Los manuales escolares explican que las mujeres rusas obtuvieron su derecho al voto en la URSS en 1917. Por tanto, parece que este derecho les fue concedido por Vladímir Lenin y los bolcheviques, que habían derrocado y asesinado al zar para fundar el estado soviético.
La historia, sin embargo, es bastante más compleja. Antes de la Revolución de Octubre, en febrero de 1917, hubo una revuelta popular y el zar fue reemplazado por un gobierno provisional, liderado por el príncipe Guéorgui Lvov. Fue Lvov quien, por primera vez en la historia de Rusia, concedió a las mujeres el derecho al voto. Sin embargo, no duró mucho en el poder. En aquellos tiempos, las mujeres podían ir a las urnas solo en seis países: Nueva Zelanda, Noruega, Dinamarca, Australia y en algunos estados de los EE UU.
En 1917 existía una respetable organización de mujeres: la Liga Rusa para la Igualdad de las Mujeres. Incluía a centenares de asociaciones de mujeres de todo el país. El 3 de marzo de 1917, los periódicos publicaron el programa provisional del Gobierno, que no incluía el sufragio femenino.
En San Petersburgo, capital del país en aquellos años, miembros de la Liga empezaron a informar a mujeres de todas las clases sociales sobre la importancia del voto. La administración de la Liga envió una petición al príncipe Lvov, pero este se negó a revisarla.
El 19 de marzo, 40.000 mujeres se manifestaron por San Petersburgo. Encabezaban la manifestación “amazonas” a caballo, seguidas por dos orquestas. La veterana revolucionaria Vera Figner iba en coche en medio de la procesión. Las mujeres llegaron a la Duma de Estado y exigieron reunirse con los diputados. Las negociaciones continuaron hasta la noche y terminaron cuando Lvov cedió y reconoció el derecho al voto de las mujeres.
Primera mujer votando durante la elección de la Asamblea Constituyente.
Getty ImagesLas primeras elecciones en las que votaron todos los ciudadanos se celebraron en el verano y principios del otoño de 1917. Fueron elecciones a la Duma de Estado y la Zemstva, los órganos gubernativos locales. Sin embargo, se produjeron muchos incidentes, sobre todo en los pueblos. En uno, los hombres cancelaron las elecciones a la Zemstva porque las mujeres estaban participando. Cuando se volvieron a celebrar, ya no se les permitió la participación. En otras regiones, no se dejó ni que las mujeres se acercasen a las urnas. En esos lugares, las mujeres todavía tuvieron que mantener una larga lucha por sus derechos.
Los zhenotdeli, departamentos creados en los órganos de gobierno para atender las cuestiones relacionadas con las mujeres, empezaron a defender los intereses de las mujeres. Los Gobiernos garantizaron nuevos derechos: jornadas laborales de ocho horas, prohibición del trabajo nocturno, baja y ayudas por maternidad. Se estableció un salario mínimo, independientemente del género, y en el matrimonio se equipararon los derechos de los cónyuges.
Los hombres empezaron a pensar que los zhenotdeli eran una mala influencia para las familias. Se produjeron cientos de ataques contra sus representantes, incluso asesinatos. La organización fue abolida en 1930 y el líder soviético Iosif Stalin anunció que “la cuestión de la mujer” se había resuelto.
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