El primero fue un simple tonel: así eran los submarinos pioneros de Rusia

Los submarinos "Delfín" y "Kasatka".

Los submarinos "Delfín" y "Kasatka".

Dominio público
Fueron los ingenieros y submarinistas rusos del siglo XIX quienes se aventuraron por primera vez en las profundidades con los precursores de los leviatanes submarinos actuales.

Si bien la vida puede haber surgido de los mares, durante miles de años también representaron una fuente constante de gran peligro y fascinación por su misterio.

Sin embargo, las masas de agua siempre han tenido una función militar útil, ofreciendo una oportunidad para desatar un ataque repentino y retirarse de forma oculta.

Incluso los ejércitos de Alejandro de Macedonia utilizaron cúpulas llenas de aire para moverse bajo el agua con fines de exploración, mientras que los guerreros de la antigua Rus respiraban a través de los juncos mientras yacían emboscados en la orilla de algún río.

Al igual que el paracaídas o el avión, la noción de un aparato submarino autopropulsado fue promovida por ingeniosos soñadores hace siglos. A principios del siglo XVIII, época de innovaciones técnicas y de creación de la flota imperial bajo Pedro el Grande, un carpintero llamado Yefim Níkonov trabajó en un "buque secreto" de este tipo.

El

En 1834 el ingeniero militar ruso Karl Schilder desarrolló otro proyecto pionero de importancia mundial, el primer buque submarino con casco de hierro, propulsado manualmente por su tripulación.

El concepto de guerra submarina ganó gran popularidad en el siglo XIX. Submarinos primitivos se utilizaron durante la Guerra Civil Americana y fueron seguidos por versiones más modernas, comenzando en 1884 con el francés “Le Neptune”, que incorporó una máquina de vapor diseñada por el ingeniero Toseli, luego el submarino eléctrico español “Peral” en 1887 y el buque británico “Nautilus” en el mismo año.

En la mesa de diseño del Imperio Ruso

Los ingenieros rusos no solo se mantuvieron al día con esta carrera por el dominio de las profundidades, sino que también arrojaron algo de luz sobre el aún sombrío futuro de la guerra submarina. En la segunda mitad del siglo XIX, el testigo de Schilder pasó al inventor Stepán Dzhevetski, amigo del famoso ingeniero francés Gustave Eiffel.

Dzhevetski desarrolló varios tipos de submarinos y modificaciones a estos, incluyendo un diseño eléctrico en 1884, así como un torpedo sin cámara que se adelantó a su tiempo.

Mientras tanto, Rusia estaba ocupada comprando innovaciones técnicas en este campo por todo el mundo. A principios del siglo XX, el ingeniero naval Iván Bubnov combinó la suma de los logros de los submarinos a nivel mundial para crear el “Delfín”, el primer buque de este tipo que fue comisionado formalmente por la marina rusa.

Con un desplazamiento de 113-123 toneladas y una profundidad de inmersión de 50 metros, el “Delfín “fue uno de los más grandes de su época. Estaba equipado con dos motores eléctricos de gasolina que permitían una velocidad de 10 nudos.

El submarino

Bubnov perfeccionó más tarde su diseño inaugural con el "Kasatka" (Orca), que era más rápido y llevaba armamento mejorado.

El submarino

La necesidad histórica de usar el submarino en combate también apareció en primer lugar en Rusia. La guerra con Japón comenzó en 1904 y la guerra naval iba a jugar un papel decisivo en el conflicto.

La comunidad científica logró con cierta dificultad convencer a los líderes nacionales del valor de estos "nuevos" buques submarinos utilizados para el reconocimiento y el patrullaje. Pero debido a errores de diseño, la inmersión seguía siendo una operación peligrosa.

Escepticismo inicial

Los submarinos no lograron ningún éxito importante en la guerra, pero seguían siendo una fuente de gran temor entre los marineros japoneses y complicaban su acceso a Vladivostok.

Ajenos a esto, las opiniones oficiales en los círculos navales sobre el valor de los submarinos seguían siendo extremadamente reservadas, y se consideraban solo un arma defensiva moderadamente útil.

Debido a estas actitudes hacia la flota de submarinos, Rusia puso en servicio un único buque moderno capaz de realizar operaciones militares antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, el "Akula" ("tiburón"). El resto se construyeron de acuerdo con las especificaciones de los modelos en servicio en 1904-05, y ya estaban obsoletos en el momento de su finalización.

El submarino

Bubnov, sin embargo, continuó trabajando en las últimas ideas sobre la construcción de submarinos. Más notablemente, y en vista de la poca fiabilidad y la peligrosa inflamabilidad de los motores de gasolina utilizados durante la guerra ruso-japonesa, diseñó el submarino diesel “Minoga” ("Lamprea") y una versión aún más grande del “Akula”.

El submarino

Poco antes de la guerra diseñó los submarinos de clase “Bars” (Leopardo de las nieves) y “Morzh” (Morsa), que diferían en su cilindrada y en la capacidad del motor. Estos buques transportaban suministros durante diez días y podían pasar hasta un día bajo la superficie. Durante la guerra, Rusia construyó 24 submarinos “Bars”, pero solo tres de los más modernos “Morzh”.

El submarino
El submarino

Sin embargo, la idea de Bubnov demostró su valía en tiempos de guerra. El “Akula” completó 16 misiones operativas, participó en el establecimiento de campos de minas y fue el primer submarino ruso en iniciar una misión de búsqueda y localización en lugar de limitarse a estar al acecho de objetivos.

A pesar de su reducido número, los buques “Morzh” desplegados en el Mar Negro fueron los más exitosos. Durante la Primera Guerra Mundial, esta clase de submarinos hundió o capturó un total de 13 barcos de vapor y más de 50 barcos costeros motorizados y a vela.

En general, los submarinos demostraron ser una amenaza tanto para el transporte como para los buques auxiliares, y nadie albergaría más dudas sobre su importancia futura, ni sobre el hecho de que Rusia hubiera sido testigo del exitoso nacimiento de su propia flota de submarinos.

La moderna flota de submarinos

Hoy en día, los submarinos se han transformado en verdaderos domicilios sumergibles con cómodas instalaciones para la tripulación, con salas de juegos y espacios comunes e incluso saunas.

Operan lejos de las costas de su patria, pueden lanzar misiles para destruir ciudades enteras desde cualquier punto del globo, y como tal actúan como un elemento disuasivo para la guerra.

En la Armada de Rusia hay unos 13 submarinos de propulsión nuclear armados con misiles balísticos y 27 que transportan torpedos, junto con 19 submarinos de propulsión diésel, ocho submarinos nucleares de propulsión especial y un submarino de propulsión diésel de propulsión especial.

Y todo comenzó con un "delfín", cuya tripulación tenía una tarea clave: sobrevivir al proceso de bucear bajo la superficie.

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