Natalia Vodiánova: una cenicienta rusa en el mundo de la moda

La modelo Natalia Vodiánova llega a una fiesta en el castillo de Wideville, cerca de París, en 2011.

La modelo Natalia Vodiánova llega a una fiesta en el castillo de Wideville, cerca de París, en 2011.

AP
Es hija de una familia pobre y numerosa. Creció en una ciudad de provincias rusa y de manera milagrosa ha acabado en el torbellino de la moda parisina. Él es un aristócrata de nacimiento, una lord y una de las personas más ricas del Reino Unido. Se conocieron en una fiesta privada y lo siguiente ya es conocido: matrimonio, tres y niños y asentarse de manera feliz

“¿Cómo puede con todo? Carrera, tres hijos y su propia fundación. ¡Y con 31 años!”, se preguntan muchos de sus fans. Si alguien no sabe cuánto trabajo ha se ha invertido en ello, puede pensar que ella llegó al Olimpo de la moda gracias a un golpe de suerte. A los 16 años Natalia fue a una agencia de Nizhni Nóvgorod con un objetivo: ganar algo de dinero.

En aquel momento los negocios privados en Rusia tenían un creciente interés por la publicidad. A menudo se llevaban modelos a promociones, como degustaciones o sorteos en los supermercados. Era poco dinero pero la intuición le decía a Natalia que debía concentrase en su apariencia. “Me di cuenta de que llamaba la atención de hombres, lo que significa que hay algo en mí”. 

Al principio no soportaba estar en un “desfile de belleza” con centenares de chicas. En uno de los castings se había puesto de manera apresurada un vestido de su abuela y se había ido hacia un lado, sin sospechar que la iban a seleccionar y que eso iba a ser el comienzo de su camino hacia el estrellato. La seleccionaron y fue a Moscú donde posó para la sección rusa de Vogue.

Después de varios meses, en otro concurso, esta vez en París llamo la atención de Jean Paul Gaultier. “Inmaculada y sexual. Niña y mujer al mismo tiempo”, dijo el modista francés. Posteriormente la escogieron para la edición alemana de Elle y para participar en la semana de alta costura de Nueva York. “Esta rusa”, como la llamaban detrás de los escenarios de los desfiles, comenzó a trabajar con Yves Saint-Laurent, Gucci y Calvin Klein. Poco después se convirtió en la “imagen y el cuerpo” de Calvin Klein.

Luego llegaron los contratos con L'Oreal Paris y Chanel y el símbolo del éxito para cualquier modelo, una sesión para el calendario Pirelli. Natalia alcanzó mucho más éxito del que cualquiera de sus compañeras rusas pudiera imaginar.

Aunque una modelo sin individualidad y una historia curiosa no se valora tanto. Vodiánova tenía ambas. Primero se casó con el pintor y lord Justin Portman. Han tenido tres hijos y cada vez ha vuelto al trabajo en un tiempo récord, después de pocas semanas. Poco después comenzó a dedicarse a labores sociales y creó la fundación `Naked heart´(Corazón desnudo), que se dedica a la construcción de espacios de juego para niños con problemas de crecimiento por toda Rusia.

La hermana menor de Natalaia sufre parálisis cerebral y autismo, lo que influyó para que la modelo decidiese abrir su fundación. Posteriormente se supo que Vodiánova entraba en la lista de las 300 personas más ricas del Reino Unido.

Aunque no todo ha sido un camino de rosas. Vodiánova cortó con su “príncipe” y empezó a dedicarse a sus hijos y su fundación. De un cuento de hadas pasó a un romance. Conoció y se enamoró del empresario Antoine Arnautl, el hijo del dueño de Louis Vuitton, y ahora está esperando su cuarto hijo.

"Sí, soy feliz, rica y famosa", ha dicho Natalia. "Pero todavía sigo siendo una chica sencilla de Nizhni Nóvgorod. Cuando me hice famosa, solo deseaba una cosa, que no se me subiera a la cabeza. Creo que lo he conseguido, y es lo que más valoro".  

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