Detienen en Moscú a un mafioso expulsado por España

Valery Sharifulin/TASS
A mediados de julio en Moscú fue detenido en su mansión Zajariy Kalashov uno de los “ladrones en ley” más importantes. Estuvo ocho años preso en España y fue expulsado a Rusia hace dos años. Estos criminales tienen un código de honor muy estricto.

Detrás de una alta valla se alza una mansión que, a simple vista, es como cualquier casa de lujo en un prestigioso barrio a las afueras de Moscú. En el patio hay un aparcamiento. La cámara se adentra y lo que se ve es una pomposa decoración, enormes lámparas de araña, sillones, sofás al estilo de Luis XIV e iconos religiosos. La luz del día apenas se distingue a través de las pesadas cortinas con flecos. Esta imagen podría ser propia de un museo o de un camerino de teatro, pero es la casa de un “ladrón en ley”, el rey del mundo criminal ruso, el georgiano, Zajariy Kalashov, conocido como “Shakró Molodói” (Shakró el joven), y la grabación la realiza un equipo de la policía.

La actuación de las fuerzas de seguridad se debe a delitos de extorsión y varios posibles asesinato de antiguos dirigentes de la red criminal así como de topos. Shakró está tranquilo, no es la primera vez que lo detienen, sino la tercera. Además, fue juzgado en España por blanqueo de capitales e integración en un grupo criminal y condenado a siete años y medio de cárcel. Tras nueve años de trámites, en octubre de 2014 lo extraditaron a Rusia, donde recuperó de nuevo su libertad.

¿Quiénes son estos “ladrones”?

ReutersZajariy Kalashov. Foto: Reuters

Los “ladrones en ley” son un grupo mafioso que surgió en los años 30. Estaba compuesto por personas que no reconocían el poder soviético y se convertían criminales. “Ladrón” no es una profesión sino un título que perseguían. No tenían permitido casarse, empadronarse, trabajar, tener propiedades o contacto alguno con el gobierno. Aunque lo más importante era no acumular “faltas”, que según el código moral del “ladrón” suponía delatar a otros o devolver deudas. Gracias a este rango podían actuar como árbitro en las disputas del mundo criminal.

Según indica Mijaíl Pashkin, presidente del Consejo de Coordinación del sindicato policial de Moscú , estos “ladrones” desaparecieron a principios de los años 60, cuando se les condenaba a muerte según la ley soviética. Actualmente un “ladrón en ley” es un simple un líder de un grupo criminal, aunque han mantenido algunas “tradiciones” como la de la ceremonia de la “coronación” y el “banco”, un fondo colectivo que mantienen ellos mismos.

Los delincuentes comparten ideas en sus reuniones, que se celebran en lugares tranquilos y con poca gente. Un hotel, un restaurante caro -los que están cerca no se dan cuenta de lo que está ocurriendo- un barco o un cementerio son los espacios de encuentro habituales.

El título también se puede adquirir con dinero, pero no está bien visto hablar del tema. “Es de mal gusto y se pueden hacer méritos para conseguirlo y lo preferido son las grandes inversiones financieras”, relatan a RBTH expertos del mundo criminal de la agencia Prime Crime.

El precia varía según la persona. El que lo merece por méritos propios puede adquirirlo por unos 2.000 euros. Aunque “si tienen mucha necesidad de dinero, pueden coronar a alguien por un millón de rublos y, tras cinco minutos, quitáselo por cualquier falta y quedarse con el dinero”, relatan en Prime Crime.

Con el dinero del fondo colectivo se soborna a vigilantes y a jefes de las prisiones. “En la celda hay un teléfono, comida de restaurante y chicas. A un ladrón que estaba en la cárcel de Smolensk lo llevaban cada día a Moscú para seguir, supuestamente, con los procesos de investigación. Este les pagaba a los acompañantes un hotel y él se iba a las Canarias”, relata Pashkin.

 “Compran el tribunal, la fiscalía y la instrucción”

En 2015 Prime Crime calculó que hay 485 “ladrones en ley” en todo el mundo. De ellos, solo una cuarta parte (118) se encontraba entre rejas. Pashkin supone que son muchos los que colaboran con las fuerzas de seguridad.

En 2008 uno de los “ladrones” filtró información a la policía sobre un encuentro. Tuvo lugar una escena propia de una película de Hollywood: un barco alquilado lleno de jefes mafiosos, helicópteros de lasa fuerzas especiales que desncendieron a cubierta para capturarlos. Detuvieron a 39 aunque a día de hoy la mitad ya están sueltos.

“Los atrapan, les quitan las drogas o las armas, y luego los sueltan porque no pueden demostrar nada”, relatan en el sindicato de policía. Las investigaciones por pertenecer a una banda criminal no suelen llevar a nada por falta de pruebas.

“Hoy en día los ladrones han aumentado su esfera de influencia más allá de las fronteras de la antigua URSS y se trata de una auténtica corporación”, explican en Prime Crime. En Rusia existen representantes en cada ciudad y pueblo. “Ahora controlan más flujos económicos, empresas e industrias. Compran el tribunal, la fiscalía y la instrucción”, afirma Pashkin.

Cuando hubo un tiroteo en un restaurante el quede Shakró estaba involucrado, acudieron unos policías que ni se inmiscuyeron en el asalto. “Se quedaron en el coche como si estuvieran en el cine”, relató al periódico Kommersant un testigo.

Ahora, tras el arresto del “rey de los ladrones”, habrá una nueva reforma en el mundo del crimen organizado. “Un ladrón, por mi influyente y autoritario que sea, no puede administrar los asuntos desde la cárcel. En el futuro próximo otro retomará el puesto de Shakró”, afirman en Prime Crime.


En 2005 la Policía Nacional española lanzó la “operación Avispa” en la que fueron detenidas alrededor de 30 personas en Barcelona, Alicante y Málaga. Zajariy Kalashov consiguió escapar pero fue detenido poco después en Dubái. Condenado a nueve años por blanqueo de dinero e integración en banda criminal, su captura fue un hito en la lucha contra el crimen organizado internacional, un reto a priori imposible por el poder que atesoraba el personaje, con influencias incluso a nivel político en varios países. Tras cumplir siete años de prisión fue extraditado a Rusia.

 

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