Cómo ser padre estando en la cárcel

Nikolái Koroliov solicita poder tener un niño a través de la fecundación 'in vitro'. Fuente: Andréi Stenin / Ria Novosti

Nikolái Koroliov solicita poder tener un niño a través de la fecundación 'in vitro'. Fuente: Andréi Stenin / Ria Novosti

Por primera vez en Rusia un preso tiene la intención de ser padre estando entre rejas. Nikolái Koroliov fue condenado a cadena perpetua por haber provocado una explosión en un mercado municipal. Hace poco dirigió una petición al Servicio Penitenciario Federal y al Comité de Investigación de la Federación Rusa solicitando que le dejen tener un hijo.

Nikolái ya tiene dos niños de su primer matrimonio. Su esposa actual, Verónika, a pesar del riguroso castigo aplicado a su marido, quiere tener un hijo suyo. En estas circunstancias, el medio para conseguirlo es la fecundación in vitro (un método de concepción en que el óvulo de la mujer es fecundado en una probeta de forma artificial).

Actualmente el padre potencial se encuentra en la prisión de Butirka, en Moscú, a la espera de la resolución sobre 'el expediente de paternidad' y escribe cartas de arrepentimiento a la Fiscalía General, tras haber sido declarado culpable de 12 nuevos cargos.

Apodado el 55º, este joven de 33 años y neonazi, fundó en 2001 el club deportivo militar SPAS (Salvación), donde impartía clases de lucha con navajas y cuerpo a cuerpo. Los alumnos de Koroliov se han visto involucrados en numerosos delitos graves y asesinatos motivados por el odio racial. Entre ellos, un asesinato en la estación de metro Púshkinskaya y una explosión en un mercado que causó 14 muertos, entre ellas dos niños. En septiembre de 2006 fue detenido. En 2008 el Juzgado Municipal de Moscú condenó a Nikolái Koroliov a cadena perpetua.

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En 2010 se casó con su segunda esposa en la cárcel, un sacerdote les dio su bendición para que concibieran un hijo mediante este método moderno.

A pesar de su situación, Nikolái se muestra en contra de que los asesinos en serie puedan hacer la misma petición. “La mitad de los condenados a cadena perpetua son delincuentes comunes. En este caso los genes no tienen nada que ver. Se trata de la educación. Mi padre es profesor de música –dice Koroliov–. En la cárcel conocí a Polovinkin, que solo mató a una persona (fue por encargo del vicedirector del Banco Central, Andréi Kozlov). O Serioga, de Carelia, que fue condenado a cadena perpetua por asesinar a un amigo y su mujer. Él dice que no lo hizo, y yo le creo.  Por el tipo de persona se puede ver enseguida si mató o no”.

Koroliov recuerda que tuvo que cumplir condena junto al famoso 'maníaco de Bittsevski', que asesinaba a la gente en el bosque forestal de Moscú que lleva el mismo nombre.

“Conozco personalmente al maníaco de Bittsevski y creo que sus genes son malos. Estuvimos en la misma cárcel. Me sorprendió cuando lo vi por primera vez. Un hombre perfectamente normal, fuerte, parecía un cerrajero abstemio. Razona con sensatez, como si tuviera la cabeza bien amueblada. Pero tiene una idea fija en el cerebro: matar, matar, matar. En la prisión no hay nada que hacer aparte de charlar con los demás. Y a él le encantaba hablar, así que me harté de escucharle”, explica el recluso.

Para él el asesinato es como un deporte, cuanto más mataba, más en forma se sentía. Se llamaba a sí mismo 'el enfermero del bosque'. Decía que buscaba a aquellos que no querían vivir. Veía, por ejemplo, a un borracho. "¡Mi cliente!”. Y lo mataba. La mitad de la cárcel le tenía miedo, se negaban a compartir celda con él.”

Koroliov dice de sí mismo que no quería sangre, pero 1,2 kg de dinamita en un mercado lleno de gente sugieren todo lo contrario.

En Israel se registró un caso semejante, un preso condenado a cadena perpetua concibió un hijo. El palestino Ammar Ziben, condenado en 2012 a 32 cadenas perpetuas en una cárcel israelí por su implicación en atentados con bomba en Jerusalén en 1997, tuvo un hijo.

Su mujer se quedó embarazada con el esperma de su marido, lo sacaron de la cárcel por contrabando. Los médicos especializados en fecundación in vitro que trabajan en la orilla occidental del río Jordán declararon a la BBC que conocían diez casos de mujeres palestinas que se habían quedado embarazadas de la misma manera.

Por su parte, el psiquiatra criminalista y doctor en ciencias de la salud Mijaíl Vinográdov ha comentado el caso:

En la película Brodiaga (El vagabundo) se expone la teoría de que el hijo de un ladrón será un ladrón. Eso no ocurre solo en la ficción. En Rusia todo el mundo conoce la historia de Chikatilo, el asesino en serie. Su familia cambió de apellido, se marchó a vivir a otro sitio, pero su hijo creció y continuó con 'orgullo' la labor de su padre.

Ciertamente, los niños heredarán las cualidades de Nikolái Koroliov. Lucha por una idea, es un asesino y un terrorista. Por lo general el medio y la educación tienen una gran relevancia, pero la biología también se sale con la suya.

Desde el punto de vista legal no se puede prohibir a un condenado tener hijos. No existe una ley de este tipo. Por otro lado, hay normas que indirectamente no permiten que eso suceda: no se puede sacar nada de las cárceles preventivas o las colonias penitenciarias. Solo se pueden tomar muestras de esperma, saliva y sangre de un recluso con una resolución del investigador durante el proceso penal, cuando hay que demostrar la implicación en una violación o un asesinato. No se ha prescrito ningún caso de fecundación in vitro. Creo que es mejor dejar las cosas tal y como están porque ignoramos las consecuencias que estos cambios podrían acarrear. Los maníacos tienen muchas admiradoras. ¿Qué ocurriría si no una, sino cien mujeres quisieran tener hijos del maníaco de Bittsevski?

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