Las fuerzas de defensa aérea de Rusia se rearmarán a principios de la década de los 20 y serán equipadas con los últimos sistemas de defensa aérea Buk-M3.
El objetivo de este nuevo sistema es interceptar cualquier activo letal en el aire, existente o emergente. A los Buk no les importa si se trata de misiles balísticos guiados o de crucero, bombas, proyectiles de localización de alta precisión, aviones (de combate y de ataque), helicópteros o aviones no tripulados de reconocimiento y de ataque.
Un solo sistema Buk puede crear un “escudo antiaéreo” sobre una distancia de entre 2,5 y 70 km y alcanzar objetivos a altitudes de hasta 40 km en la estratosfera. Además, puede hacer frente a un misil o un avión que vuele hacia la tierra a velocidades de hasta 3 km por segundo. Gracias a él, las hábiles fuerzas de defensa contra misiles podrán destruir incluso objetivos de superficie o marítimos.
Su hardware puede soportar cambios de temperatura de -50ºC a +50ºC y hacer frente a todas las posibles medidas de interferencia de radio del enemigo. El Buk-M3 puede localizar hasta 48 objetivos y disparar simultáneamente contra cuatro en un radio de 360º.
“El arma puede ser suministrada en un chasis sobre orugas o sobre ruedas o instalada en vagones de ferrocarril de plataforma plana o en barcos. Es de uso universal y puede alcanzar cualquier objetivo con una precisión de 97 sobre 100”, contó a Russia Beyond Dmitri Safónov, exanalista militar del periódico Izvestia.
El experto explicó que ningún sistema en el mundo tiene capacidades similares: ni el Chaparral de los EE UU, ni el Rapier de Gran Bretaña, ni el Roland-5 franco-alemán, ni siquiera el Crotale NG de Francia.
El Buk funciona en base al sistema conocido como “dispara y olvida”. Así, el misil 9M317M marca y rastrea un objetivo durante su vuelo utilizando el sistema de guiado por radar instalado en su ojiva.
Según los medios de comunicación rusos, el misil Buk es excepcionalmente maniobrable, puede soportar enormes fuerzas g y puede perseguir objetivos aerotransportados a lo largo de las trayectorias más complejas e impredecibles ante intenso fuego enemigo y contramedidas electrónicas.
“Una de las principales características del Buk-M3 es que, al igual que los S-300 y S-400, son misiles de lanzamiento vertical que fijan su curso de ataque sólo una vez que están en el aire. Esto aumenta significativamente la velocidad de disparo de los Buks, ya que el ángulo del lanzador no requiere ajuste. Los disparos sucesivos de cada misil pueden tener lugar segundos después del lanzamiento del anterior”, según la agencia rusa RIA Novosti.
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