Cuando adelgazar se convierte en una filosofía

Ekaterina Mironova es autora de un ‘bestseller’ en Rusia y pronto espera publicar en castellano. Fuente: Julián Jaén

Ekaterina Mironova es autora de un ‘bestseller’ en Rusia y pronto espera publicar en castellano. Fuente: Julián Jaén

Entrevista a esta autora afincada en España que ha vendido más de 500.000 ejemplares en Rusia de su libro de autoayuda.

Escribe libros como churros; son tantos que ya no recuerda si supera la veintena. Tiene cuatro de ficción y un método sobre cómo adelgazar, un auténtico récord de ventas, entre otros títulos de autoayuda. Ekaterina Mironova, (Moscú, 1982), nunca imaginó que contar su experiencia fuese a convertirse en su modo de vida.

Hace ya más de diez años perdió 60 kilos en menos de un año (llegó a pesar 120), y cansada de repetir cómo lo había logrado, decidió poner sus trucos y método en negro sobre blanco. Desde entonces, no ha parado de contarlo; tampoco de vender. En Rusia, El sistema -60, título de su famosa obra, ha superado los 500.000 ejemplares y su tirón fue tal que su autora tuvo que hacer versiones para hombres, libros de recetas, de ejercicios y entrenamientos para estar bien, instrucciones para conservar un cuerpo en forma….

A partir de ahí, la escritora –afincada en Madrid desde hace un par de años-  comenzó a escribir sobre psicología y bienestar, casi siempre temas de autoayuda y centrada en el universo femenino.

“Realmente lo que ha tenido éxito es mi fórmula para perder peso, que es la que yo viví. Y de verdad, lo hice no por dinero, sino por ayudar a otras mujeres que estuvieran en mi situación. Porque al final, para perder peso sólo se requiere creer en una misma. No hacen falta medicinas ni operaciones”, señala Mironova perfectamente maquillada, vestida y desde en unos estupendos y altos tacones verdes.

“Camino perfectamente con ellos. Las rusas estamos acostumbradas a llevarlos las 24 horas, si hace falta, y sin perder el aliento”, explica entre risas por el centro de Madrid.

Ante la duda sobre su calidad y conocimientos médicos o psicológicos para tratar los temas que aborda, Mironova cita a Charles Darwin: “El famoso naturista estudió para ser clérigo rural y su teoría no tiene nada que ver con la teología”, asevera  tajante.

“Al principio, sólo contaba mi historia, que a mí me funcionó. Luego cuando los médicos me han dicho que está bien, pues… ¡sin problema! En el resto, me he ido metiendo poco a poco. Y por eso prefiero sólo escribir de lo que he vivido; de ahí que no me sintiera cómoda con el método para hombres. Además, no se puede ser profesional de todo”, afirma segura de sí misma. Y si se indaga sobre sus formas, la escritora: más allá de ciertos consejos (como la licencia para comer todos los dulces del mundo pero nunca más allá de las 12 del mediodía), entra en el comportamiento de las personas.

“Muchas mujeres fallan con sus dietas porque su vida es: levantarse, llevar a los niños al colegio, ir al trabajo, recoger de nuevo a los niños, hacer la casa, bañarles, recoger y limpiar. Y así hasta el día siguiente. Fracasan porque no les gusta su vida”, dice Mironova.

“Para perder peso hace falta corregir algo en tu cabeza”, reitera y ahí entra en asuntos más espinosos como separaciones, muertes o mujeres víctimas de violencia doméstica, que también tocan la autoestima y afectan al bienestar de la persona, y por lo tanto, a su físico.  

Tres millones de seguidores

Su sistema no es sólo una manera de perder peso –asegura su web - Es también “una filosofía que ayuda a superar las dificultades”, reza su espacio en Internet. Y así, la escritora h
abla de los milagros cotidianos de la vida. 

”

¡No soy la única que cree en la magia del cambio! 
Desde el nacimiento del método, cuento con más de tres millones de seguidores por todo el mundo”, apunta orgullosa. En odnoklassniki.ru (una red social rusa, una especie de Facebook) tiene también en un grupo 360.000 fans. Y más rarezas o fenómenos extraños; cuenta además que los ha conseguido sin promoción, sin gastarse un euro en promoción. ¿El secreto? “Trabajar como una loca. Especialmente los cinco primeros años y cuando ya no puedas más, cuando estés agotado por la noche, los fines de semana, preguntarte: ‘¿puedo todavía echarle unas horas extras más?’. Y como siempre se puede, hacerlo”, aconseja.

En cuanto a futuro, la tenaz moscovita, lingüista de profesión, quiere cerrar un contrato con Planeta Sur (la división de la editorial española que trabaja en Sudamérica) para editar su libro en castellano. Lo ha intentado en España, pero sin éxito. Por eso dice que “si no lo ha logrado desde aquí, buscará el hueco desde otro punto.

Esta convencida de que en pocos meses los lectores hispanohablantes podrán leerla. Otro de sus planes es mandar a una amiga a Chile, donde el gobierno andino –explica- está ofreciendo ayudas a emprendedores que estén en el mundo de las startups. Allí montaría una especie de franquicia.

Ella dice que se queda (de momento) en España. “Aquello es como Rusia: ahora todo está bien, pero no sabes lo que puede pasar mañana”, dice. Y mientras, sigue viajando en constante promoción. También está grabando para una televisión ucraniana una sección sobre belleza, señala, antes de aclarar, por si alguien no lo ha entendido que a ella no la para nada ni nadie.

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