El despertar de la clase media en Rusia. ¿Espejismo o realidad?

Los grupos que teóricamente pertenecen a la clase media tienen escasa capacidad de autorganización. Fuente: RIA Novosti.

Los grupos que teóricamente pertenecen a la clase media tienen escasa capacidad de autorganización. Fuente: RIA Novosti.

Últimamente la clase media está en boca de todo el mundo. Mientras que en España es frecuente hablar de su erosión al ritmo implacable de la crisis, en Rusia el debate va por otros derroteros. Periodistas, políticos y especialistas discuten acerca de las posibilidades prometedoras que se le abren a la clase media.

La gran afluencia de turistas rusos a las costas españolas, así como su presencia cada vez más importante en el mercado inmobiliario parecen confirmar su pujanza. Sin embargo, ¿nos estaremos dejando llevar por un optimismo desmesurado? O por el contrario hay una base fáctica para lanzar las campanas al vuelo. 

Aunque no hay un consenso absoluto en torno a la composición y amplitud  de la clase media, la tradición sociológica clásica utiliza la etiqueta en referencia a aquellas personas que disponen de propiedad suficiente para poder trabajar por cuenta propia: granjeros que explotan su tierra, tenderos, comerciantes, artesanos etc. También  forman  parte de la clase media los asalariados que por nivel educativo y conocimientos, obtienen unos altos ingresos frente a los trabajadores no cualificados.

Después de la II Guerra Mundial la expansión de las ocupaciones del sector servicios (educación, sanidad, comercio),  de los puestos de dirección  y más recientemente de las profesiones ligadas a la llamada sociedad del conocimiento (investigación, comunicaciones, ciencia etc.), han proporcionado nuevos efectivos a la clase media. 

Si volvemos nuestra mirada a Rusia, los sociólogos no se ponen de acuerdo acerca de la existencia de una clase media.  El sistema político-económico de la antigua Unión Soviética no admitía la propiedad privada de los medios de producción. El país carecía de trabajadores autónomos o pequeños empresarios. Ahora bien el trabajo cualificado, la investigación científica o las labores de dirección y supervisión sí que recibían una remuneración más alta respecto al trabajo no cualificado.

La raíz del  problema estaba como reconoce Branko Milanovic –especialista del Banco Mundial– en el subdesarrollo de la sociedad de consumo en comparación con los estándares occidentales.  El exceso de renta y mayor prestigio profesional de los colectivos mediosdifícilmente podía traducirse en un estilo de vida marcadamente diferente respecto al ciudadano soviético corriente. En estas condiciones resulta complicado hablar de una clase media soviética, aunque a día de hoy la discusión no está cerrada.

Una vez abolido el socialismo real y tras la terapia de choque neoliberal de los años 90, la situación en el país se normaliza. Algunos sociólogos afirman que las reformas económicas están dando sus frutos. El más destacado, la aparición en escena de una clase media, que aunque todavía en  consolidación, podría convertirse dentro de algunos años en el centro de la vida económica, política y social, en un proceso de transformación que recuerda mucho al acontecido antes en Estados Unidos y Europa Occidental.

El Instituto de Sociología, institución dependiente de la Academia de Ciencias, ha publicado varias investigaciones al respecto. La primera en 2008 dirigida por M.K Gorshkov y N.E Tijonova. La segunda en 2009 a cargo de N.E Tijonova y S.V. Mareeva. Basándose en criterios como el estatus socio-profesional, el nivel educativo, el bienestar material o la conciencia subjetiva de pertenencia, estiman que la clase media incluye aproximadamente a un 20% de la población activa del país. Alrededor suya hay una periferia de entre el 10 y el 15%. Es decir, personas que comparten algunas cualidades de la clase media y que son candidatas potenciales a ingresar en ella en un futuro próximo.

No todas las evaluaciones son tan optimistas.Con frecuencia, expertos de toda laya e incluso el ciudadano de a pie se preguntan si Rusia forma parte de Occidente o constituye una civilización propia, un híbrido euro-asiático con características culturales singulares. O.I. Shkaratan, Catedrático de la Escuela Superior de Economía,  sostiene la segunda tesis. Por eso las teorías sociológicas clásicas son inadecuadas para explicar la realidad social rusa. El sistema político-económico del país es heredero de viejas tradiciones, que se remontan al yugo tártaro-mongol en el siglo XIII. 

El poder político y no el mercado, a diferencia de Occidente, ha sido el principal regulador de la vida económica, definiendo las posiciones del sistema de estratificación. A esta realidad se la conoce como sociedad etatocrática.L.D. Gudkov y N.A. Zorkaia del Centro Levada han defendido en un artículo reciente una tesis análoga. En la Rusia actual, el poder político sigue siendo determinante, aunque se le ha sumado la propiedad como segundo criterio clave de estratificación.

Si tenemos en cuenta que el acceso a la propiedad y el reparto de la renta es muy desigual, que los grupos que teóricamente pertenecen a la clase media tienen escasa capacidad de autorganización, o que el trabajo cualificado, principal fuente de riqueza material y prestigio de la nueva clase media occidental, está pobremente pagado, comprenderemos los reparos a hablar de una auténtica clase media en Rusia. Un solo dato. En 2011 el 20% de los ciudadanos con más altos ingresos acaparaba casi la misma renta que el 80% de la población restante.      

Si en apariencia las cifras son tan claras ¿De dónde procede la discusión? Muchos ciudadanos, y no es un fenómeno exclusivo de Rusia, contraponen exclusión social a  clase media. Al ser encuestados responderán que no se encuentran en situación de privación extrema pero tampoco son ricos. Luego son de clase media. La mejora inequívoca de la economía en los últimos años ha permitido a millones de personas salir de la pobreza y disfrutar de algunos beneficios de la sociedad de consumo: adquirir un ordenador portátil, un teléfono móvil de última generación o irse de vacaciones a la Costa Brava un par de semanas. Para un sector de la opinión pública el cambio positivo de tendencia impulsa e impulsará el crecimiento de la clase media.  Para otros, es un factor estabilizante en una estructura social mezcla de neoliberalismo y sovietismo. Pero nada más.

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