En los años 20 lo único que el Ministerio del Interior soviético tenía para seguir y perseguir a los sospechosos eran vehículos extranjeros. Como estos coches eran raros en las calles de las ciudades, los esfuerzos de los agentes por hacer una vigilancia clandestina eran bastante inútiles. El problema se resolvió en 1932 con la aparición del primer vehículo soviético producido en serie, el GAZ-A, una copia con licencia del Ford Modelo A. Aunque adaptado por agentes soviéticos, resultó ser demasiado lento, incómodo y poco fiable.
En 1936, el NKVD (predecesor del KGB) reemplazó el GAZ-A por el GAZ-M1, que tuvo más éxito. Desgraciadamente este coche se convirtió en un triste símbolo de la represión soviética, ya que fue ampliamente utilizado para detener a los “enemigos del pueblo” durante la Gran Purga de Stalin a finales de los años 30.
La versión modernizada del GAZ-M1, el GAZ-11-73, tenía un potente motor de seis cilindros en lugar de cuatro. Aunque debido al inicio de la Segunda Guerra Mundial la producción se paró, ya que los motores de este coche se montaban en tanques ligeros y cañones autopropulsados.
Durante casi diez años después de la guerra, los agentes soviéticos utilizaron coches alemanes capturados y otros arrendados a los estadounidenses. Rápidos y potentes, no eran ideales para aquellos que querían pasar desapercibidos en las calles soviéticas. Pero en 1956 el nuevo GAZ M-20G Pobeda pareció responder a las necesidades de los servicios secretos. Se parecía a un GAZ M-20 normal, pero podía acelerar a 132 km/h en lugar de a 105 km/h.
En los años 60, el GAZ M-20G fue sustituido por el GAZ-23 Volga. Este vehículo se diseñó especialmente para el KGB y los servicios secretos de los países del Pacto de Varsovia. Ni los ciudadanos de a pie ni los funcionarios del Partido Comunista podían comprar uno.
Después vino el GAZ-24-24, que con una velocidad máxima de 170 km/h, era uno de los coches soviéticos más rápidos. Tenía el mismo diseño que el GAZ-24. Sin embargo, una persona perspicaz podía notar que los coches del KGB eran más bajos debido al equipamiento que cargaban. Debajo del coche había dos tubos de escape, que se fundían en uno solo.
El miedo al KGB dio lugar a numerosos mitos en torno al Volga. En 1960-1970, una oscura leyenda urbana sobre el Volga negro se hizo muy popular en Polonia y Hungría. Se creía que sacerdotes, monjes, satanistas o incluso vampiros y hasta el mismo diablo conducían el coche, secuestraban a niños y vendían sus órganos a ricos occidentales y árabes.
Uno de los últimos coches del KGB, el GAZ-31013, apareció a principios de la década de 1980. Se utilizó no solo para seguir los coches de los diplomáticos extranjeros, sino que también sirvió a los líderes soviéticos.
Con la caída de la Unión Soviética, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) tuvo pleno acceso a los coches más rápidos y potentes del mundo. Eso hizo que se desvaneciera la necesidad de mejorar los coches nacionales. Actualmente, sin embargo, el FSB está desarrollando vehículos para unidades especiales. Uno de los prototipos recientes, es el vehículo secreto llamado Falkatus, apodado Batimóvil y “moonwalker” por su extraordinaria y futurista imagen.
¿A qué se dedican los antiguos agentes del KGB? Te lo contamos aquí.
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