Dibujado por Niyaz Karim
A la economía rusa le cuesta arrancar a comienzos de 2013: en el primer trimestre del año el crecimiento del PIB se desaceleró hasta un 1,6% respecto al periodo análogo del año pasado, y el primer semestre mostrará también un crecimiento por debajo del 2,0%.
Evidentemente, la situación rusa se mantiene en la línea de la tendencia mundial de desaceleración del crecimiento económico, por lo que en esta situación es necesario hacerse a la idea de cuáles son las causas concretas de la drástica caída del ritmo de crecimiento y si se puede hacer algo al respecto.
Además de los factores puntuales (año bisiesto, el calor de febrero en Rusia y Europa, así como la subida de los precios de los alimentos y la escasa cosecha agrícola del año pasado) en mi opinión existen tres bloques de causas y la reacción a cada una de ellas debería ser distinta.
El primer bloque está formado por causas estructurales globales. El fin del ciclo de crecimiento de los precios de las materias primas ha tenido un gran impacto en la economía rusa.
En primer lugar, los ingresos del presupuesto no seguirán creciendo tan rápidamente como antes, lo cual obligará al estado a tener más cuidado con el aumento de gastos (este año el crecimiento de los gastos del presupuesto federal debería ascender a un 3%, en términos nominales, frente al 18% de 2012).
En segundo lugar, las compañías del sector de las materias primas, al toparse con el panorama global de exceso de capacidad de producción (en la metalurgia, por ejemplo), no tienen más incentivos para invertir en nuevas instalaciones de producción.
Precisamente esta reducción de la inversión relacionada con el Estado, así como de la inversión de las compañías del sector de las materias primas son las causantes de los bajos índices de la actividad de la inversión este año.
La reacción principal del gobierno ruso ante este problema debería ser la demostración de una reducción de la influencia de la volatilidad de los precios del petróleo en la economía rusa, un crecimiento de la importancia del mercado interno para una serie de productos de exportación, así como una activa diversificación de la exportación y un desarrollo de la sustitución de importaciones. Resulta necesario adoptar la recién aprobada ley fiscal y, quizás, introducir un sistema análogo para el mercado de divisas. La realización del programa de aumento de la efectividad de los gastos estatales debería permitir la obtención de "más dinero por el mismo dinero".
El activo desarrollo de la construcción, la industria automovilística y el sector petroquímico pueden ser fuentes de crecimiento para la industria del gas y la metalurgia en unos tiempos difíciles para los mercados mundiales. El crecimiento de los volúmenes de exportación de productos agrícolas y el crecimiento del grado de localización de la producción automovilística son las fuentes de mejora más probables de la situación en los balances de la economía exterior.
El segundo bloque está formado por causas estructurales locales. Entre ellas, la complicada situación demográfica (el estancamiento de la población activa), la escasa movilidad laboral, el efecto "cuello de botella" en las infraestructuras, la sobrecarga de la capacidad de producción, el no desarrollo del mercado financiero local y de la base local de inversores a largo plazo y, finalmente, el clima de inversión, que dista mucho de ser ideal.
De este modo, sólo el factor demográfico pone de manifiesto que el único medio para alcanzar un crecimiento en la economía rusa es incrementar la relación capital-empleo, la productividad del trabajo de la población activa, cosa que es imposible llevar a cabo sin mejorar el clima de inversión, la presencia de fuentes suficientes de financiación, así como las infraestructuras necesarias.
Se trata de un bloque muy importante de problemas: evidentemente, no determina el freno del crecimiento económico de este año, pero sí podría determinar cómo puede crecer la economía durante los próximos cinco o diez.La respuesta a estas preguntas es fácil de prever (un aumento de la flexibilidad del mercado laboral y de la efectividad de los gastos estatales; una mejora del clima de inversión anterior a un crecimiento del volumen de inversión, incluida la inversión en infraestructuras; un aumento de la efectividad del funcionamiento de los mercados financieros y la creación de una base local de recursos financieros a largo plazo), aunque no resulta nada fácil de alcanzar.
Existe un movimiento del gobierno en la dirección adecuada, aunque la rapidez por ahora no es suficiente para que el resultado comience a hacerse evidente ahora. En este sentido, hay un enorme trabajo que hacer.
El tercer bloque corresponde a las causas cíclicas. La desaceleración del ritmo de crecimiento de los gastos estatales mencionada previamente es en general una buena noticia, pero únicamente en el caso de que esta sea compensada con un activo crecimiento de los gastos del sector privado.
No obstante, en el contexto actual de una desaceleración de la actividad crediticia bancaria (tanto en el segmento minorista como en el segmento corporativo) y de un aumento de los depósitos entre la población (lo cual significa que existe un crecimiento de la tasa de ahorro y, como consecuencia, una reducción del consumo) la demanda privada en la economía también crece mucho menos rápidamente que antes.
Una buena respuesta a esta situación podría ser la flexibilización de la política monetaria (y teniendo en cuenta el nivel actual de los tipos de interés a corto plazo del mercado monetario por encima del 6,0%, el Banco de Rusia tiene mucho margen de operación en este aspecto), junto con una serie de medidas de carácter macroprudencial dirigidas a limitar el ritmo de crecimiento de los créditos al consumo no garantizados.
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Lo más importante en esta flexibilización es no ir demasiado lejos: una aceleración de la inflación sólo puede tener consecuencias negativas y daría al traste con los logros de los últimos años.
La realización de todas estas medidas permitirá a la economía, en un primer estadio, restablecer el ritmo de crecimiento a un nivel cercano al 2,5-3,0% (lo cual se correspondería con mis valoraciones de los ritmos potenciales de crecimiento económico en este momento), y después continuar en la misma línea hasta alcanzar un crecimiento del 4,0-4,5% anual.
Estos ritmos de crecimiento superarán la media global (y en la renta per cápita estarán muy por delante), lo cual permitirá a Rusia mejorar su posición en la carrera económica mundial.
Maxim Oreshkin, economista jefe de VTB Capital para Rusia.
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