Jóvenes contemplan fragmentos de meterorito en el Planetario de Moscú.Fuente: Grigori Sisoev/ RIA Novosti.
Aquellos
lugares donde se sabe desde hace tiempo que ha caído un meteorito
son epicentro de la "fiebre del meteorito", a menudo los
restos son tantos que es imposible encontrarlos todos, por mucho
tiempo que haya pasado.
Los aparatos de medición magnética son principalmente magnetómetros y gradiómetros. Para la búsqueda de meteoritos son mucho más eficaces los buscadores de metales gracias a su mayor radio de alcance. Gracias a esta moderna tecnología se pudieron encontrar 20 meteoritos en la Antártida en tan solo cuatro horas. Para muchos es algo más que un hobby, se conocen casos en los que los “buscadores” han ganado más de un millón de euros con la venta de fragmentos. Los precios pueden oscilar entre los 300 euros y los cientos de miles. En Rusia la Academia de Ciencias tasa y paga recompensas por los meteoritos.
La onda expansiva fue registrada por observatorios de todo el mundo, incluso del hemisferio occidental. Como resultado de la explosión se destruyeron los árboles de un área de más de 2.000 kilómetros, se rompieron cristales en varios cientos de kilómetros del epicentro de la explosión. Algunos días después, desde el Atlántico hasta Siberia central se pudieron observar intensas luces en el cielo y nubes iluminadas. Incluso hoy en día hay muchas versiones sobre la procedencia de este cuerpo estelar, desde que son las consecuencias de los experimentos de Nikola Tesla hasta un cometa. La administración del krai de Krasnoyarsk ha creado rutas turísticas en el lugar donde cayó el meteorito de Tunguska, pensadas también para el turismo extranjero.
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