Este es el lugar de la Tierra más alejado de los humanos. Port Nemo se encuentra en la parte sur del Océano Pacífico, entre América del Sur y Nueva Zelanda. También conocido como el "polo oceánico de la inaccesibilidad", hace las veces de cementerio global de naves espaciales.
Las cosmonaves "yacen" aquí a una profundidad de 4 km, sin posibilidad de que nadie las observe. En primer lugar, el cementerio cubre un área de 17 millones de kilómetros cuadrados, con restos de naves espaciales dispersos a lo largo de cientos de kilómetros. En segundo lugar, esta zona remota está cerrada a la navegación.
Paradójicamente, algunos de estos ingenios que orbitan nuestro planeta pueden estar mucho más cerca de este cementerio que el asentamiento humano más cercano en la Tierra. Por ejemplo, la Estación Espacial Internacional está a veces a solo 400 km de Port Nemo, mientras que la "vecina" Isla de Pascua está situada más de 2.600 km.
La primera nave espacial hundida en una tumba acuática en este lugar llegó en 1971, y desde entonces el cementerio ha visto el “entierro” de más de 260 en total. El principal contribuyente en cuanto a residentes de este peculiar camposanto es Rusia (y la Unión Soviética). Entre estos se incluye la famosa estación espacial “Mir”.
El cementerio alberga además los restos de cinco naves de carga de la Agencia Espacial Europea, seis naves de carga HTV japonesas y un cohete Space X.
Estación Espacial Internacional.
Global Look PressEl "exequias" de una nave espacial al final de su vida útil están completamente controladas para evitar daños colaterales. Las astronaves nunca se entierran en el Océano Pacífico de una sola pieza.
Una cápsula o satélite es primero desorbitada. Entonces, la trayectoria de su caída en el polo oceánico de inaccesibilidad es calculada. Las pequeñas naves espaciales nunca sobreviven en la atmósfera de la Tierra y se queman. En cuanto a los aparatos más grandes, se rompen en pedazos y sus restos acaban en Port Nemo.
Sin embargo, a veces ocurren incidentes peligrosos. En 1979, los restos de la primera y única estación espacial Skylab de EE UU no alcanzaron su objetivo, y se estrellaron en la parte occidental de Australia, donde sus fragmentos se exhiben hoy en algunos museos locales.
Otro suceso tuvo como protagonista a la estación Soviética Salyut 7. En 1991, algunos de sus restos cayeron en el territorio de Argentina (sus seis predecesoras sí alcanzaron su último destino). Por suerte, en ambos casos no hubo víctimas.
El cementerio oceánico está esperando recibir a un invitado especial en un futuro cercano.
Según el astrónomo Dr. David Whitehouse, la Estación Espacial Internacional (ISS) será retirada en la próxima década, por lo que, de forma muy cuidadosa, se la hará caer en el polo oceánico de inaccesibilidad. El descenso de la ISS, que tiene una masa de 450 toneladas (es cuatro veces más grande que Mir), será "una visión espectacular", declara Whitehouse.
Desafortunadamente, hay otra estación espacial activa que no acabará en el cementerio, como debería. La Administración Nacional Espacial de China (CNSA) ha perdido contacto con su estación espacial Tiangong-1 y se espera que esta realice su descenso hacia el Pacífico Sur. El lugar preciso de su impacto será conocido solo unas horas antes de que entre en la atmósfera.
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