanzado, una ataque de este tipo dejaría desprotegido el espacio aéreo ante un posible ataque posterior con cazas y bombarderos cargados con poderosas bombas.

“Los aviones teledirigidos autoexplosivos están cambiando radicalmente la faz de la guerra. Hoy en día, los ejércitos del mundo están empezando a adaptar estas armas a sus objetivos y a desarrollar medios ‘baratos’ para combatirlas con carácter de urgencia”, añadió la fuente militar de Rusia Beyond.

Kaláshnikov ya ha desarrollado su fusil antidrones, puedes leer aquí sobre ello. 

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