¿Qué consecuencias tiene la detención del ministro de Desarrollo Económico?

Alexéi Ulikáiev, ministro de Desarrollo Económico, en el tribunal Basmanni de Moscú.

Alexéi Ulikáiev, ministro de Desarrollo Económico, en el tribunal Basmanni de Moscú.

Maxim Blinov/RIA Novosti
Alexéi Ulikáiev representa al ala más liberal del gobierno ruso. Su detención por parte del FSB por recibir un soborno de 2 millones de dólares por parte de miembros de una petroleras, no está exento de polémica.

“Hizo varias llamadas a varias personas, algunas de ellas cargos muy influyentes en el gobierno y en la policía. A todos les hizo la misma pregunta: “¿Qué está pasando aquí?”, así describe un testigo la operación especial para la detención del ministro de Desarrollo Económico, Alexéi Ulikáiev, cuya noticia publicó el Comité de Investigación la madrugada del 15 de noviembre. El ministro está acusado de recibir sobornos por valor de 2 millones de dólares.

El ministro fue pillado in fraganti recibiendo dinero bajo el control de los agentes especiales. Según el Comité de Investigación, el soborno está relacionado con una transacción de la empresa petrolera Rosneft para la compra de un paquete de control de las acciones de la empresa Bashneft, propiedad del Estado. El departamento de Ulikáiev debía dar luz verde al contrato y para ello el ministro, presuntamente, habría exigido el soborno y amenazado a varios representantes de Rosneft.

Este es el primer caso en la Rusia moderna en que un ministro en el cargo se encuentra bajo arresto (por ahora domiciliario) y se le acusa formalmente. Según una fuente de la agencia RIA Novosti en los órganos policiales, el FSB “más de un año” investigando a Ulikáiev, y según confirma Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente, Vladímir Putin estaba al corriente de todo.

Alexéi Ulikáiev, representante del sector más liberal, llevaba 11 años ocupando cargos de gobierno y anteriormente había trabajado otros nueve años como vicepresidente primero del Banco Central de la Federación Rusa. En su puesto de ministro, se había pronunciado a favor de las reformas para evitar que el Estado reforzara su control de la economía, siempre había estado enfrentado al Ministerio de Finanzas, responsable del cumplimiento del presupuesto federal, y no se amilanaba en sus duros pronósticos económicos: el pasado mes de octubre declaraba que a la economía rusa le esperan 20 años de estancamiento. 

“Una acusación extraña: aceptar sobornos por una valoración de mercado”

Su detención ha sido tan inesperada y las acusaciones tan inverosímiles que muchos cargos oficiales no se han contenido y han declarado que la situación es “absurda” y las acusaciones “extrañas”.

“Es la última persona de la que cabría esperar algo así. Lo que se ha escrito en la prensa parece absurdo. Por ahora no se entiende nada”, comenta el vicepresidente del Banco Central Serguéi Shvetsov. “Si Alexéi Ulikáiev estuviera acusado de atropellar a una anciana en un todoterreno a toda velocidad de noche en Moscú, todo esto parecería más verosímil”, comenta Alexander Shojin, varias veces ministro y actualmente director de la Unión Rusa de Empresarios.

Las dudas de los expertos se deben a dos circunstancias: el tamaño del soborno y su propósito. “Nadie, ni los expertos ni los políticos, tiene la más mínima duda de que el precio de Bashneft, de 329.000 millones de rublos [5.030 millones de dólares], es su precio de mercado. Por eso acusar a alguien de aceptar sobornos por una valoración de mercado resulta algo extraño”, señala Shojin.

A principios de octubre de este año, el gobierno aprobó la compra por parte de Rosneft del 50,0755 % de las acciones de uno de los mayores productores de petróleo de Rusia, Bashneft, por 5.030 millones de dólares, ya que una auditoría de E&Y había valorado el paquete estatal de la compañía en 4.670 millones de dólares.

El mayor aspirante al paquete de control era la mayor empresa petrolera privada del país, Lukoil, pero su director, Vaguit Alekpérov, por el contrario, señaló que el precio de 4.670 millones de dólares estaba muy por encima de lo que realmente valía la empresa. Como resultado, el único comprador de Bashneft era Rosneft, dirigida por Ígor Sechin, y la transacción se llevó a cabo sin concurso de por medio.

Según el director general del Consejo independiente de Estrategia Nacional, Valeri Jomiakov, todo este asunto parece una encerrona. “Ígor Sechin es un antiguo amigo de Putin. ¿Una persona normal amenazaría a un amigo de Putin? Además, 2 millones de dólares es una cifra ridícula para un político de ese nivel. Los coroneles del Ministerio del Interior roban miles de millones que guardan en sus casas”, recuerda Jomiakov un reciente escándalo de corrupción

No se trata del tamaño del soborno, aceptar sobornos es ilegal sean como sean, comenta en una entrevista para RBTH el miembro del consejo de expertos del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas y Políticas, Alexéi Zudin. Lo que más extraña es otra cosa: el Comité de Investigación declara que a Rosneft no se la acusa de nada, que la empresa adquirió el paquete de acciones de forma legal.

“Pero si la transacción se llevó a cabo en base de un soborno a cambio de conceder el contrato, ¿esa transacción se puede considerar legal? Esta cuestión tiene doble filo: si la transacción es legal, esto significa que Rosneft ofreció realmente un precio más alto que nadie. Pero entonces el soborno pierde todo el sentido”, comenta Zudin, que espera que próximamente lleguen unas explicaciones más convincentes, porque por ahora no las hay.

Un ataque contra los liberales

En Rosneft aconsejan hacer caso al Comité de Investigación y no consideran que el caso de Ulikáiev afecte negativamente a la transacción de compra de Bashneft. “Es absurdo, se trata de una transacción perfecta, extremadamente correcta… El Comité de Investigación ha declarado de forma bien clara que Rosneft no está acusada de nada, ni puede estarlo”, declaraba el secretario de prensa de la compañía, Mijaíl Leóntiev.

Ulikáiev es por ahora el único imputado del caso. El banco VTB, que intervino como agente de la privatización, tampoco está acusado.

El Kremlin expresaba su postura de este modo: “Se trata de una acusación muy seria que requerirá pruebas fehacientes. En cualquier caso, únicamente los tribunales podrán resolverlo”, declaraba Peskov.

Sin embargo, muchos aseguran que el caso podría tener motivaciones políticas. Existen realmente muchas preguntas, como por qué el soborno se entregó después de la privatización, y no antes, según opina el director del Centro de Investigaciones Politológicas de la Universidad Financiera del Gobierno de la Federación Rusa, Pável Salin.

“En primer lugar, Ulikáiev es uno de los principales representantes de los liberales en el gobierno. En segundo lugar, es el encargado de escoger la línea socioeconómica, criticada desde hace tiempo por los oponentes de los liberales”, comenta Salin. Según el experto, se trata de un ataque contra las posiciones en el Estado de los liberales y al mismo tiempo contra su ideología, “y es posible que el ataque consiga el efecto deseado”.

Sin lugar a dudas, este es también un ataque contra el primer ministro, Dmitri Medvédev, según varios expertos entrevistados por RBTH, aunque no lo suficientemente fuerte como para privarlo de su puesto. “En este caso, el puesto de Medvédev no está en riesgo. Ulikáiev es miembro del equipo de Gaidar [Yegor Gaidar, ideólogo principal de las reformas económicas de los años 90]. Recuerdo que a finales del año 91 Gaidar se convirtió en primer ministro en funciones e invitó a los representantes de los partidos a negociar. Yo acudí en representación del Partido Democrático de Rusia. Ulikáiev nos sirvió el té. ‘Liosha, tráenos un té’, le dijo Gaidar”, recuerda Jomiakov.

La posición política de Medvédev era sólida hasta ahora, y con las recientes elecciones parlamentarias  del mes de septiembre se reforzaron todavía más, según Zudin. El primer ministro fue uno de los más beneficiados de las elecciones a la Duma, que otorgaron al partido del gobierno, Rusia Unida, la mayoría constitucional. “Sí, es un ataque contra Medvédev, pero los futuros acontecimientos nos dirán hasta qué punto ha sido lo suficientemente fuerte”, opina el experto.

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