Dibujado por Konstantín Máler
La desaparición de Andréi Stenin es una gran tragedia para su familia, para él mismo y para sus colegas. Deseo sinceramente que siga vivo y que vuelva a casa y le pido a las fuerzas de seguridad ucranianas que si es lo tienen lo pongan en libertad.
Cientos de fotógrafos salen corriendo hacia el frente, a cualquier sitio en Siria, deseando convertirse en fotógrafos para The New York Times y todos creen que son auténticos periodistas y no fotógrafos extremos como los demás, pero esto dista mucho de ser verdad.
En general, les recomendaría que antes de partir para la guerra se preguntaran: ¿Para qué?, ¿Qué es lo que quiere contar el fotógrafo de esta guerra? La idea de que sus fotografías cambiarán el mundo es una patraña que no se creen ni ellos mismos. La redacción tampoco le obliga a ir allí. Es una elección del propio fotógrafo y eso significa que debe ser él mismo quien se preocupe de su seguridad.
Recuerdo algunos casos en los que colegas muy jóvenes fueron asesinados simplemente porque no tenían experiencia en cómo relacionarse con gente en una guerra. La redacción tampoco puede proteger ya que a menudo es uno mismo se convierte en fuente de información y no al contrario, lo que significa que hay que sopesar los riesgos. La redacción tan solo te obliga a llevar chaleco antibalas. Si no lo haces, en caso de que suceda algo, tendrías problemas para cobrar el seguro.
Ética periodística
Una de las preguntas habituales sobre el periodismo de guerra es si se debe participar o no en los acontecimientos. Y no hay una respuesta clara. Entre los periodistas de guerra hay bastante gente que no tiene unos altos principios morales. Si en un vagón de metro golpean a alguien, ¿cuántas personas salen en defensa de la víctima? Creo que no menos del 10%. Lo mismo pasa entre los periodistas, no saldrán en defensa de las víctimas de las acciones militares pero tampoco participarán en la paliza. Por desgracia la cámara y el bloc de notas no aportan valentía, honradez ni moral.
En un curso sobre periodismo en lugares en conflicto nos enseñaron que había que ayudar a los heridos. De toda la semana de clases, cinco días se dedicaron precisamente a esto. Lo que no sé es si yo aplicaría mis conocimientos o si tendría valor suficiente para decirle a una multitud enfurecida "parad". Me gustaría tenerlo. Pero nadie sabe cómo se va a comportar en una situación real.
Mi colega, el fotógrafo Serguéi Maximishin, siempre repite lo mismo: "La guerra empieza cuando llega la CNN y se termina cuando se va". Por desgracia es así. Muchas imágenes icónicas del fotoperiodismo de guerra no se hubieran realizado de no haber ahí un fotógrafo, sin él simplemente no habrían tenido lugar. Me gustaría creer que lo contrario también es cierto y que la presencia de la cámara ha hecho que cierta gente se contuviera a la hora de cometer crímenes, pero creo que esto se da en la minoría de los casos.
Solidaridad corporativa
No recuerdo ni un solo caso en que el colectivo de periodistas en Rusia defendiera a alguien de forma unánime. Esta comunidad simplemente no existe y no existirá en mucho tiempo. No puede aparecer si se considera normal que un periodista se chive de otro o si en los en los canales de televisión estatales se dice que un maravilloso reportero de "doble nacionalidad resulta ser informador del "Sector de Derechas" (organización nacionalista ucraniana)".
Lo que hay son grupos de periodistas formados en torno a sus principios morales y su ética, que apoyan a alguno de los suyos. Y esto no está mal. A veces es más importante tener el apoyo de grupos cercanos a ti y de colegas con autoridad que de quien sea.
Por desgracia, sucede que otros grupos hacen todo lo posible por causarte daño. Esto es lo que me sucedió después de la detención en el mar de Barents [Siniakov fue retenido con un grupo de activistas de Greenpeace que se subieron a la plataforma petrolífera Prirazlómnaya y pasó casi dos meses en un centro de detención, nota del redactor]. Esto es lo que sucede ahora con Andréi.
Me resulta muy difícil decir qué es lo que convierte en periodista a un periodista, especialmente en una guerra. Está claro que no es la acreditación o el encargo de una redacción, aunque jurídicamente esto pueda ayudar. Probablemente sea la autoridad que uno se crea con el propio trabajo y con su propio desarrollo.
No sé qué preguntas se hizo Andréi cuando salió para esta guerra y qué esperaba con su trabajo, porque no conozco sus fotografías, pero no tengo ninguna duda de que era un periodista. Precisamente por eso me dirijo de nuevo al respetable gobierno de Ucrania para pedirle que investigue su desaparición y, si ha sido arrestado, que hagan esfuerzos para lograr su liberación.
Denís Siniakov, fotógrafo independiente. Ha trabajado en diferentes momentos para Reuters, Lenta.ru, Greenpeace. Sus trabajos se publican en medios de comunicación rusos y extranjeros.
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