Los voluntarios del proyecto Niños-404 buscan psicólogos y vivienda para los niños LGBT. Fuente: Getty Images / FotoBank
El gobierno de Rusia no ofrece asistencia ni orientación a los adolescentes LGBT, por lo que el proyecto es voluntario. Se llama Niños-404, como el mensaje de error de un buscador de internet que no ha encontrado una página. La responsable del proyecto es la editora literaria y periodista Elena Klímova, de la ciudad de Nizhni Taguil, a 1.700 kilómetros de Moscú. Después de escribir un artículo sobre la ley que prohíbe la propaganda de la homosexualidad entre los adolescentes y que entró en vigor el año pasado, ella pensó: “pero entonces, ¿a los niños gays quién los protege?” Klímova hizo esta pregunta en la red social rusa VKontakte. “Creía que recibiría cinco o seis respuestas, pero comenzaron a llegar decenas de mensajes y hasta ahora siguen llegando”, - comenta Elena Klímova. Durante el año de existencia del proyecto, ha recibido más de 1.500 cartas.
Una charla con el psicólogo
Elena comenzó a publicar estas cartas, con el permiso de sus autores, en la página del proyecto en la red social. En ellas se lee el dolor y la desesperación provocados por la atmósfera de odio en la que se veían envueltos los adolescentes enamorados de una persona de su mismo sexo. Una tercera parte de los niños entrevistados por Elena Klímova habían pensado en suicidarse por culpa de la homofobia y 50 de ellos habían intentado acabar con su vida, 16 de los cuales lo habían intentado en varias ocasiones.
Los miembros del grupo comentaban las cartas dando apoyo a los jóvenes, intentando convencerles de que la vida no se acaba. Los más preocupados ofrecían su ayuda, buscaban psicólogos que estuvieran dispuestos a hablar con los adolescentes. En la actualidad 15 psicólogos colaboran con el proyecto.Las consultas generalmente tienen lugar por internet, por lo que los jóvenes pueden solicitar su ayuda desde todas las ciudades de Rusia.
Alexander Emris es un psicólogo peterburgués y cada semana acuden a él uno o dos nuevos usuarios. Las charlas con estos jóvenes pueden extenderse desde varios días hasta varios meses. “Generalmente se trata de correspondencia. Las llamadas telefónicas son menos frecuentes, y todavía menos frecuentes son las visitas en persona. En dos ocasiones se quedaron a dormir en mi casa. No tenían dónde dormir debido al maltrato de sus padres al enterarse de su orientación sexual”, comenta Emris a RBTH. El año pasado recibió muchos mensajes de adolescentes quejándose de malos tratos y homofobia. “En general, todos ellos buscan principalmente apoyo, comprensión y atención, cosas que les faltan en su vida”, añade el especialista.
La Duma aprobó en junio de 2013 una polémica ley para combatir la “difusión de información que pretende inducir a los menores a desarrollar actitudes sexuales no tradicionales, a considerar las relaciones sexuales no tradicionales como atractivas, a desarrollar la distorsionada noción de que las relaciones sexuales tradicionales y las no tradicionales poseen el mismo valor”, reza el texto legal.El proyecto de ley estipula multas para los particulares que infrinjan la nueva ley de 4.000-5.000 rublos (125-155 dólares); 40.000-50.000 (1.250-1.550 dólares) para los cargos públicos y 800.000-1.000.000 rublos (25.000-31.000 dólares) para las personas jurídicas.
El psicólogo recuerda un caso en el que se puso en contacto con él un chico que sufría ataques de pánico y había intentado poner fin a su vida en dos ocasiones. “No quería vivir sabiendo que sus padres no le querían, no quería sufrir un estado de salud que cada vez empeoraba más y que ocultaba de sus padres”, comenta Emris. El joven logró hablar con sus padres de su salud y los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral en una fase inicial. “Se metió en un bucle. Tuve que explicarle que en el mundo hay cosas mucho peores que aquello, - continúa Emris. – Luego dejó de hablar conmigo. Pensé que había quizá cometido algún error. Pero al cabo de un mes me hizo llegar a través de Elena Klímova que “nunca se había sentido tan bien en su vida”.
En busca de un sitio donde dormir
Los voluntarios del proyecto ayudan a los jóvenes en situaciones de dificultad extrema, como los daños físicos, la expulsión de sus casas o el ingreso forzado en centros psiquiátricos. Cuando los que piden ayuda son menores de edad, las posibilidades de los voluntarios están más limitadas. “En esos casos actuamos como intermediarios entre los adolescentes y las organizaciones LGBT, - comenta Jana, coordinadora del grupo psicológico del proyecto Niños-404. Si a nosotros acuden mayores de edad, tenemos muchas más posibilidades de ayudarles.
Ahora estoy llevando el caso de dos chicas lesbianas. A una de ellas la tuvieron encerrada en su casa, le daban palizas y le quitaron sus documentos de identidad y los medios para comunicarse, y la otra la ayudó a huir. Hasta donde yo sé, los padres han intentado contar una versión de los hechos totalmente distorsionada, como si las chicas hubieran decidido abandonar los estudios y hubieran huido por esa razón”.
En el caso de que quedarse en sus casas suponga un peligro para la salud o la vida de los jóvenes, los voluntarios les buscan un lugar en el que poder vivir temporalmente. Generalmente se trata del apartamento de uno de los voluntarios. Si es necesario, les ofrecen asistencia jurídica y se les ayuda a encontrar trabajo. En muchas ocasiones, los voluntarios visitan a los padres de los niños LGBT y hablan con ellos.
“En una ocasión se puso en contacto con nosotros un transexual. Escribió diciendo que en su casa le maltrataban y le humillaban. Su padre le dijo que lo mutilaría y lo haría normal, - recuerda la voluntaria Nadia. – Un psicólogo habló con el joven, después le encontramos un apartamento para que abandonara a sus padres. Vivió cerca de un año con mis conocidos. Nosotros hablamos con sus padres y logramos hacerles entrar un poco en razón. Ahora el joven es mayor de edad, las cosas le van bien, trabaja y estudia y vive en un apartamento alquilado”.
"El grupo Niños-404 recibe entre dos y siete solicitudes de ayuda a la semana", comenta la psicóloga de Perm (a 1.442 kilómetros de Moscú) María Naimushina.
Elena Klímova, la creadora del grupo, escribió un libro en el que se incluyen cartas de los adolescentes. A todas las acusaciones de propaganda gay, ella responde una cosa: se trata únicamente de relatos sobre lo duro y difícil que supone ser gay en Rusia actualmente y que pueden resultar interesantes para alguien.
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