Entre los cientos de detenidos hay numerosos vietnamitas. Fuente: ITAR-TASS.
Tras una serie de redadas en los mercados de Moscú, la policía y el Ministerio de Situaciones de Emergencia han tomado la decisión de abrir un campo pre-deportación para inmigrantes irregulares. Este campo, diseñado para alojar hasta 1.000 personas, ya está casi lleno. Por su parte, el Servicio Federal de Migración (SFM) planea crear más de 80 nuevos centros de detención para inmigrantes irregulares.
El campamento, construido apresuradamente al oeste de Moscú tras inspecciones a gran escala de los mercados de la ciudad, se parece más un campo de refugiados. Doscientas tiendas de lona del ejército han sido plantadas en el suelo.
Las noticias sobre la detención de cientos y miles de inmigrantes en
Moscú se suceden día tras día desde hace dos semanas. Los centros de internamiento están saturados.
La prensa extranjera
lo tiene muy difícil para acceder al improvisado campamento, mientras
que los medios rusos llevan varios días entrando y saliendo para dar
distintas versiones de cómo se vive dentro.
Los detenidos, en su mayor parte procedentes de Vietnam, pero entre los que también hay egipcios, sirios e incluso afganos, duermen en literas. Se ven incluso familias con niños pequeños que juegan a la entrada de las tiendas. Junto a las tiendas hay un interminable muro de cien servicios portátiles, seguidos de cocinas de campaña donde se prepara alforfón y carne enlatada. La operación ha sido organizada y gestionada por el Ministerio de Situaciones de Emergencia.
Representantes de la Embajada de Vietnam ya han expresado su descontento con las condiciones de vida en el campo, "sencillamente inhumanas", donde 40 personas se ven obligadas a compartir tiendas de solo 50 m2. Sin embargo, el principal problema, según los expertos, no son tanto las condiciones del campo, sino el hecho de que el campo en sí es el resultado de una política más que cuestionable.
Serguéi Markov, director del Instituto de Investigación Policial, ha señalado que el hecho mismo de que haya instalado un campo muestra lo poco sistemática que es la política gubernamental sobre inmigración. "El campo es una medida provisional. Es una solución temporal para un problema que ha existido durante años. Lo que muestra es la debilidad e ineficiencia del Gobierno. Ahora es importante determinar exactamente qué queremos: necesitamos inmigrantes, pero tienen que ser inmigrantes legales. Hay que entender quién tienen la culpa de que estén aquí de manera ilegal: ¿los inmigrantes mismos? ¿O la estructura empresarial que los invitó a venir?", argumentó.
Mientras tanto, el SFM ya ha preparado una normativa que debería resolver el problema de la inmigración irregular. El documento señala la necesidad de establecer más de 80 centros en Rusia para la detención de extranjeros que podrían ser deportados.
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Como explica Yevgueni Andreyev, investigador en el Instituto Demográfico de la Escuela Superior de Economía, a Rusia no le interesa combatir la inmigración. Por el contrario, necesita maneras de legalizar su presencia en el país, ya que los trabajadores inmigrantes son el medio para solucionar el problema del envejecimiento de la población.
"Según cálculos del Servicio Federal de Estadística, unas 700.000 personas alcanzan cada año la edad de jubilación. Es una cifra enorme. Y esos números no se van a reducir. La población continúa envejeciendo y ese proceso plantea nuevos retos, ya que reduce la fuerza de trabajo. Es un problema importante a nivel global y no podemos hacer nada para resolverlo. Hay dos áreas que deben desarrollarse: la infraestructura para los jubilados y el sistema para atraer trabajadores extranjeros a Rusia".
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