¿Aumenta la emigración de Rusia por motivos políticos?

Sociólogos y analistas debaten acerca de las causas del aumento de las partidas a lo largo del tercer mandato de Putin. Fuente: TASS

Sociólogos y analistas debaten acerca de las causas del aumento de las partidas a lo largo del tercer mandato de Putin. Fuente: TASS

Según los sociólogos, durante el tercer mandato de Vladímir Putin el número de ciudadanos emigrados ha crecido significativamente. Cada vez más gente menciona la política como la razón de su salida del país. Los expertos debaten acerca de las causas.

A principios de junio, abandonó el país el mayor mecenas en el campo de la ciencia y la educación, el presidente honorífico y fundador de la empresa VimpelCom, Dmitri Zimin.

La opinión pública asocia su marcha al escándalo surgido alrededor de su fundación científica Dinastía. El pasado 25 de mayo, la fundación fue clasificada de ‘agente extranjero’; según informaron los medios de comunicación, con este paso, las autoridades trataban de ‘asustar’ a Zimin, sugiriendo que el multimillonario financia a los políticos y medios de la oposición.

En abril emigró a Estonia con su familia la activista, ecologista y opositora Yevguenia Chírikova. “En Rusia se están tomando represalias contra los activistas sociales”, declaró ella, a lo que añadió que los ecologistas son “el principal enemigo de la oligarquía petrolífera establecida”. 

Cada caso se convierte en un pretexto para hablar de una nueva oleada migratoria, mientras los expertos señalan que, durante el tercer mandato del presidente Vladímir Putin, la política se ha convertido en la causa principal para migrar.

Cambio de tendencia

“El flujo migratorio sin duda se siente”, comenta Pável Chikov, presidente de la asociación interregional de organizaciones defensoras de los derechos humanos Ágora. Cada año Ágora ayuda a tramitar solicitudes de asilo a los emigrantes potenciales. “Lo cierto es que solo son unos pocos los que huyen a causa de una persecución política real”, señala el jurista. “El resto simplemente se siente menos cómodo viviendo en Rusia”.

“En realidad, la emigración que vemos no se debe tanto a razones políticas como a la atmósfera política”, cree el profesor e investigador jefe de la facultad de Sociología de la Escuela Superior de Economía, Yulii Nisnevich. Como resultado, acaban yéndose también quienes nunca se han dedicado a la política.

“El paquete de leyes para la regulación de internet, la limitación de la participación extranjera en el capital de las empresas propietarias de los medios de comunicación rusos, la ‘vergonzosa’ ley de educación [se acusa a esta ley de intentar comercializar la educación, convirtiéndola en un servicio], la ley de ‘agentes extranjeros’… Según el profesor, todo esto crea un entorno desfavorable. 

Pável Chikov coincide en que no son los casos aislados de persecución política los que marcan la diferencia, sino más bien la generalización del flujo migratorio.

De acuerdo con Rosstat (la agencia de estadísticas de Rusia), desde 1999, el flujo de emigrantes se ha reducido todos los años. Pero en 2012 esta tendencia se detuvo y de golpe abandonaron el país 122.751 personas, mientras que en 2011 fueron solo 36.774 las personas emigradas. Asimismo, en los últimos ocho meses de 2014, se marchó más gente que durante cualquier otro año del mandato de Putin: 203.000 personas.

“A decir verdad, es imposible calcular cuántas personas del total de emigrados abandonaron el país por motivos políticos”, comenta a RBTH Jenny Kurpen, coordinadora de la organización de ayuda a los refugiados ‘Human Corpus’ (con sede en Finlandia)”.

En junio de 2012, junto con otros cofundadores de la organización, abandonó Rusia por temor a sufrir una persecución por el caso Bolótnaya, abierto a causa de los disturbios ocurridos el 6 de mayo de 2012 en la plaza Bolótnaya de Moscú; el caso tiene 34 figurantes, 12 de los cuales ya han sido condenadas a penas de cárcel.

“Una parte significativa, si no la mayoría, de los emigrantes por motivos políticos no lo declaran abiertamente. Muchos traspasan la frontera de manera ilegal, otra parte no solicita el asilo y, por tanto, no pueden incluirse en las estadísticas de los países de acogida”, explica Jenny.

Oficialmente, Human Corpus tiene menos de un año de vida, se fundó en octubre de 2014, y, en este periodo, más de 200 personas han buscado ayuda en la organización.

Aunque sus miembros creen que estos datos no pueden considerarse representativos.

“Lo correcto no sería decir que ahora hay más emigrantes por motivos políticos, sino que este tipo de emigración ha adquirido un carácter generalizado”, comenta la defensora de los derechos humanos.

La principal diferencia de los procesos iniciados a partir del caso Bolótnaya reside en que “por primera vez, desde la llegada al poder de Putin, el objetivo de las acusaciones no fueron solo los activistas (ni siquiera en su mayoría), sino gente corriente, muchos de los cuales participaban en una protesta por primera vez en su vida”, opina Jenny.

La crisis no se suaviza

Aún no hay estadísticas oficiales del año 2015 y el Servicio Federal de Migración tampoco ha podido proporcionar a RBTH las cifras actuales. Sin embargo, los sociólogos constatan un significativo descenso de las personas que expresan deseo de emigrar.

Según los datos aportados por Levada Center, este año (según un estudio de marzo) el número de personas que no desea irse al extranjero ha alcanzado su índice máximo en todo el periodo de observación: el 83 % (un 12 % mostró deseos de emigrar). 

“La crisis suaviza los impulsos de hacer la maleta”, explica el experto del centro Levada, Stepán Goncharov. La gente ya no puede planificar su futuro con tanta certeza y prefiere esperar un poco. Influye también la sensación generalizada de inestabilidad, la incertidumbre ante la posibilidad de una guerra. “Por esta razón, ahora predominan los rusos ricos entre la gente que desea marcharse”, afirma Goncharov. “Es decir, los que se pueden permitir un traslado en cualquier momento”. 

En cuanto a la política, desde luego no se encuentra entre los principales motivos. La gente sigue emigrando principalmente en busca de una vida mejor. “Muchos desean dar a sus hijos una vida más cómoda, se trata de un factor importante”, cree el sociólogo.

La política es crucial para un círculo reducido de gente, los conocidos como el estrato intelectual. “Y los miembros más jóvenes y enérgicos de esta élite, según nuestros datos, ya dejaron el país entre 2012 y 2013”, añade. También señala que entonces la crisis aún no había asomado, pero sí que comenzaba el tercer mandato de Vladímir Putin, las protestas masivas y las ‘lecciones de represión’.

“El tema no es la cantidad”, señala Nisnevich, “sino el hecho de que la emigración afecta a esa fina capa social sobre la que descansa el capital humano de Rusia”.

El problema ‘no existe’

Sin embargo, la diferencia entre quienes hipotéticamente desean marcharse y los que deciden dar el paso es aún menor.

“Siempre se habla de ello, es uno de los pasatiempos de la clase media rusa, hablar sobre la emigración”, opina el diputado independiente de la Duma y opositor Dmitri Gudkov. Él mismo no tiene intención de emigrar por el momento, afirma que no se sentiría cómodo en un país extranjero. Pero prevé que “podría darse la situación en que, para quedarse en Rusia, haya que ingresar en la cárcel. El riesgo existe. Espero que no lleguemos hasta ese punto”.

Según él, en realidad nadie quiere marcharse, ya que quienes emigran acaban perdiendo calidad de vida. Al final, después de discutirlo, “la gente comprende que vivir allí resulta caro, hay que buscar trabajo, arreglar el tema del visado... Se plantean tantos problemas que acaban cambiando de planes”.

En el entorno intelectual y los círculos académicos “ahora se están buscando alternativas”, reconoce Nisnevich. “Esta gente no quiere marcharse y no lo hacen de momento, pero ya tienen su segunda nacionalidad en el bolsillo por si la situación se agrava”, dice el profesor.

Los sociólogos consideran que no hay que esperar a que la situación se agrave para ver una nueva oleada de emigración. Basta con salir de la crisis. A pesar de que ha disminuido el número de personas con intención de emigrar con respecto a los últimos tres años, la gente vuelve a mostrar confianza en sus posibilidades: de marzo a mayo de 2015, el porcentaje de personas dispuestas a irse aumentó del 12 % al 16 %.

“Mientras los datos estén dentro del margen de error estadístico, no tiene importancia; pero la situación se está estabilizando poco a poco y es probable que el aumento del bienestar provoque una ola de emigración, siempre que no se aplique ningún tipo de restricción a las salidas del país”, opina Goncharov.  

No obstante, tal como anunció a RBTH Leonid Slutski, presidente de la Comisión parlamentaria para los asuntos de la CEI, la integración euroasiática y la relación con los compatriotas, en la Duma creen que “ese tipo de decisión carece de todo fundamento”.

El comunista y primer vicepresidente de la Comisión parlamentaria para los asuntos de la nacionalidad, Valeri Rashkin, ha señalado que “actualmente la emigración no supone ningún problema. Según los datos aportados por el servicio de migración, simplemente no existe. La emigración no ha aumentado y representa un porcentaje tan insignificante, que ni siquiera se tiene en cuenta”, afirma el diputado.

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