Estudios sociológicos indican que una mayoría aplastante de rusos se muestra contraria a la legalización de la tenencia de armamento. Fuente: Kommersant
Según datos del grupo de investigación ZIRCON, que ha llevado a cabo un seguimiento sobre este problema durante los últimos dos años, una mayoría aplastante de rusos (según los datos, en septiembre del año 2012 era el 74%) contempla de forma negativa la idea de permitir a los ciudadanos mantener y llevar armas de fuego cortas para autodefensa.
Merece la pena señalar que, según datos del Levada Center, en 1991 el 76% de los encuestados veía mal esta idea.
Entre tanto, los expertos del grupo ZIRCON señalan que en los últimos dos años se ha dado un cambio –aunque pequeño– en la opinión social hacia la aprobación de la legalización de las armas. El porcentaje de partidarios de permitir la venta libre de armas ha aumentado desde el 14% al 22% (es decir, más de un punto y medio).
En opinión de los sociólogos, esto se explica porque los debates iniciados por los partidarios de la legalización han empezado a dar sus frutos, y cada vez más ciudadanos ven las armas de fuego como una forma de autodefensa.
Sería injusto sostener que para la mayoría de los rusos las armas de fuego son un sueño inalcanzable. Los mayores de 18 años tienen derecho a adquirir armas de cañón largo y liso, y eso sin hablar de las armas no letales. Según datos del Ministerio de Interior, en Rusia cerca de cinco millones de personas poseen un arma de uno u otro tipo. Pero para los civiles, las armas de fuego cortas están prohibidas por ley. Y es poco probable que dejen de estarlo en un futuro próximo.
Después del sangriento drama acaecido el otoño del pasado año, cuando un abogado de una firma moscovita disparó a seis de sus colegas en la oficina, las autoridades declararon que tenían intención de endurecer las reglas de circulación de armas para los civiles.
El gobierno ha reaccionado negativamente a la reciente iniciativa del Partido Liberal-Democrático (LDPR en sus siglas en ruso) de Vladímir Zhirinovski de permitir a los habitantes del país usar algunas clases de armas cortas para autodefensa.
El diputado de la Duma Estatal Alexéi Zhuravliov está seguro de que en Rusia no existe cultura de manejo de armas y de que su libre circulación no traerá nada bueno. “En el país hay decenas de millones de armas de fuego y no letales, las tienen los ciudadanos. Y con frecuencia el aburrimiento lleva a que cabezas irascibles las usen”, explica.
Además, es evidente que la discusión entre partidarios y opositores a la legalización no va a terminar pronto. Sobre todo porque muchos políticos conocidos, representantes de las más variadas tendencias políticas, están haciendo declaraciones a favor de las armas. En opinión de estos, un arma en manos de la población es “la última línea de defensa en la lucha contra la delincuencia”. Y con el aumento del número de armas legales entre los ciudadanos se dará un descenso en el número de delitos.
“Portar un arma no implica que su propietario vaya a usarla, sino que un criminal no va a saber si la tiene, así que tendrá miedo de acercarse”, asegura el abogado Mijaíl Barschevski.
Según los datos de los sociólogos, los rusos que han tenido, según sus palabras, alguna experiencia de encontronazos con criminales muestran el doble de apoyo a la legalización de las ramas cortas, y casi 2,5 puntos más de disposición a comprar este tipo de armas, que aquellos que no han tenido una experiencia similar.
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