Kurdistán en Rusia: ¿cómo y dónde vive esta comunidad?

Decenas de miles de personas componen la diáspora kurda.

Decenas de miles de personas componen la diáspora kurda.

Reuters
Durante los últimos dos años, los kurdos de Oriente Próximo no abandonan las portadas de los medios. En Siria e Irak luchan con éxito contra los guerrilleros del Estado Islámico. En Rusia viven varias decenas de miles de kurdos, y para muchos de ellos la guerra de sus compatriotas es su propia guerra.

Una casa normal al norte de Moscú, una sala espaciosa con la luz apagada. Varios hombres morenos de aspecto severo miran con cara seria el televisor. Una presentadora informa en árabe sobre el avance de las tropas en Siria. Los hombres hablan entre ellos en voz baja, discuten sobre las noticias. Junto al televisor cuelga un enorme retrato de Abdullah Öcalan, fundador del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), partido declarado ilegal en Turquía, EE UU y varios países europeos. Öcalan se encuentra cumpliendo cadena perpetua desde 1999 en una cárcel en la isla turca de Imrali. Sin embargo, para muchos kurdos sigue siendo un símbolo de la lucha por la libertad.

Junto al retrato de Öcalan hay dos grandes banderas: la de Kurdistán y la tricolor rusa y es que nos encontramos en la Casa de Kurdistán, un lugar de encuentro de la diáspora kurda en Moscú.

“Mis antepasados vivían en el Kurdistán norte, ahora este territorio es parte de Turquía — comenta a RBTH Vazir Kashaji, jefe de redacción del sitio web Nóvosti Kurdistana-. En 1915, huyendo de las persecuciones, vinieron a Rusia y se quedaron a vivir. Yo nací, estudié y sigo viviendo aquí, soy ruso, por supuesto. Pero también soy kurdo”. Vazir trabajaba en un banco, pero poco a poco fue interesándose por los asuntos de la diáspora y finalmente pasó a trabajar en la Casa de Kurdistán.

Un pueblo dividido

Según el censo de la población de 2010, en Rusia viven más de 60.000 kurdos, aunque ellos no confían en estos los censos. Según Kashaji, muchos ciudadanos de etnia kurda tienen apellidos armenios o georgianos, por lo que el número real podría ser mucho mayor.

Los kurdos emigraron a Rusia desde Turquía, y tras la caída de la URSS también desde Armenia y Azerbaiyán, dos países asolados por la guerra entre los años 1992 y 1994. Por esta razón, los kurdos viven principalmente en las regiones del sur de Rusia. La mayoría de los kurdos, según el mismo censo, viven en la región de Krasnodar, a 1.300 km al sur de Moscú.

No solo la distancia divide a los kurdos, sino también la religión. Una parte son musulmanes, el resto son yazidíes (la única religión kurda). Los yazidíes no pueden casarse con heterodoxos, por lo que no se han asimilado a la cultura rusa. Entre los musulmanes suele haber matrimonios mixtos, aunque de mal grado. Según comenta Vazir Kashaji, “los kurdos suelen casarse con kurdas para conservar su condición nacional”.

Los kurdos rusos se toman muy en serio todo lo que sucede en Oriente Próximo. “A pesar de que nosotros emigramos a Rusia, la mayoría de nuestros familiares se quedaron allí — comenta Kashaji —. Todo lo que les sucede a los kurdos en Oriente Próximo a nosotros también nos afecta”.

Vazir está seguro de que su pueblo desempeña un importante papel en la lucha contra el terrorismo: “Los kurdos son la barricada que protege al mundo, Rusia incluida, de la invasión de los islamistas”.

Cultura, lengua y logros

La diáspora se preocupa mucho por su cultura. “Intentamos celebrar con la mayor frecuencia posible asambleas y encuentros culturales a los que asisten músicos de todas las regiones”, comenta Farjat Patíev, presidente del consejo de autonomía cultural y nacional de los kurdos, al periódico Bolshói Gorod. En la Casa de Kurdistán celebran las fiestas musulmanas y yazidíes, así como todo tipo de conferencias.

Para la diáspora kurda en Rusia, la conservación de la lengua es especialmente importante. “Los kurdos, sea cual sea el lugar donde vivan y la fe que profesen, hablan en kurdo entre ellos”, subraya Kashaji.

Patíev insiste en la necesidad de promover la enseñanza en su lengua nacional: “Para poder enseñar (a los niños kurdos) necesitamos libros en kurdo, pero en Rusia esto por ahora se reduce al abecedario”.

A pesar de la cercanía respecto a Oriente Próximo y sus problemas, la diáspora rusa está muy integrada en la sociedad rusa. “Tenemos empresarios, diputados y científicos kurdos — comenta Vazir Kashaji —. Para nuestro pueblo es muy importante que cada uno encuentre su camino”.

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