¿Quién está detrás del ataque terrorista en San Petersburgo?

El 3 de abril en el metro de San Petersburgo se produjo una explosión que causó la muerte de 14 personas.

El 3 de abril en el metro de San Petersburgo se produjo una explosión que causó la muerte de 14 personas.

AP
El autor baraja que puede ser obra de miembros del Estado Islámico o de mercenarios a sueldo de los ultranacionalistas ucranianos. Las autoridades siguen investigando y se desconoce por el momento el autor intelectual del terrible ataque en el metro de San Petersburgo.

Independientemente de quien perpetrase el ataque- los servicios secretos de Kirguistán afirman que el terrorista era de origen kirguís-, no tiene las características de una masacre realizada por un 'lobo solitario' sino que es el típico atentado terrorista premeditado y bien organizado.

El objetivo (civiles no combatientes), la escala (la bomba se colocó en el centro de un vagón y la explosión tuvo lugar en un túnel para que hubiera el máximo de víctimas posible), la ubicación (lugar de nacimiento del presidente Putin) y el momento, se escogieron a propósito para producir una atroz tragedia humana y contar con una gran cobertura mediática.

La características del asalto hacen que surja la clásica pregunta de la época romana: 'Cui prodest?', es decir, quién se beneficia con el atentado. Aquellos que lo hagan entrarán en la lista de sospechosos.

Convulsiones de los perdedores

Los fundamentalistas del Estado Islámico están retrocediendo posiciones en Siria e Irak. Los continuos avances en diferentes frentes de las dos coaliciones contra el Estado Islámico, junto con el mermado interés de EE UU por convertirse en un gestor de las crisis en la desequilibrada región de Oriente Próximo, deja a los promotores del califato medieval sin casi opciones de poder aguantar la presión, y mucho menos de realizar una contraofensiva a gran escala.

Enfrentado a una derrota inminente, el Estado Islámico recurre a ataques terroristas que ya han afectado y conmocionado muchas ciudades de Europa occidental. Rusia también se encuentra en el radar del terrorismo internacional.

Desde otoño de 2015 Moscú ha proporcionado ayuda militar y diplomática al legítimo régimen de Bashar al-Asad en Siria, que libra una guerra civil y otra contra el Estado Islámico, que ocupó casi una tercera parte del territorio del país. Rusia ha demostrado ser un actor eficiente, capaz de cambiar el curso de los acontecimientos a favor de las fuerzas antiterroristas.

Recientemente, en marzo, el Estado Islámico perpetró un ataque terrorista en una base de la Guardia Nacional de Rusia situada en Chechenia. La cantidad de incursiones del Estado Islámico es abundante, aunque casi todas se han abortado o evitado, según afirman las agencias de seguridad.

Según datos publicados hay alrededor de 9.000 guerrilleros del Estado Islámico que nacieron en Rusia o en las repúblicas postsoviéticas. Tras darse cuenta de que el sueño sobre el restablecimiento del califato está apagándose, y por el miedo a perder la vida, algunos de estos radicales podrían estar volviendo a casa.

En la medida que estos luchadores endurecidos no conocen más que el asesinato y la destrucción es poco probable que vuelvan a instalarse de manera pacífica. Es muy probable que vayan a continuar haciendo las cosas para las que fueron entrenados, esa letal vocación de asesinar infieles.

El ataque de San Petersburgo podría haberlo llevado a cabo el Estado Islámico con yihadistas que volvían a casa para vengarse por sus vidas arruinadas.

Secuela de los extremistas de Ucrania

A pesar del persistente triunfalismo de los ultranacionalistas ucranianos, que han conseguido subyugar al gobierno de Petró Poroshenko, apenas hay perspectivas para poder restablecer un país estable y próspero (como lo era con el presidente Yanukóvich) en el futuro próximo.

Poco a poco toman conciencia de que las cosas fueron mal y valoran los fracasos en múltiples frentes (el exitoso desafío de las dos repúblicas autoproclamadas del Donbass, la rápida desindustrialización de la economía nacional, la fría actitud de la Unión Europea a la hora de cumplir con la asistencia financiera, etc.), la coalición de ultraderecha, que está incorporando al partido neonazi Svoboda, se muestra cada vez más frustrada y como resultado, cada vez más violenta.

Debido al hecho de que los miembros de la ultraderecha ucraniana han tenido éxito a la hora de reclutar a colaboradores extranjeros, algunos de los cuales son mercenarios profesionales con experiencia en combate, uno no debería excluir la posibilidad de que quisieron atacar el culpable de todos sus reveses e inminente derrota: Rusia.

Nota de la redacción: El Comité de Investigación de Rusia ha abierto una investigación para esclarecer los hechos que califica de “acto terrorista”. Afirman que pudo ser obra de un terrorista suicida. "El artefacto explosivo pudo ser activado por un hombre, cuyos restos se encontraron en el tercer vagón del tren. Su identidad ha sido establecida", dijo Svetlana Petrenko, portavoz del Comité de Investigación. Por el momento se mantendrá en secreto la identidad del supuesto terrorista suicida. Los servicios secretos de Kirguistán informaron de que todo apunta a un ciudadano oriundo de esa república y nacionalizado ruso como autor del atentado. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov se reunió con su homólogo kirguís y declaró que es "cínico" calificar el atentado de "venganza" por la intervención rusa en Siria. "El terrorismo es un crimen contra toda la humanidad y contra todas las religiones", dijo el ministro ruso. 

 

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