Dibujado por Niyaz Karim
Da la impresión de que, de no ser por el caso Snowden, Obama aún podría encontrar el modo de negarse a ir a Moscú para evitar reuniones privadas con Putin (de momento no se ha cancelado la cumbre del G-20 en San Petersburgo).
La razón de fondo es que los dos presidentes ya no tienen nada de que hablar. La agenda de las bilaterales se ha paralizado.
No hay acuerdo sobre Siria, ni lo habrá (en mi opinión, a pesar de la rectitud de la postura de Rusia). En cuanto a la defensa antimisiles europea, los estadounidenses nunca harán las concesiones que Moscú considera apropiadas. Y los principales sucesos tendrán lugar dentro de 10 ó 15 años, cuando la OTAN, principalmente gracias a los Estados Unidos, logre tener una nueva capacidad tecnológica capaz de rechazar un ataque de misiles, lo cual socava significativamente la capacidad nuclear rusa.Tal vez esta sea la raíz de la iniciativa de Obama de reducir aún más (un tercio) los arsenales nucleares de Rusia y Estados Unidos, a la cual Moscú ha respondido con un silencio absoluto. El por qué está claro.
En el conflicto de Irán, Rusia ya no va a hacer ninguna concesión, pero EE UU tratará de encontrar sus propios modos de abordar al nuevo gobierno iraní, después de que la economía de este país ya haya sufrido en gran medida por las sanciones.
En Afganistán, después de la fuerte reducción de la presencia militar de EE UU en 2014, ya no serán necesarios nuestros servicios de transporte de carga militar. En el mercado global de la energía están teniendo lugar cambios que acaban volviendo irrelevantes las negociaciones del comienzo de siglo sobre una posible cooperación energética estratégica ruso-estadounidense. En cuanto al comercio, la economía en su conjunto, el volumen del comercio conjunto entre ambos es diez veces menor que el de Estados Unidos con China.
Todas estas circunstancias están relacionadas con el hecho de que Estados Unidos no percibe a Rusia como un igual. Por razones económicas e ideológicas. Sin embargo, las enormes diferencias ideológicas con China no impiden que Estados Unidos entable con esta una relación igualitaria (aunque en muchos aspectos conflictiva).
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Los cimientos de esta relación son los cientos de miles de millones de dólares de interdependencia económica.
Un problema adicional es la mala relación personal entre Putin y Obama. El predecesor de Obama, George Bush, a pesar de todos sus desacuerdos, tenía una relación personal con Putin más cercana. Mientras Obama y Putin sigan en el poder, las relaciones entre ambos países no mejorarán susceptiblemente. Estas siempre han sido demasiado dependientes de las relaciones entre los presidentes.
Para ser justos, cabe señalar que no hay un 'guerra fría'. Más bien, la actual política estadounidense hacia Rusia comienza una nueva y larga etapa, la cual puede resumirse en una palabra: “desestimación”.
Texto abreviado. Publicado originalmente en ruso en Gazeta.ru.
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