Fuente: AP
A los rusos no les preocupan problemas mundiales a largo plazo como el calentamiento global o la falta de agua y comida. Una encuesta de Gallup International sobre problemática mundial demuestra que, a diferencia de lo que sucede en otros países del mundo, lo que más asusta a los rusos es la nueva crisis económica.
En el ranking de temores a escala mundial, el miedo a la crisis figura en cuarto lugar tras el terrorismo, el calentamiento global y la escasez de agua y alimentos. En cambio, en Rusia esta amenaza comparte la primera posición con el temor al terrorismo. Es otras palabras, los rusos se preocupan en igual medida por su vida y por su bolsillo.
La encuesta de Gallup en Rusia la llevó a cabo el consorcio de investigación Romir. “Cada país tiene sus particularidades, algunos problemas preocupan más a sus habitantes que otros. Los miedos también alcanzan distintos niveles de intensidad dependiendo del país. Por ejemplo, es comprensible que para los países de África, donde existen graves problemas para obtener agua y alimentos, este problema sea una prioridad. Los europeos, por su parte, no sufren estos inconvenientes. A ellos les preocupan mucho más las consecuencias de la crisis financiera, - comenta el presidente de Romir, Andréi Miliójin, los resultados de la encuesta. – Los rusos también tienen cubiertas sus necesidades de comida y agua. El resto de preocupaciones están relacionadas con la necesidad y la posibilidad de mantener su bienestar. El calentamiento global, del mismo modo que los problemas de la ecología, se encuentran un poco más lejos de su escala de valores. Mientras el país tenga satisfechas sus necesidades y la gente se mantenga en un determinado nivel de vida, la sociedad no tendrá tiempo de pensar en este tipo de cosas”.
Los 'temores económicos' suelen ocupar una posición alta en las encuestas anuales del Centro Ruso para el Estudio de la Opinión Pública. A principios de 2013 la inseguridad sobre el día de mañana compartía el primer puesto con el miedo por el futuro de los hijos (algo que temen el 32% de los encuestados).
El miedo a la pobreza y a la miseria ocupaba la cuarta posición tras el miedo a la muerte y la enfermedad de personas cercanas. Curiosamente, el miedo a la miseria no ha decrecido desde 1992 sino que, por el contrario, ha aumentado de un 17 % a un 22 %.
“Hoy en día la manera de entender la pobreza es muy distinta a la que había hace 20-25 años. Además, cuanto más pobre es una sociedad, más preparada está la gente para afrontar una situación de pobreza y menos se preocupa por ello, ya que es algo propio de su día a día. Hoy en día la sociedad ha enriquecido y, como consecuencia, se ha alejado de este problema. Cada vez más personas temen “volver a ser pobres”, explica Mijaíl Mamónov, experto del Centro Ruso para el Estudio de la Opinión Pública.
Debido a la inestabilidad económica actual, existe un creciente temor a la vejez y la dependencia, así como a la pérdida del trabajo. En cambio, únicamente un 5 % de los encuestados reconoce tener miedo a la propia muerte.
A comienzos de agosto, los temores relacionados con el bienestar material se han incrementado. Según escribe Masha Gessen en su columna del The New York Times, agosto provoca en los rusos un “miedo ritual”: en la historia contemporánea de Rusia, todas las convulsiones han sucedido en este mes. En agosto de 1991 tuvo lugar un levantamiento que provocó la caída del poder soviético. Siete años después, en agosto de 1998, el gobierno ruso se declaró en bancarrota, sumiendo al país en una crisis financiera. En agosto de 1999 hubo un atentado terrorista en el metro de Moscú, y al año siguiente el submarino Kursk se hundió en el mar de Barents. A principios de agosto de 2008 las tropas rusas invadieron Georgia, y el año pasado en este mes un tribunal condenó a las cantantes de Pussy Riot a dos años de prisión por su “plegaria punk” en la Catedral de Cristo Salvador.
“En lo que respecta al miedo a la pobreza y a la preocupación por una nueva ola de crisis económica, hay que recordar que Rusia ha sufrido, al menos durante los últimos 100 años, por tantas adversidades (guerras, hambrunas, déficits, crisis financieras) que estos miedos se encuentran sólidamente asentados en la memoria histórica.
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Por ello existe un índice tan elevado de preocupación por el problema de la pobreza y la subida de los precios. El ciudadano medio en Rusia no es ni mucho menos rico, a menudo su salario no le basta para llegar a fin de mes. Es comprensible, pues, que tema perder lo poco que tiene”, señala Andréi Miliójin.
El psicólogo Vladímir Luchnikov está de acuerdo con la idea de que en los miedos de los rusos influyen los acontecimientos sucedidos en la historia reciente del país. Además del miedo a la pobreza, los pacientes de Luchnikov muestran muy a menudo temor a su jefe, a la mala suerte, a recibir una negativa, así como a los contactos sociales y a la opinión de los demás.
En la mayoría de los casos los rusos acuden al psicoterapeuta por motivos relacionados con fobias. “Se trata de miedos obsesivos que no tienen una explicación del todo lógica”, aclara Luchnikov. Las fobias más extendidas entre los rusos son el miedo a padecer enfermedades oncológicas, cardiológicas, nerviosas o infecciosas, el miedo a la muerte, a la soledad, a los espacios cerrados, al transporte (aviones, trenes, automóviles), al agua o a la oscuridad.
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