“¡Dejad a los rusos en paz!”

Vladislav Tretyak, presidente de la Federación rusa de hockey sobre hielo, e Irina Rodnina, diputada y tres veces campeona olímpica en patinaje artístico, encienden el pebetero olímpico durante la ceremonia de inauguración de los XXII Juegos Olímpicos de invierno en Sochi. Fuente: Ria Novosti

Vladislav Tretyak, presidente de la Federación rusa de hockey sobre hielo, e Irina Rodnina, diputada y tres veces campeona olímpica en patinaje artístico, encienden el pebetero olímpico durante la ceremonia de inauguración de los XXII Juegos Olímpicos de invierno en Sochi. Fuente: Ria Novosti

En vísperas de la celebración de las Olimpiadas de Sochi, los medios de comunicación occidentales publicaron una gran cantidad de artículos negativos acerca de los Juegos. Sin embargo, tras la ceremonia de apertura y el afortunado inicio de las competiciones, el tono ha variado. Los periodistas ya no se limitan a examinar los juegos desde una perspectiva en blanco y negro. Incluso los artículos que se centran en la controversia sobre las minorías sexuales llevan un carácter más neutral.

La emisora norteamericana National Public Radio señala que, desde que comenzaron los Juegos Olímpicos, losdeportistas de la comunidad LGTB no han experimentado ningún tipo de discriminación en Sochi.

El canal de televisión ABC  ha publicado en su página web un relato sobre el abrazo que el presidente Vladímir Putin dio en público a la patinadora lesbiana holandesa Irene Wust, a la que deseó suerte en las competiciones.

Aunque los lectores de los periódicos en línea británicos han expresado opiniones muy diversas con respecto a las Olimpiadas, muchos consideran injustos los ataques a Rusia.

“Dejad a los rusos en paz”, escribió en la página del periódico sensacionalista británico Daily Mail un usuario apodado Iceman, en cuyo avatar se podía leer la sentencia “I love UK”.

El Financial Timesseñala que los juegos de Sochi han vuelto a ser un “espectáculo olímpico convencional”. Este periódico declara que Rusia “se merece algo más de lo que se ha dicho en las valoraciones negativas de la prensa”.

“La mayoría de las publicaciones extranjeras han dedicado sus reportajes sobre Sochi a los perros callejeros, a los porteros poco instruidos o a las indicaciones de no tirar el papel higiénico por el inodoro; algo que se asemeja más a una burla hacia el país, el cual se ha convertido en el blanco perfecto para la humillación y la demonización”, escribe el diario.

El comentarista de The Guardian Alan Yuhas, aunque ve con ojos críticos los problemas de Rusia en relación con las Olimpiadas, señala que “los Juegos Olímpicos han supuesto una fuente inagotable para los periodistas occidentales de insultos y simplezas en detrimento de la objetividad”.

Tras la inauguración de los Juegos, muchos de los periodistas más críticos con Sochi han optado por analizar el componente empresarial de las Olimpiadas.

El periódico The Washington Post ha publicado un artículo sobre los empresarios que se dedican a la venta de souvenirs con los símbolos Olímpicos.

El Wall Street Journal analiza el uso de las instalaciones olímpicas tras la celebración de los Juegos.

Los periodistas señalan que, actualmente, Sochi tiene un aspecto “demasiado urbanizado”, y recogen las opiniones de expertos tanto rusos como extranjeros en relación con el turismo.

La reacción a los Juegos de los medios de comunicación occidentales es completamente lógica, según anunció a Gazeta.ru uno de los periodistas norteamericano enviados a Sochi que prefiere guardar el anonimato. “La cobertura de los Juegos se centró en la preocupación perfectamente legítima por los derechos de los homosexuales, la seguridad y otras cuestiones. También han sorprendido a todos los costes de la celebración”.

“Todo este flujo mediático se ha convertido en objeto de discusión en sí mismo. Ahora que los medios de comunicación han trasladado toda su atención a los atletas, la cobertura de los Juegos ha pasado a ser más positiva y heterogénea”, señala el periodista.

El presidente del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, Fiódor Lukiánov, también considera que la reacción de los medios de comunicación extranjeros ante las Olimpiadas era previsible: “Mientras no ocurría nada, se dedicaron a describir sus expectativas y a la especulación. El mensaje negativo siempre resulta atractivo. Ahora que buena parte de las emociones se ha trasladado a las competiciones y ante la falta de grandes faltas, ‘el péndulo ha regresado al centro”, indica el experto.

En opinión de Lukiánov, la única conclusión que deben sacar las autoridades rusas es que hay que aprender a afrontar las críticas con filosofía. 

Artículo publicado originalmente en ruso Gazeta.ru.

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